# PRECAUCIÓN #
# ESCENAS GRÁFICAMENTE DETALLADAS. #Los rayos del sol hacían que las hebras casi rojizas del castaño, se vieran casi translúcidas. Sus finas y adormiladas facciones yacían aún sobre su almohada, mientras que sus ojos café estaban semi-abiertos, y en sus mejillas había un tinte carmesí, calentando su pálida cara y pintándola casi angelicalmente. Definitivamente, Uruha estaba enpalmado.
Sus pantaloncillos cortos no ocultaban nada lo que el pequeño Kouyou guardaba justo entre sus piernas. Era casi tan obvio que hasta sentía que la tela le dolía al comprimirlo de tal manera.
¿Quién pensaría que Uruha, luego de ser pisoteado moralmente por su cita de la noche anterior, haya tenido sueños húmedos con dicha cita, y de hecho, se haya calentado al punto de avergonzarse de él mismo? Daba pena.
Lentamente, hizo su mejor esfuerzo y levantó su pesado y semi-entumecido cuerpo, dirigiéndose al cuarto de baño, donde se vió obligado a deshacerse de aquel pequeño ~no tan pequeño~ problema de sueños.
Casi tan cuidadosamente, como si estuviese tomando entre sus manos una pequeña y delicada rosa, se deshizo de sus pantaloncitos cortos, también de su bóxer, liberando estrepitosamente una erección como nunca antes la había tenido, provocando que sus mejillas enrojecieran aún más si era posible, simplemente queriendo borrar de su mente aquellas escenas indecentes de Yuu, atándolo a la cama, destrozando sus prendas y uniéndose a él, haciéndolo gritar tan alto y tan fuerte, que seguro los vecinos se quejarían, cosa que, obviamente, en el sueño no ocurrió.
Sus manos temblorosas tomaron su crema corporal, sacando un poco y comenzando un contacto entre ambas, "humectándolas" entre sí, para que todo el acto sea un poco más llevadero ~o placentero, en todo caso~.
Pronto, sus manos ya bien humectadas, acomodándose a la situación, fueron de a poco acariciando su bajo vientre, por debajo de su playera, mientras el castaño cerraba sus ojos, y su respiración se agitaba un poco; obviamente su imaginación volaba, sus manos eran las manos del pelinegro, dando caricias tan suaves y a la vez firmes, que no se podía negar a ellas. Su pelvis y hasta parte de sus piernas eran parte del juego, las manos de Uruha hacían un gran trabajo, gracias a su imaginación, pero a la vez torturaban a su desatendido y crecido miembro, por lo cual comenzaba a doler. Uruha no lo dudó por un segundo más. La primera mano comenzó su recorrido desde la punta, sus dedos apenas rozaban la piel caliente de su falo, pero la sensación era única. La mente del de hebras casi rojizas se encargaba de intensificar cada sensación, logrando sacar pequeños gemidos atascados en la garganta del castaño, mientras hacía aparecer imágenes de Aoi, doblándolo de placer. Pronto el agarre se vuelve firme, abrazando por completo su hombría rígida y al punto de estar goteando líquido pre-seminal, comenzando un lento y tortuoso vaivén, tensando aún más el cuerpo del pequeño.Cada vez más y más gemidos eran arrancados de la rosada y maltratada ~por mordidas hechas por él mismo~ boca de Uruha, mientras el ritmo de aquel vaivén aumentaba, junto a la presión de a ratos, haciéndolo llegar al límite.
Finalmente, su esencia es disparada en tiras blancas impregnadas en culpa y vergüenza, al caer tan bajo en tal acto inmoral, pero natural... Natural para un solitario perdedor.
Aoi's POV
-Humph, c-carajo, ¡apaguen las malditas luces! Y bájenle al volumen... Joder. No respetan ni el descanso ajeno. -Con la voz ronca aún, Aoi no había despertado bien aún, y la resaca y el malhumor habían hecho presencia desde tempranas horas. Ni siquiera había abierto los ojos, cuando pudo definir aquel maldito sonido que llenaba sus oídos con ganas.
-¿A quién se le ocurre tener sexo a estas horas de la mañana, en el maldito hot-...? -Sus ojos se abrieron de par en par, más grandes que un plato, dándose cuenta de dónde estaba. Era su auto, pero lo más importante no era eso, sino que estaba estacionado frente a la casa de su cita anterior, Takashima Kouyou. Eran sus gemidos saliendo de su maldita casa. ¡Joder! ¡Qué sucio le había salido su amiguito!
El dolor de cabeza punzante no lo dejaba pensar con claridad, pero definitivamente aquello que brillaba en sus ojos no era necesariamente alegría. ¿El gran Yuu estaba celoso? Oh, joder, sí que lo estaba.
