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Ahora, ¿qué le iba a decir a la recepcionista? ¿"Hola, soy Kelsey. Probablemente no me conozca, pero escapé con uno de sus pacientes y lo ayudé a esconderse de ustedes porque tienen un terrible ejército de hombres que no están preparados para el oficio. Oh, el paciente prófugo también me dijo que no escucha más voces y no tiene pesadillas, y dio su primer beso conmigo y me abrazó. E hice que hiciera más avances que todos ustedes en un corto lapso de tiempo. Pasaré a verlo"? De todas formas, no sonaba tan mal. Pero no. Debía omitir algunas partes y encubrir otras.

Inhalé y exhalé repetidas veces hasta que logré calmarme. El lugar sería bonito si tuviera más color. Pero sólo lo conformaban distintos tonos de grises y algo de negro, y por fuera tenía muchos barrotes. Irónico, ya que hasta el pequeño y débil Tyler pudo escapar de esa especie de prisión.

Toqué timbre y una cámara me enfocó la cara. Me permitieron el ingreso y le pregunté a un señor que llevaba el uniforme dónde estaba la recepción.

En cambio, el hombre me sonrió y acarició el cabello.

-Ya es hora de ir a la cama, Kelsey- me dijo, llevándome con él.

¿Qué?

-¿Cómo sabe mi nombre?- pregunté alarmada, tratando de alejarme de él.

Por alguna razón, no podía mover mis brazos. Los miré. Tenía una camisa de fuerza.

-¿Qué es esto?- casi grito.

Estaba espantada. ¿Cuándo había pasado esto? ¿Por qué este hombre me conocía? Quizá Tyler sí había llegado aquí y le había comentado de mí. ¿Estaba en problemas yo también?

-¿Señor?- le dije, tratando de llamar su atención. ¿Por qué ignoraba lo que tenía para decirle? Era importante. Me serené.- ¿Conoce a Tyler...?- pero no pude recordar su apellido. O será que jamás me lo había dicho.

No sé. No lo recuerdo...

Él asintió, mirándome con una sonrisa. Mientras, trataba de despegar mis brazos de mi cuerpo, pero la camisa era realmente apretada. Me estaba matando.

-Sí, querida. Está junto a tu habitación, ¿no recuerdas?

-¿Eh?- atiné a decir.

Luego de un poco más de caminata, llegamos a una habitación gris con barrotes que tenía un colchón blanco en el suelo. Y nada más.

-¿Qué hace?- dije, comenzando a ponerme histérica cuando el hombre me empujó suavemente dentro de la celda.

-Como te dije, Kelsey, es hora de dormir.

¡No entendía nada, y, mierda, estaba aterrorizada!

¡Me atrae un demente! • Tyler JosephDonde viven las historias. Descúbrelo ahora