11# Tengo que compensártelo

1.1K 80 23
                                    

Una vez salí de mis clases extraescolares de Alemán a las ocho y media de la tarde, fui directamente a casa de Cam. Directamente, entré con las llaves que me había dado.

-¡Ya he vuelto!-

-Hola cariño, estoy en la cocina acabando de preparar la cena.-

Entré en la cocina y le abracé por detrás mirando por encima de su hombro lo que estaba haciendo.

-¿Te gustan los filetes de ternera?-

-Claro que sí, y si los haces tú, seguro que más.-

-¿Puedes guardar a Sora en el cuarto de invitados? Le he dejado allí su camita, comida y agua.-

-Claro.-

Una vez la llevé, nos pusimos a cenar en la cocina un plato de arroz con los filetes que había preparado.

-Qué rico estaba todo.-

-Gracias.- sonrió.- ¿Quieres algo de postre?-

Era mi oportunidad perfecta. Esta iba a ser mi compensación por todos sus regalos.

-Sí, te quiero a ti.-

Me levanté y le empecé a besar con ganas. Tiraba poco a poco de su camiseta del pijama llevándolo hasta su habitación. Una vez allí me tiré encima suya en la cama.
Yo le quité la camiseta y él a mi también. Empecé por besarle el pecho bajando cada vez más hasta la zona abdominal, por cierto, muy marcada. Le bajé el pantalón y acto seguido la ropa interior. Directamente me lo metí en la boca haciendo que Cam soltase el primer gemido de placer lo cual hizo que siguiese adelante. Cam se movía de vez en cuando y agarraba la sábana o me acariciaba el pelo. Al cabo de un rato se levantó cogiéndome en brazos y tumbándome en la cama. Desabrochó mi cinturón y me bajó el pantalón y la ropa interior. No pude evitar gemir de placer. Empezó poco a poco cada vez intensificando más haciendo que me retorciese de placer.
Me levanté, saqué un preservativo del bolsillo de mi pantalón y se lo dí.

-Shawn... ¿estás seguro de esto?-

-Es lo menos que puedo hacer por la persona más maravillosa del mundo, después de lo que has hecho por mí.-

El sonrió colocándoselo. Me agaché en fente suya en la cama. Poco a poco, notaba cómo Cam hacía fuerza. Empecé a gemir de placer entre algún que otro de dolor.

-¿Estás bien?-

-Sí... Un poco más despacio, aún duele un poco.-

El ritmo lo marcaba él. Era lento pero placentero. A medida que pasaba el tiempo, el ritmo se aceleraba haciendo que el placer fluyese en nuestros cuerpos. Me agarraba fuertemente a las sabanas mientras él me sujetaba la cadera.
Un rato después paró quitándose el preservativo. Le besé y volví a bajar a su cintura.

-Hora de postre.- le dije.

Notaba cómo todo fluía. Solo me limité a saborearlo como si de un postre se tratase. Lo mismo hizo él conmigo.
Nos tiramos los dos en cama, nos miramos y sonreímos.
Me dió un pijama suyo y cogió uno para él y fuimos al baño a darnos una ducha. Nos dábamos un beso que otro bajo el agua que caía de la ducha. Yo le enjabonaba y él a mí. Cuando salimos y nos secamos, nos pusimos los pijamas y nos metimos en cama.

-Buenas noches mi príncipe. Te quiero.- me dijo.

-Buenas noches mi rey.-

Sólo dos palabras [Shameron]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora