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Los señores del loquero vinieron corriendo a escena y aparecieron enseguida. Al parecer no estaban tan lejos como pensábamos. Nos alumbraron con las linternas y tomaron a Tyler por ambas manos.

-¡Déjenlo!- grité.

Uno de ellos me alcanzó y me obligó a quedarme allí mientras veía a Tyler gritando en el piso, comenzando a llorar, y a los otros dos musculosos tratando de levantarlo para llevárselo.

-¡Tyler, reacciona!- le gritaba.

De repente, los gritos pararon. El llanto paró. El forcejeo paró. Tyler me miró, y luego a su alrededor.

-No- pude leer sus labios-, no de nuevo...

Volvió a fijar su vista en mí. Todo pasó muy rápido. Dos de los que trabajaban para el loquero estaban en el piso, y Tyler forcejeaba con el último para que me dejara en paz. El débil Tyler contra tres hombres preparados, y sin embargo los había vencido.

O la fuerza de este chico era suprema o el loquero tenía un muy mal entrenado equipo de hombres.

Me tomó de la mano, otra vez, y nos fuimos corriendo. Esta vez salimos del bosque y nos adentramos en la ciudad. Doblamos en un callejón y nos refugiamos en el fondo de éste.

Agitados y aún exaltados por todo lo que había pasado, nos sentamos con las espaldas apoyadas en la pared. Tyler miró extrañado a su alrededor.

-¿Qué... qué pasó?

Era real cuando decía que no recordaba nada. Al parecer, ya lo había olvidado.

-Pudimos escapar- le simplifiqué.

-¿Hice algún otro mal?

¿Debía mentirle o decirle la verdad?

-No, para nada

Ok, mentirle entonces.

-Escucha Ty, todo fue divertido pero ya no puedo quedarme- comencé. No podía ocultarlo más-. No sé qué hacer o cómo lidiar contigo o con la situación. No es un buen momento en mi vida para agregar más problemas, ¿sabes?

-¿Problema?- preguntó inocente- No-no pensé que era un... problema. Pensé que eras mi amiga... lo-lo siento. ¿Te... irás?- tartamudeó.

Mierda. Era tan inocente, tan puro, tan dulce. Sabía de antemano que no podría dejarlo. ¿Por qué tenía un apego tan grande hacia él? Déjalo ir, Kels

Inhalé sonoramente.

-No, Tyler, no me iré. Sólo dime ¿por qué nos encontramos? Se supone que los encuentros casuales nunca son casuales. Debe haber algún motivo, algo...- comencé a pensar, pero Tyler habló lo suficientemente alto.

-Los callaste. No-no los oigo más

-¿A quién?- pregunté exasperada.

-A ellos... las voces. No me obligan más

Mordí mi labio inferior. Tenía ganas de llorar. Por todo.

-Necesito un abrazo. ¿Me das uno?

Tyler negó con su cabeza. Sin embargo, lo abracé pero no se alejó, ni me dijo nada ni me devolvió el abrazo. Simplemente se quedó quieto, dejándome abrazarlo.

Al fin un abrazo real, después de tantos años. Bueno, "real" en el sentido irónico de la palabra, ya que era un abrazo unilateral. Aún así, me gustaba.

-Lo siento... no me gusta el contacto físico...- dijo cuando me separé de él.

-Vaya, lo he notado- dije, y él sonrió por segunda vez en el día.- Deberías sonreír más, en serio.

Y, por segunda vez en el día, sus mejillas se tornaron rosadas. Era muy lindo. Y muy loco.

Balbuceó algo que no entendí y lo miré confundida para que lo repitiera.

-Qué linda eres, he dicho- dijo escondiendo su cara entre sus manos.

Demonios, Tyler, qué me estás haciendo.

¡Me atrae un demente! • Tyler JosephDonde viven las historias. Descúbrelo ahora