VI

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Aoi's POV

Prácticamente, me es imposible no recordar aquel casi-beso que tuvimos Uruha y yo. Se repite en mi cabeza una y otra vez, recuerdo sus labios tan cerca... Esos labios tan carnosos, tan jodidamente perfectos para mí. Fueron hechos para que los bese, el destino no me engaña. Lo sé desde que vi por primera vez al labios de pato en esa plaza, la que está a sólo cuadras de mi casa (que coincidentemente se encuentra en el mismo barrio que el del castaño y su amiguito rubio) Estaba tan solo, parecía pensando en algo. Lo vi con los ojos cristalizados, se veía demasiado frágil, no podía dejar de verlo, me cautivaba. ¿Por qué demonios tuvo que sonar su móvil? Qué falta de respeto por su parte, debería tenerlo en silencio si está en una cita. Además, me hizo sangrar la nariz con el golpe que me dió. Debería enseñarle modales.

Al día siguiente, el morocho despertó quejándose de la jodida resaca que le dejó la noche anterior. Su cabeza dolía horrores. No podìa ver la luz solar y eso que se había despertado algo tarde, pues ya casi se ocultaba el sol.

Bajó a prepararse algo para comer. Ese domingo era muy tranquilo, deseaba aprovechar el día y salir a caminar o algo... Recordó que el viernes había intercambiado números con el de ojos café. Tomó su móvil y buscó su número, sin marcar ni sin llamar, sólo lo observó. En su pantalla mostraba un "Uruha" a secas y tenía una foto que había tomado mientras reía tan sutilmente que parecía que sonreía. ¿Podría haber un chico más angelical que aquel chico de mechones rojizos? No, eso era imposible.

[SMS]
To: Uruha ;)
Oye, sal a caminar conmigo esta tarde. Te espero en la pizzería del viernes a las 6. No llegues tarde.

X

Aoi.

Pacientemente, con sus piernas apoyadas a la pared y la espalda ubicada en donde debería sentarse en el sofá más largo, el de ojos carbón esperaba. Aunque él no era de ser tan paciente que digamos, mucho menos soportaba la impuntualidad; Aoi tenía demasiadas sombras, demasiadas virtudes y demasiados defectos. Una sonrisa apareció en su rostro cuando se puso a pensar en el castaño tratando de decifrar el mundo que había dentro de él.

Uruha's POV

Había sentido su móvil vibrar una vez dentro del bolsillo de su chaqueta, pero como tenía las manos ocupadas con las compras que recién había realizado, no podía saber qué podría ser. Seguro era el enano pidiéndole que lo salve de su nueva cita, el castaño sabía que los chicos malos muchas veces atraen, pero al conocerlos bien, quieres huír lo más lejos posible, cuanto antes.

Chicos malos, chico misterio, Aoi...
Un suspiro escapó de sus labios, sacudiendo su cabeza con la intensión de desviar sus pensamientos hacia algo más importante, sin obtener éxito alguno.

¿Cómo pudo el pelinegro meterse bajo su piel en tan poco tiempo? Deseaba saber más de él, aunque ya sabía algunos detalles, los más vagos. Aoi le dijo la tarde del viernes, que él nació en Japón, es por eso que tenía rasgos de ser de allí mismo, pero que habían trasladado a su padre a Estados Unidos cuando apenas tenía un año de edad. Regresó a Japón gracias a que su padre volvió a transladarse a su país de origen, con un cargo mejor y una buena vida asegurada.
Aoi se reservó de decirle otras cosas, no le contó de su vida allá, no le contó de sus amigos, no le contó mucho, se pasó preguntándole al castaño demasiadas cosas, lo abrumaba con preguntas, pero se sentía extraño y algo conmovido al ser objeto de la curiosidad del de orbes oscuros, le parecía dulce que le preguntara sobre él.
Aún sigue ocultando cosas, los piercings y el tatuaje que había visto cerca de sus clavículas deberían significar algo.
Jodido pelinegro.

Almas Conectadas (Aoiha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora