IX

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Sus labios cálidos me transportan a otra dimensión, a otro universo. Me hacen flotar en el aire sin control alguno de mis músculos. Su boca sobre la mía es como si besara el cielo, es como si el tiempo se detuviera sólo porque nos estamos besando. Me siento único, me siento cálido, tengo miedo a separarme de él.

Un pequeño destello se dejaba notar en el bolsillo del pelinegro, quien puso distancia entre el menor y él mismo, mientras su móvil no dejaba de vibrar insistentemente. El pelinegro se removió y se hizo lugar para salir del salón de cine, dejando a un perplejo Uruha tan fuera de sí y tan necesitado de más, solo, confundido y con el corazón como queriendo salírsele.

El castaño salió en busca de su compañía, pero para su mala suerte no lo pudo encontrar. Buscaba en cada rincón del cine, en el comedor, en los sanitarios, hasta preguntó por él al caballeroso chico que los atendió al elegir la película, la cual ni había empezado y él ya había sido plantado por su compañero de citas... Esa era una dura noche para el de ojos color miel.

Uruha se dirigió sin ganas a su hogar, caminaba con pasos cortos y con las manos sosteniendo cada lado de sus brazos, como abrigándose a él mismo; aunque no hacía frío, su corazón se congelaba. ¿Qué habría pasado con Aoi? Si tan sólo su maldito móvil estuviese cargado y no apagado en ese instante, llamaría y lo condenaría a muerte, insultándolo y gritando probablemente, pero no podía, estaba apagado y no se dignaría a encender.

"¿Por qué las cosas siempre se ponen feas para mí?" pensaba un castaño rojizo mientras su rostro se mojaba bajo las gotas que la ducha dejaba caer en cascada, limpiando las penosas y débiles lágrimas del menor. "¿Por qué estoy llorando?" Sus manos cubrieron su rostro avergonzado con suavidad, sintiendo que si seguía bajo el flujo de agua, su rostro se desgastaría y él sería el chico más feo de la escuela, más de lo que ya lo era. "¿Por qué esto me duele tanto?" La fina tela de la toalla que cubría su cuerpo, calentaba apenas esa nívea piel, tan pálida que dejaba ver sus pequeñas venas por lo translúcida que era y dejando al descubierto unas enormes ojeras, descansando apaciblemente bajo sus ojos color dulce de leche, ojos que ya no denotaban el brillo que habían estado mostrando toda la noche, antes de la misteriosa desaparición de su cita. Unas prendas livianas cubrieron su delgado y desganado cuerpo y sin siquiera dejar secar su pelo, se echó a descansar a la cama, sin ganas de nada. ¿Era posible que un chico fuese tan idiota como para dejar que lo planten así nada más? Aoi merece que no le vuelva a dirigir la palabra, no después de esa noche.

Aoi's POV

-Joder, Jordana, ¿qué se te pasa en la cabeza cuando te especifiqué que esta noche no...-Un Aoi enfadado, palideció repentinamente por lo que acababa de escuchar. -¿Dónde? ¿Ahora mismo? -Tras escuchar a la persona que lo hablaba tras su móvil, cortó la llamada y sin dudar ~olvidando su cita~ fue a donde el deber lo llamaba.

Apresurado y con la respiración entrecortada, el pelinegro fue al Jake's, el bar de Toru. Había una apuesta demasiado jugosa, muy buena, pero más que buena, era algo injusta. Toru siempre hacía carreras clandestinas, sus autos los perdió y volvió a ganar cuantas veces quizo, pero esta vez cruzó la raya.
Aoi sólo había dejado su Impala en su casa por ese día, sólo ese día, y el imbécil en vez de tomar sólo su mano, lo tomó del codo y nuevamente, sediento por las apuestas, lo apostó, sin permiso del dueño, eso está de más decirlo.

Un Yuu hecho furia interrumpió en el Jake's, donde dos bailarinas de pole estaban siendo centro de atención segundos antes, y sin más preámbulos buscó a su propietario, haciendo a un lado a todo aquel que se le interpusiese. Toru había ido demasiado lejos, cruzó una línea y debía pagar por ello.

Más temprano que tarde, Toru estaba sobre la mesa de pool destrozada, con la nariz llena de sangre y un ojo cerrado debido a la inchazón.

-Por última vez, Toru, dime dónde será la carrera. -Insistía un pelinegro hecho un mazo de emociones, tratando de ganar tiempo para ir a recuperar a su bebé. -¿Tienes idea de cuán bajo has caído, hombre? Almenos dime dónde correrás. Si tengo tiempo, aún puedo intervenir.

