[En edición]
Jeffrey Crowell era el típico estudiante y amante de los estudios. Su mundo cambia cuando conoce a Eleazar Wayless, un chico arrogante, popular y que, además, es el Mariscal de Campo de la preparatoria en la que cursa el último año. Con...
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La multitud de estudiantes se aglomeró rápidamente a mi alrededor. Por lo que era imposible poder pensar con claridad a estas alturas de la mañana, y no estaba pensando en enredarme en más problemas este día. Que la verdad no ha empezado del todo bien.
Accidentalmente, me he golpeado con alguien en el pasillo, y le he tirado sus libros al suelo. Aunque no estoy seguro de quien haya sido, estaba apenado de lo que había sucedido.
—¡Tranquilo, no fue tu culpa! — alguien delante de mí me lo repetía mil veces.
—¡Lamento tanto haberlo hecho! —le seguí insistiendo—. No sé dónde tengo mi cabeza
Levanté un poco mi vista, y por fin conseguí mirar su rostro. Era muy hermoso, demasiado bello para ser alguien del KB.
—¿Cómo te llamas? —le pregunté, pero comenzó a sonreír fríamente delante de mí.
Estaba dudándolo por un momento. No podía distinguir sus nervios al mirarla, pero tal vez, estaba riéndose de mí y de mi rostro que estaba sonrojado.
—¡Debemos irnos o llegaremos tarde a la clase! — farfullaba alguien a mi lado.
Lo miré, y desgraciadamente era Kenny Walters que me miraba apresurado como siempre.
—Espera un momento —le dije a Kenny de inmediato.
Regresé mi vista a la chica, pero misteriosamente ya se había marchado de mi lado. Aunque todo haya parecido tan extraño, sé muy bien que todo era verdadero.
—¿Qué ha pasado? —Pecas me preguntó, pero yo no encontraba las palabras necesarias para explicarle sobre la chica que había desaparecido de mi vista.
Me quedé por unos segundos en medio del pasillo junto a Pecas; el chico por el cual casi nunca tengo amigos. Y aunque no quiera admitirlo, no somos amigos en lo absoluto, pero Kenny tiene la manía de querer ser sociable con la mayoría de los estudiantes del KB. No le ha funcionado mucho su plan, pero así todavía lo continúa intentando exhaustivamente.
—¡Los esperamos en el partido de la próxima semana! —gritó alguien que pasaba frente a nosotros dos.
La chica que parecía vestir el uniforme de animadora estaba gritando como una maniática en medio de los pasillos. Este sector no tiene animadoras para los partidos de los equipos de futbol que no existen. El KB es un lugar aburrido y tampoco cuenta con el presupuesto suficiente para tener equipos en nuestros deportes ni para clubes extracurriculares.
—Siempre he querido asistir a algún juego de futbol —Pecas exclamó algo desanimado—. Además, dicen que los últimos partidos de Eleazar Wayless han sido estupendos.
—¿Eleazar Wayless? —me continué cuestionando a mí mismo.
¿Por qué todo el mundo conoce a ese chico Eleazar? Supongo que, por la falta de interés en los deportes, me inhibe de esa clase de información. Pecas me miró, y rápidamente se enteró que no me interesaba que siguiera hablando de futbol.
