Las maletas estaban todas junto a la puerta. Chequeé nuevamente mi habitación para asegurarme de que no olvidaba nada importante.
Móvil, agenda, laptop, vestuarios, dinero, pasaporte. Todo estaba en su lugar. Solo faltaba que Paul pasara a recogerme para dirigirnos rumbo al aeropuerto.
- Te echaré de menos – Grace me estrechó con fuerza, y yo también lo hice – diviértete y acuérdate que aquí tienes una amiga, no me molestaría que me llames en algún momento en que Harry Styles te deje libre ¿eh? – soltó mi amiga, haciéndome ruborizar
- Ya, prometo llamarte o escribirte. Te quiero – volví a abrazarla, la echaría demasiado de menos
Hubiese deseado que Grace me acompañara en el resto de la gira por Europa. Ella había soñado toda su vida con recorrer los países del viejo continente, y hasta habíamos planeado realizar un viaje juntas, pero supongo que me adelanté.
De todas maneras, Grace estaba feliz por mí, y para nada celosa. Ambas sabíamos que era parte de mi trabajo, y que no iría en plan de vacaciones, como desearía.
Mi amiga me deseó un buen viaje y me despidió mientras partía en el automóvil junto a Paul.
La banda y el resto del equipo de seguridad y representantes ya estaban en el aeropuerto, por lo que era una completa locura de adolescentes intentando ver a sus ídolos. Cientos de niñas gritaban y saludaban a los chicos, y resultó una odisea tener que recorrer todo el camino hasta unirme a ellos para realizar los trámites de abordado.
- ¡Car! Creí que serías despedazada por las fans – Louis y su forma de saludar, lo abracé ya que hacía tiempo no lo veía, desde que el tour por Reino Unido había acabado y viajó junto a su familia
- La próxima intentaré utilizarte como carnada – solté, devolviéndole la broma
Vaya que extrañaba a esos muchachos. Los cinco eran parte de mi vida, eran como hermanos, amigos, familia. Con cada uno tenía una relación especial, y me resultaba extraño que significaran tanto en tan poco tiempo, pero luego de haber pasado semanas enteras conviviendo con aquellos cinco alocados adolescentes, era natural extrañarlos durante unos días separados. Todo el equipo se había vuelto mi familia, y los hoteles, los aviones y el bus eran como mi hogar.
Abordamos el avión minutos más tarde. Nuestro primer destino sería Paris. La ciudad del amor. La cuna de la moda. Mi sueño hecho realidad. Visitaría la ciudad más maravillosa que mis ojos podían apreciar.
Esta vez no temía subirme al avión. Prácticamente no despegué la vista de la pequeña ventana, quería observar la mágica Francia desde las alturas el mayor tiempo posible.
- Allí está la Torre Eiffel – señalé para Harry, quien estaba sentado a mi lado, y se estiró para poder observar mejor – no lo puedo creer – comenté maravillada
- Hace apenas unos meses no podías subir a un avión y ahora quieres tirarte de cabeza – Harry me observó divertido, con su sonrisa encantadora
- Eso es porque tengo un gran acompañante de vuelo
- Lo sé, debería dedicarme a los cursos para vencer el pánico a volar
- Creo que encontraste tu verdadera vocación – bromeé y nuestras risas fueron interrumpidas por la voz de la aeromoza desde el parlante
Los chicos tendrían el resto del día libre mientras que los técnicos preparaban nuevamente el escenario sobre una nueva arena, aquello significaba que yo no debería trabajar en la apariencia de ninguno.
