Para Yuuka, porque me inspiraste y llegaste a tocarme el alma de una manera indescriptible.
¿Cómo podría empezar describiendo lo que nos ha pasado hasta ahora?
Sí, era consciente de que estaba allí, estaba con él, luego de un año entero de esperar al "momento indicado" como para reencontrarnos, luego de que haya tomado tantos riesgos al prácticamente huír de mi zona de comfort, de mi cuidad, de mi país, para en un arranque de ansiedad, estar pisando el suyo, aquel tan diferente al mío, que me hacía sentir tan sólo si no fuese por aquel pelinegro de orbes tan oscuros y absorbentes que me hacían entrar en una especie de trance y dejar de percibir cualquier cosa alrededor nuestro.Aún recuerdo cómo todo había empezado.
-Shima, hey Shima... ¡Uruha! -El rubio de ojos café había hecho casi toda una escena en plena cafetería de la escuela, por el simple hecho de que odiaba que la gente lo ignorara, tal cual lo hacía segundos antes el castaño sentado frente suyo.
-Te estoy escuchando... -Mintió, era obvio que nuevamente sus pensamientos gritaban dentro de su cabeza. La verdad era que el mundo le aburría a esta altura de su vida, si no fuese por su pequeño mejor amigo, ya hasta se hubiese hecho una especie de cavernícola contemporáneo, encerrándose en su habitación sin hacer nada todo el día, todos los días, hasta que llegue su hora de perecer.
-Eres un mentiroso, te conozco como la palma de mi mano, no dejas de pensar y no me dejas hablar contigo... ¿Ahora qué es? -El rubio estaba preocupado, se podía notar gracias a aquella mirada cálida que el castaño conocía igual o aún mejor que a él mismo, a lo que respondió con un sutil suspiro, casi imperceptible.
-Estoy cansado, eso es todo. -Uruha no sabía mentir, no con su "mejor amigo mitad hermano mitad enano gruñón". La bandeja de su almuerzo estaba intacta, nada había sido movido de lugar desde que ambos se sentaron en aquella mesa apartada de las demás, la mesa favorita de ambos, donde podían sentirse naturales y no tan "centros de atención".
-¿Debería preocuparme de que no estás comiendo... o sólo esperas invitación? -El castaño soltó una pequeña risa por primera vez en el día, logrando formar en las comisuras del más pequeño una sonrisa triunfal. -Si no te vas a comer eso, deberíamos devolverlo o no sé, personalmente las guerras de comida no me parecen buena idea, pero ya que no hace nada útil allí frente a ti...
-Enano exigente, déjame en paz, voy a comer, no me apures. -En eso no mentía, tenía hambre, pero sus pensamientos lo hundían cada vez más en su cabeza y no tenía tiempo de probar bocado. Al fin llevó a su boca parte de su almuerzo para comenzar a degustarlo, mientras su mejor amigo lo observaba haciendo exactamente lo mismo, disfrutar de su comida.
-Déjame adivinar, estás pensando en tu padre y todo ese asunto de la empresa que debes manejar ¿no es así? -Comentó el rubio sin esperanzas de que su contrario le responda, pues ese era un tema delicado y demasiado reciente, el castaño cargaría con demasiado peso sobre sus hombros, y eso que apenas tenía 17 años.
Takashima Kouyou, mejor conocido como Uruha, es un estudiante común de contextura física algo delgada, un chico no muy alto pero nada bajo, no muy hablador, nunca fue de hacerse amigo de muchos y tampoco es que los necesite pues disfruta mucho de la tranquila soledad, es bastante inteligente pero nunca se mostró de esa manera. Su familia está compuesta por su padre, quien es un poderoso empresario de Japón y un pez llamado Kuro. Takanori Matsumoto es conocido bajo el sobrenombre de Ruki, un muchacho de baja estatura a quien se le da bien el socializar, no es muy buen estudiante porque se la pasa haciendo travesuras. Es amante del glamour, de su gato llamado Mitzu y de los dulces. Su única familia es su madre, una señora trabajadora desde pequeña, luchadora y que ahora maneja un pequeño negocio en el centro de la ciudad. A decir verdad, ambos son muy diferentes, pues casi son polos opuestos, pero se llevan tan bien desde pequeños que ambos pueden contar verdaderamente sólo el uno con el otro, que hasta podría decirse que son como hermanos. Ambos se conocieron jugando en el mismo barrio cuando eran muy niños, tenían aproximadamente 4 años. Ruki comía arena y Uruha ya tenía noción de que eso no estaba bien, así que lo regañó y lo hizo llorar. Para calmarlo tuvo que pasarse toda la tarde con él, resultando en la amistad que hasta ahora comparten. Ambos son hijos únicos, ambos son los únicos locos que pueden entenderse del todo con tan sólo una mirada.
-La verdad es que no quiero hablar de eso, no estoy de humor... -Contestó luego de unos minutos. El rubio se encogió de hombros, se sentía impotente al no saber cómo animar a su mejor amigo y deseaba hacerlo de alguna manera u otra.
El almuerzo ya había acabado y Ruki y Uruha debían regresar a sus respectivos salones de clase. Una vez cada uno estuvo en el suyo, Uruha volvió a encerrarse en sus pensamientos de manera involuntaria, hasta que susodichos fueron interrumpidos por la llegada de un extraño estudiante de intercambio. Su mirada se fijó en él desde el momento en que lo presentaron frente a todos. Aquel moreno desprendía testosterona, su contextura física era envidiable, su forma de vestir gritaba "misterio" con aquellos jeans gastados, converse oscuros, una playera oscura estampada con escote en V y una chaqueta de cuero ¿Acaso competía por alguna especie de título al chico más bien vestido de la escuela? Pero eso no era lo que más le llamó la atención... Su semblante serio acentuaba sus facciones marcadas, y esos ojos ¡esos oscuros lagos te podían tragar vivo! Esos orbes negros como lo inimaginable eran algo hipnotizante. Sus miradas se encontraron un par de segundos, sus respiraciones parecían haber sido sincronizadas en ese momento, todo a su alrededor había desaparecido. Si Ruki estuviese allí seguro lo regañaría y haría alguna broma pesada relacionada con babear sobre su escritorio y ese tipo de comentarios idiotas tan característicos en él.
-Yuu, Shirojama Yuu. -Se había escuchado en todo el salón. Su voz era profunda, se notaba que era bastante maduro en todo, a diferencia del castaño que hasta facciones femeninas podía tener.
-Puedes tomar asiento, allí, al lado de Takashima hay un lugar libre. -Mencionó el profesor de álgebra. ¿Qué? ¿Aquel dios griego iba a sentarse justo al lado suyo? Ojalá estuviese soñando. Para su intranquilidad, no, aquello no era un sueño. El pelinegro se dirigía hasta donde el profesor había señalado y se ubicó tan tranquilamente que pensó que el chico se sentía como en casa, casi lo envidiaba.
-Hey... -Dijo el pelinegro tan apaciblemente al notar que el castaño lo seguía con la mirada pacientemente. El pobre chico se aclaró la garganta y tuvo que simular no haber controlado cada paso que el nuevo estudiante había dado, respondiendo con un seco "Hey..." también como gesto de bienvenida.
Las horas pasaron demasiado rápido, todas las actividades se desarrollaron normalmente y Uruha ya no quedó ensimismado en sus pensamientos, almenos no tanto. Al terminar la clase de álgebra debía ir a un salón en el cual se encontraría con Ruki, así que tomó sus cosas a toda prisa y salió corriendo del salón donde se encontraba. Corrió por los extensos pasillos de la escuela hasta llegar al laboratorio y se ubicó en el lugar que se le había asignado el primer día. La clase de ciencias era una de sus favoritas por varias razones: Le encantaba la materia en sí, podía ser él mismo mientras llevaba a cabo sus experimentos y, la última pero no menos importante, compartía lugar con Ruki.
-¡Shima! ¿Te enteraste de lo último? Hay un chico guapísimo que ha llegado hoy de California... -Vaya manera de saludar. Rió un poco en respuesta, pues sí, ya se había enterado, ya sabía lo guapo que era y lo peor, se sentaba a su lado en clase de álgebra. Los demás estudiantes se iban ubicando en sus lugares, el enano exigente ya se estaba ubicando en su lugar y el profesor también lo hacía y seguían entrando más estudiantes... Para su sorpresa, la clase de álgebra no iba a ser la única clase que compartiría con el de ojos color carbón, pues acababa de cruzar el umbral de la puerta y el rubio a su lado le había dado un golpe pequeño en el hombro para que mirara en su dirección, cosa que ya estaba haciendo mucho antes del golpe en su hombro.
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¡Hola a todos! ¿Cómo están? Espero que muy muy bien... Como lo han notado, esta es mi primera historia. Nunca antes había escrito nada, siquiera una canción. (?) No soy buena escribiendo pero decidí intentarlo con esto. Espero que les haya gustado el primer cap, ¡hice lo mejor que pude! Voten si les gusta, comenten si quieren y no sean tan rudos conmigo, por favor, es mi primera historia. Gracias por leer ¡Nos vemos luego!
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Almas Conectadas (Aoiha)
Fanfiction-Cuando te sientas solo y no sepas qué hacer o cómo actuar, no dudes, aquí estaré ¿está bien? -Aquella frase era demasiado dulce, demasiado fraternal... ¿Por qué debía ser tan perfecto y tan ajeno a su mundo? ¿Por qué había sobrepasado los límites q...