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Frunció el ceño mirando la obscura pantalla del celular.

Bueno un día, podía entender que demorara por un día. Es más, no es como que JongIn tuviera la obligación de estar llamándolo cada dos días, pese a que se lo había prometido. Pero KyungSoo sabía de sobra que jamás debía tomar en serio las promesas de esos hombres, porque todos podían prometerle hasta una galaxia entera mientras mantenían relaciones sexuales con él; se sentían dueños de todo, y cuando el acto terminaba normalmente también olvidaban lo que dijeron.

Sin más, botó el móvil sobre la cama y fue a hacerle caras a su viejo ordenador mientras se distraía jugando en línea, y es que, sus demás clientes sabían los horarios en los que no debían marcarle porque estaría ocupado. Solía apartar una hora y media para JongIn, y otra para ChanYeol, en distintos días claro.

Cuando el empresario no le hablaba, sabía el motivo. Podía verlo en la televisión, en las revistas o en las redes sociales, haciendo su trabajo y dando entrevistas, entonces tenía la seguridad de que le hablaría al día siguiente o cuando terminara con sus actividades hasta el fin de semana. En cambio, con JongIn no podía confirmar que estuviera bien, y quizás era eso lo que lo ponía más ansioso.

Permitió que la noche se escurriera como agua entre sus manos, y dejó de pensar en el moreno para cuando fue a acostarse... Ya después hablarían.

Segundo día: ¿Había hecho algo mal la última vez? Tal vez no fue lo suficientemente caliente. JongIn dijo que había estado perfecto, ¿Mintió? Hasta el momento parecía que era sincero, tanto, que a veces lo hacía sonrojar cuando le pedía cosas de forma directa y demandante. No iba a admitirlo, pero le gustaba esa parte de JongIn, además de la vasta imaginación que poseía. Y si no mentía, ¿Entonces que era? ¿Por qué no llamaba?

Se quedó reflexivo unos minutos extras y reviso las tarifas que estaba cobrando, ¿Tal vez se habían vuelto muy caras? No, tan sólo las subió un par de céntimos, eso no debía contar para mucho, ¿O sí? Recordó aquella vez que tuvieron sexo para "inaugurar" su oficina, no tenía mucho desde que le comunicó que había sido promovido y se escuchaba bastante alegre y satisfecho por ello. Eso quería decir que el dinero no era problema, ¡¿Entonces qué?! Podía percibir los nervios hormigueando por su cuerpo, al mismo tiempo que respondía un mensaje de Yi Xing con una imagen falsa de "sus piernas". El chino cada vez tenía peticiones más extrañas, lo bueno era que ninguna de las fotos que le enviaba eran propias, sino que las sacaba todas del buscador.

Tres días, ¡tres! JongIn llevaba tres noches sin buscarlo, no había recibido ni un mensaje siquiera. Se relamió los labios sintiendo el mal sabor de la angustia, la indignación y la indecisión inundándole la garganta. Sus manos se acariciaban entre sí, sus piernas temblaban, y su cabeza estaba recargada en la mesita donde también se hallaba la computadora. ¿De verdad no iba a marcarle nunca más? ¿Y si algo malo le había ocurrido? Tampoco es como que pudiese actuar en ese caso, es decir, ellos jamás se han visto y no son absolutamente nada. No importa cuántos cumplidos le haya soltado el moreno, cuantas veces se han masturbado juntos, cuanto le ha enseñado, ni cuanto se hubiese encariñado con ese tono ronco y sexy. Seguirían siendo dos extraños por la calle.

A la mañana siguiente recalcó el cuarto día en el calendario con un bolígrafo azul. No sabía de qué le serviría contarlos, pero igual lo hacía por el simple deleite de imaginarse reclamándoselo después. Aunque no debía y no lo haría, porque una vez más su lado coherente lo golpeaba diciéndole que el jefe de unidad no tenía por qué utilizar sus servicios. Y ese pensamiento lo condujo a otro, quizás estaba marcando a otra línea. ¡Claro! Si quería podía deshacerse de él en cualquier segundo, ni siquiera estaba obligado a avisarle, tan sólo tenía que dejar de llamar.

Hot Line, Movil Chat [KaiSoo/ChanSoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora