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*Llamada entrante*
Pervertido No.1

Aló — KyungSoo respondió después de unos cuantos timbres, pues sabía que hacerlo esperar lo ponía ansioso, además era una seña clara para darse a desear y hacerse del rogar un poco. — ¿Cómo está mi pervertido favorito?

Una risilla irrumpió la conversación. Kai amaba la voz pura y melodiosa de su D.O, era simplemente todo lo que quería oír después de un largo día de trabajo. Luego de estar soportando a su jefe insufrible y arisco gritándole por cualquier cosa, después de pasar una hora entera en el autobús para llegar a casa y tener que toparse con el ahjussi* de la entrada, exigiéndole la renta del mes pasado.

Y no es que no la hubiera pagado, él siempre era puntual con esas cosas, aunque no nadaba en dinero, tampoco le faltaba lo esencial (es decir, podía costearse llamadas a su hot line favorita). El problema era que ese hombre tenía el Síndrome de Korsakoff*, por lo tanto siempre le exigía un pago que ya había realizado, pero todos lo conocían ahí y sabían quienes pagaban y quienes no. Además, su hijo siempre iba para ayudarlo con las cuentas.

—No tienes una idea de cuanto adoro tu voz.

—Cuanto te excita dirás.

—No todo va relacionado a eso pequeño... —Se arrepintió de decir eso por unos segundos y trato de corregirlo. Ese chico no debía saber acerca de la importancia que ya tenía en su vida, la cual, iba más allá del sexo telefónico y de los cumplidos candentes — Aunque claro, tus gemidos sin duda son los mejores.

KyungSoo rio, estaba seguro de que la voz sensual detrás del celular le mentía. Hot lines había de a montones, y seguramente no era el único al que llamaba, así que ilusionarse con falsas palabras y adulaciones no estaba en su lista de cosas por hacer. No en la de hoy al menos.

—Si tú lo dices.

—No me crees, ¿Cierto? — El moreno se acomodó sobre el sillón y desabrochó sus pantalones, chasqueando la lengua contra sus dientes — ¿Desde cuando un esclavo tiene derecho a dudar de su amo?

Ahí estaba. Ya habían iniciado con el jugueteo diario, el níveo tenía que admitir que comenzaba a hacerse adicto a él, a su voz entrecortada nombrando su nickname, a sus ordenes que a veces le resultaban algo vergonzosas pero de todas formas obedecía, a sus gemidos roncos. Dios, ese tal Kai lo volvía loco, con él todo le salía de lo más natural; desde el tono sensual, hasta los gemidos.

—Lo siento... no era mi inten...

—¡Calla! Recibirás tu castigo por eso lindo D.O — Un latigazo de cuero, al aire, pudo escucharse. A esas alturas, tras dos semanas de hablar casi a diario, Kai seguía enseñándole muchas cosas que él desconocía. Lo mejor era que eso lo ayudaba a progresar en su trabajo, aunque con el único que disfrutaba de hacer esas llamadas era con su pervertido estrella.

—¿Cas-tigo?

—Exacto. Me imagino que ya estarás desnudo en tu habitación — Pronunció, mientras sus pasos pesados se escuchaban claramente — Sabes claramente como me gusta encontrarte, no creo que quieras ganarte otro castigo, ¿O sí?

KyungSoo negó con la cabeza. Siempre olvidaba que Kai no podía verlo en realidad, y es que a veces se sumergía tanto en sus jueguitos que perdía la noción de lo que era real y lo que no. El moreno no se equivocaba, él ya se encontraba completamente despojado de su ropa y sentado sobre su cama.

Hot Line, Movil Chat [KaiSoo/ChanSoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora