MILO

dolor

Todo era oscuro a su alrededor, sólo eso, una oscuridad infinita. De repente una voz fuerte y grabe hablo.

"Adelaida desde hace 2 años de estar con tu esposo no le has concebido un hijo a el, ¿cierto?"

-"¿quién eres tu?"- respondió asustada, volteando a ver a todos lados tratando de ver de donde provenía esa voz.

"no has contestado mi pregunta" dijo la voz calmada.

La mujer lo considero hasta que decidió confiar en esa voz -"si, no le he podido dar un hijo a mi esposo pero ¿Quién eres tú?"-

"soy Antares el corazón de la constelación de Escorpión  y haré un trato contigo, tendrás a los hijos que quieras pero me arás un favor en otro momento"

-"que clase de favor"- pregunto la rubia aun sin creerse lo que esa voz le decía.

"no te lo diré pero te enviaré una señal, mientras tanto disfruta a tus hijos"

Luego de eso todo se volvió oscuro pero las palabras de Antares sonaban en su cabeza.

Luego de tener ese raro sueño se entero de la maravillosa noticia de que estaba esperando a un hijo a quién llamó Adrián y después de 3 años nació una niña, llamada Mary. Todo iba bien para ella y su familia pero cuando esperaba a su tercer hijo, Milo. Las palabras de Antares aparecían en su sueño y una inmensa luz alumbraba su vientre.

"Tu me harás un favor en otro momento"

No sabia que quería decir con eso, lo que si sabia era que no seria nada bueno.

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A casi un año del nacimiento de Milo, una noche tranquila la cual estaba adornada por cientos de bellísimas estrellas en el cielo, entre ellas la gran Antares que observaba a través de una ventana de mármol blanco de una inmensa casa.
Denes estaba enseñando a su hijo que trataba de mantenerse de pie, el niño mostraba grandes ganas por caminar por si solo y su padre estaba muy emocionado con su hijo y no lo disimulaba, tanto que sus otros hijos comenzaban tener celos del pequeño.

-"vamos Milo tu puedes"- decía un animado Denes mientras ayudaba al menor a caminar.

Denes alzó la mirada para encontrarse con los hermosos ojos verdes de su esposa los cuales estaban algo llorosos, Adelaida sabía que su hijo menor seria ese favor que le pidió esa extraña estrella. ¿lo aportaría de él?

Milo al ver a su mamá trato de avanzar hacia ella con ayuda de Denes, esta ante la acción su madre retrocedió pero el niño no iba a darse por vencido tan fácil.

Tomando impulso logro soltarse de las manos de Denes y dar unos cuantos pasos hacia Adelaida, ella al ver el esfuerzo de su hijo no pudo resistirse mas y abrazo a su bebe con todos sus fuerzas, era un abrazo lleno de ternura y dolor, no podría permitir que se lo llevaran.

-"no dejare que te lleves a mi hijo, Antares"- susurro la rubia, aunque era un pequeño murmuró estaba cargado de dolor y si has de piedad.

"Eso lo veremos" dijo una estrella brillando con un fuerte carmesí.

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Isla de Milos

Un hombre de largos cabellos rojos observaba el cielo con cierta curiosidad. Llevó su mano a su mentón pensando por un momento lo que diría.

-"no siempre se hace lo que tú quieras"- habló a la nada.

-"Tal vez, pero puedo corregir ciertas cosas que están mal, Bedcome"- habló una voz dura a sus espaldas.

-"no esta bien que le quites su hijo a una mujer"- el sacerdote se giro para ver a un una corta pero alborotada cabellera roja.

-"no le estoy quitando nada"- sonrío de forma sádica -"soló reclamó lo que me pertenece por derecho"-

Los ojos celestes de Bedcome quedaron fijos en los jades de Antares -"como harás que el niño venga hasta acá "-

-"no seas impaciente Bedcome"- camino hacia el balcón -" todo lo que tienes que saber es que el niño llegara aquí y podrá ser tu discípulo"-

-"me molesta no saber nada"- frunció el rostro.

-"si..."- cruzo ambas piernas -"por eso te fuistes del Santuario con tus hermanos ¿no?"-

-"no hables de cosas que no sabes"- bajó la mirada -"en fin... Espero que no cometas ninguna estupidez "-

-"tranquilo"- su imagen comenzaba a nublarse -"no soy un puberto después de todo ya tengo 200 años"- desapareció

-"y aun así no maduras"- habló una vez que se vio sólo.

Continuará...