Hot Line, Movil Chat [KaiSoo/ChanSoo]

9

*Llamada entrante*
Pervertido No.2

Reconoció el timbre enseguida. Le había colocado uno especial a ChanYeol, y otro a JongIn. Todos sus demás clientes tenían el mismo, pero esos dos, sus favoritos, traían incluso nombres de contacto. Generalmente no agendaba a nadie y sólo memorizaba los números. "Sus pervertidos" eran las excepciones a todas las reglas que ponía para su trabajo.

—Hola, cariño —. La naturalidad con la que contestó le sorprendió incluso a sí mismo. Al parecer conforme los días pasaban se hacía más y más experto, además de que había una notoria perdida de la timidez.

—Hola, bonito... mh—. Un mohín se escuchó, parecía un poco burlón — ¿Sabes? A veces me pregunto si soy al único que le contestas de esta manera o soy solamente un "hola, cariño" más.

KyungSoo se quedó callado por varios segundos. No porque no tuviera respuesta a esa pregunta, sino porque un par de señoras iban pasando justo por donde estaba parado. Sí. Esta vez no estaba en su pequeño departamento como siempre. Había salido a comprar algo de comida para sobrevivir a la semana entera, pero encontró un letrero con ofertas de café (su segunda bebida favorita) justo en el negocio frente al que estaba parado. Por supuesto le avergonzaba muchísimo contestar una de esas llamadas en público, pero al escuchar sonido del móvil simplemente no pudo permitirse ignorarlo. ChanYeol siempre le dejaba muy buenas contribuciones.

—¿Por qué lo dices? ¿Quieres ser el único al que pueda decirle "cariño"?

—¿El único al que le digas "cariño"? Pfft—. Varias risillas indignadas resonaron contra su oído — Preferiría ser el único al que le contestas.

Ahora fue KyungSoo quien rio. Dos de los beneficios de ese empleo eran la falta de reglas y administrar su horario a gusto propio. Y en esa categoría de "sin normas" iba incluido el evitarse las molestias que le daría una pareja real, como celarlo, intentar controlar lo que hace y claro, interponerse con su trabajo que era lo único que le dejaba dinero para subsistir.

—Suenas como mi novio.

—¡¿Ah?! ¡¿Tienes novio?! — El de orejas prominentes dio un pequeño salto interno, para después darse cuenta de que estaba siendo demasiado escandaloso y obvio — Es decir, lo siento. ¿No quería sonar como él? — Trató de controlarse, pero la última oración aún salió con una tonalidad dudosa. No podía concientizar que su chico tuviera novio. Espera, ¿Acababa de llamarlo su chico? Por Dios, cada vez estaba peor. Tal como lo pensó, no debería estar haciendo aquello...

—No, no tengo. Sólo jugaba — Levantó una ceja. Había algo un poco diferente en su cliente, era como si de pronto se hubiera puesto demasiado posesivo, ¿Qué le ocurría? ¿Acaso olvidaba que él era un joven cualquiera trabajando en una hot line cualquiera? ChanYeol podría tener otros diez como él. Es más, nada le aseguraba que no era así.

El alto se aclaró la garganta, se sentía bastante torpe ahora. Buscó calma en algún sitio de su interior y no volvió a hablar hasta que la encontró, de lo contrario sería descubierto en un dos por tres.

—Ehm... ¿Y qué tienes preparado para mí hoy?

Oh, oh.

Bueno, era obvio que el empresario quisiera tener su sesión de sexo telefónico, el único problema era que, tras haber contestado, KyungSoo no se encontraba en el lugar correcto como para soltar gemidos y decirle cosas sucias al micrófono del celular. Además, hasta ese momento no hubo una sola ocasión en la que no se excitara también mientras hablaba con alguno de sus asiduos preferidos.

Debía hallar una excusa rápido, porque encima ya se encontraba formado en la fila que daba a la caja registradora para pedir y pagar por su bebida, había gente tanto delante como detrás suyo aguardando su turno también. Obviamente quedaba la opción de salir, pero la promoción era sólo para las primeras cien personas, y contando imaginariamente a los que tenía en frente junto a los que faltaban apenas lograría alcanzar un vaso. Y es que con la falta de dinero que se cargaba, tenía bastante sin probar un poco del delicioso sabor del café, no podía perderse esa oportunidad, y tampoco podía perder esa llamada. ¿Entonces qué? Quizás... podría susurrar.