Se preparó para bajar del auto de inmediato, pero luego se dió una palmada en la frente, pisando tierra por primera vez. ¿Qué iba a pensar el castaño si lo viese entrando por esa puerta, interrumpiendo quién sabe qué cosa? Joder. ¡Menudo psicópata!
Repentinamente el ruído había parado. Oh no, lo descubrieron, almenos Aoi pensó eso y no lo tuvo que pensar dos veces para marcharse casi volando, dirigiéndose a ninguna parte en particular. Debía despejar su cabeza y aclarar sus ideas. Uruha estaría muy, muy enojado con él cuando lo volviese a ver.
Uruha's POV
Cuando su "trabajo sucio" estaba hecho, su rostro parecía un tomate en bruto, ¿por qué tuvo que soñar eso con ese imbécil? Lo había dejado plantado solamente la noche anterior. Además, aún seguía con calor corporal y joder, sus piernas temblaban como si estuviesen hechas de gelatina.
El menor estaba bajo la ducha caliente, con el rostro metido bajo el chorro y tratando de no pensar en nada más. Además, ¿por qué estaba sintiéndose tan adolorido y además con una jaqueca terrible? No había bebido nada la noche anterior, ni una gota siquiera. Algo andaba mal.
Terminó su larga ducha y envolvió su delgado cuerpo en una toalla, secándose como podía. Caminó algo debilitado hasta la cama y hasta ese punto sintió cómo ardían sus ojos, se vistió en pijamas y volvió a la cama. Se debilitó y sólo se durmió, todo envuelto entre sus mantas, pareciendo una especie de oruga a esas alturas; Uruha había enfermado, había cogido un resfriado.
Un sonido molesto lo había sacado de sueños, una cuchara chocando estrepitosamente contra las paredes de una taza, mientras que la pequeña y borrosa figura se acercaba lentamente a él. Una cabellera tan parecida al sol adornaba la punta de su cabeza, Ruki era como un hermano, pero aún así lo había sorprendido cuán familiarizado estaba con la casa del castaño que hasta se adentraba como si fuese su propia casa.
-¿Aún está fresca? -Habló con un tono de preocupación en su voz, refiriéndose a la compresa fría que estaba dispuesta sobre la cabeza del de cabellos casi rojizos, mientras que ahora sólo lo acobijaba una pequeña sábana fina, tratando de regular su temperatura de esa manera.
-¿Uh? Uhm, Ruki, ¿qué haces aquí? -Preguntó Uruha, con la voz aún ronca y adormilada.
-Mi amigo estaba por morir y no quise perdérmelo. -Soltó una risita el rubio, mientras dejaba la taza en la mesita de luz y tomaba la compresa entre sus manos para volver a enfriarla con el hielo. -¿No recuerdas que me llamaste? Estabas delirando, no te entendía ni media palabra. Al principio creí que estabas tirado en la cama luego de una borrachera, o una larga noche con el sexy de tu novio...
-No es mi novio. -Le interrumpió el castaño, pero el rubio continuó.
-Y resultó que habías cogido una gripe espantosa. ¿Sabes qué hora es? -El castaño se fijó en su reloj de pared y tragó en seco. Eran las 11 de la noche. -Vamos, tómate este té. Esperemos que para mañana amanezcas mucho mejor, y que el lunes puedas regresar a la escuela. Tenemos prueba, ¿lo recuerdas?
-Uhm... -El pobre Uruha no deseaba pensar en nada más, su cabeza se sentía abrumada, llena de pensamientos. -Dame el té y vete, no quiero que te molestes por mí. -Susurró apenas, el más alto de ellos.
-Mira, Uru, eres mi mejor amigo. ¿Qué no haría yo por ti? -Preguntó con una sonrisa encantadora en sus labios, el pequeño Ruki, mientras lo ayudaba a sentarse y le acercaba la taza de té para que pudiese beber cómodo. -Pero luego me cuentas cómo te fue en realidad. Necesito saberlo, y lo sabes... -Murmuró con la voz cargada de travesura, sonriendo de forma ladina a su mejor amigo, mientras este ponía sus ojos en blanco.
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Yasss, les dije que iba a actualizar un poquitín más seguido.
¿Y? ¿Les gustó el capi? Un poquito sucio (?)
Opineeeen, no queden como lectores fantasma :c
Voten. ♡
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Almas Conectadas (Aoiha)
Fanfiction-Cuando te sientas solo y no sepas qué hacer o cómo actuar, no dudes, aquí estaré ¿está bien? -Aquella frase era demasiado dulce, demasiado fraternal... ¿Por qué debía ser tan perfecto y tan ajeno a su mundo? ¿Por qué había sobrepasado los límites q...