-N-No podrás...ahg... Aoi, mira, lo siento, voy a comprarte otro carro si lo pierde Mikaru... ¡Maldita sea! Él me entregó a las bailarinas de pole... ¡Entiende! -Los ojos de Yuu parecían querer salírsele de órbita al escuchar al conductor designado para esa carrera, y por tan bajo precio.

-¿¡Mikaru!? ¡Ese idiota corre más lento que tu abuelita! -

Todas las personas que estaban en el Jake's en ese momento estaban jugando el papel de espectadores, ellos sólo querían ver a Toru desplomado, aunque el Jake's era donde pertenecían, todos coincidían en que Toru era un maldito insaciable, un timador entre otras cosas.

-Dímelo ya, quizás pueda recuperar mi impala y la dignidad del imbécil de Mikaru. -Insistió Yuu, furioso.

-Está bien... Geez.. Carretera Elm. Si t-te apuras podrás alcanzarlos antes de que todo se arruine. -Sonrió Toru, como si aún no hubiese firmado ya su sentencia de muerte. Yuu se las cobraría, muy caro.

-¡Joder! Dame las llaves de tu Harley. -Espetó tan cerca del rostro maltratado de Toru, que este se estremeció por completo, sintiendo que su muerte estaba asegurada. Con cautela, sacó las llaves de su motocicleta y se las entregó sin dudar, almenos trataría de ayudar.

Tan pronto escuchó el nombre de la carretera, el pelinegro sabía bien dónde iniciaría la carrera, así que se apresuró y se montó en la motocicleta de su amigo ~realmente dudaba que un desgraciado así fuese su amigo~ marchándose a toda prisa. Llegó al lugar de partida y para su suerte, aún no se desarrollaba la carrera. Aparcó la Harley y se entemezcló con la gente, llegando hasta un buen acompañado de dos rubias, una a cada lado, Mikaru, quien al ver al pelinegro tan enfurecido y dirigiéndose hacia él, palideció. No pudo hacer otra cosa más que entregarle las llaves sin queja alguna. El pelinegro controlaría la situación ahora, y arreglaría las cosas con él después.

Tan pronto como Yuu tomó las llaves, se adentró a su amado Impala negro y se acomodó, todas las medidas de seguridad estaban de detalle, no le hacían falta, por algo a Yuu le temían y lo hacían llamar Black Lightning (relámpago negro).

Su contrincante estaba en un Ford Munstang carmesí, sosteniendo el volante tan despreocupadamente, confiado en su pequeña máquina... No sabía lo que le preparaba el destino. No sabía que su contrincante no era Mikaru, el borrachín casanova del que todos hablaban, sino nada más y nada menos que Black Lightning.

Una morena de 1'70cm aproximadamente, se hizo notar en medio de los dos autos. Un atuendo más para decorar que para cubrir. Las banderas negras con el escudo del Jake's en el centro fueron agitadas en ademán a dar inicio a tan esperada carrera. Inmediatamente el Ford se adelantó y comenzó a dejar atrás al Impala, dejando huellas de neumáticos en el suelo, mientras el pelinegro dejaba que su contrincante le saque ventaja.

Segundos más tarde, el potente motor del Impala estaba funcionando de maravilla, dejando atrás a su contrincante despreocupadamente, como si le quitasen un dulce a un bebé, uno indefenso y creyéndose la gran cosa.

El conductor del Ford quedó impresionado
... ¿Desde cuándo Mikaru podía conducir como los dioses? Se quedó embobado al percatarse que quien conducía el Impala no era Mikaru, sino el mismísimo Black Lightning, quedando con la boca y los ojos abiertoa como platos y lamentándose de haber comenzado la carrera con esperanzas de ganar. Iba a terminar destrozado y mordiendo el polvo que dejaba atrás el Impala que tanto deseaba.

Yuu tenía una sonrisa ladeada en su rostro, esta carrera iba a ser más que pan comido, y sólo era el inicio...

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YA SÉ, ME ODIAN POR NO ACTUALIZAR ANTES.
Bueno, no tengo excusas, sólo me sequé y me dejé estar. No quería dejarlos encaramelados por el último capi así que aquí está uno totalmente nuevo, donde uno de los pasatiempos de niño malo de Aoi es revelado... ¿Les gustó? ♡
Lo siento, prometo tratar de no dejarlos esta vez. Ahdjfksfk.

Almas Conectadas (Aoiha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora