Capítulo 9: Recuerdos

24 5 0
                                    


Me desperté en un lugar cómodo, probablemente una cama, aún no podía creerme que estuviera ciego... Acerqué mis dedos a los ojos y pude comprobar que los tenía vendados.

- ¿Te siguen doliendo Aran?

Pude reconocer su voz, era Boris.

- ¿Que quieres de mí, de mi familia, de mi pueblo? ¿Por qué no acabas con esto ya? Has ganado, acaba lo que una vez empezaste.

Mi ánimo estaba por los suelos, lleve a hombres a la muerte en vano, no conseguí proteger a quien quería y Waldo... pff... me abandonó y con motivos, pues le llevaría a esta muerte segura.

- No entiendes nada Aran... no entiendes nada.

- ¿Qué debo entender? ¡¿Que eres un monstruo, un asesino, un malnacido?!

- Te lo explicaré todo desde el principio. - tomó una pequeña pausa - Yo también soy de Myrael, ¿recuerdas la epidemia que hubo en el pueblo?

- Sí.

- Mi mujer y yo caímos enfermos y nadie del pueblo quería ayudarnos por miedo al contagio. Intenté encontrar algún remedio a esa enfermedad pero solo descubrí que venía de unos alimentos que venían de la capital. Mi mujer falleció y yo me exilié jurando que clamaría venganza tanto de los pueblerinos, por no ayudarnos, como de la capital que será mi próximo objetivo.

Por un momento sentí lástima por sus pérdidas pero luego recordé la masacre de Myrael y todo cuan me hizo.

- Pero aun no me has contestado a mi pregunta, ¿por qué me mantienes con vida?

- Aran, nos conocemos, pero por lo que me hizo aquella enfermedad no me recuerdas.

- ¿Quién eres? - pregunté

- Soy Ismael, el padre de Waldo.

El corazón se me paralizó durante unos instantes, dudaba si creer su historia o no pero todo encajaba a la perfección.

- Waldo tenía doce años cuando su madre murió y yo seguramente también moriría; por lo tanto decidí irme y dejarle todas mis pertenencias para que así lograse una buena vida. Cuando huí hacia el bosque encontré algunos enfermos más y nos unimos a buscar alguna forma de curarnos, la cual nunca llegamos a encontrar, fue así como la mayor parte fue cayendo y los que sobrevivimos queríamos venganza. Poco a poco nos unimos a bandidos, asesinos, saqueadores... y así formamos los Krazas. No tardé mucho en nombrarme el líder, pues fui el más decidido de todos.

- Y por ello cambiaste tu nombre a Boris, para que si te buscaban, tu hijo no te reconociese...

- Exacto - siguió - Aran, lamento todo cuanto has pasado, pero has de entender que no puedo dejarlo estar... debes decirme donde está mi hijo.

Poco a poco me di cuenta de que no era un simple asesino, ese hombre había enloquecido por la pérdida de su mujer, pero debía ayudarle si quería salir vivo de aquí. Decidí, aún así, no contarle nada sobre Waldo.

- Actualmente desconozco su paradero, hace mucho que no le veo.

- Debe de estar en la capital... Aran, haré que te preparen en el combate a ciegas pues demostraste ser un valeroso soldado. Dentro de unas semanas, atacaremos Andral - dijo con decisión.

No me quedaba más opción que aceptar, además, así quizá se me presentaba mi ansiada oportunidad por darle muerte.

- Vale... - contesté.

Pude escuchar como se alejaba y cerraba la puerta de la habitación en la que estábamos.

- Papá, mamá, os juro, esta vez de verdad, que vuestro asesino morirá.




The Final TravelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora