[En edición]
Jeffrey Crowell era el típico estudiante y amante de los estudios. Su mundo cambia cuando conoce a Eleazar Wayless, un chico arrogante, popular y que, además, es el Mariscal de Campo de la preparatoria en la que cursa el último año. Con...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Eleazar me llevaba a cuestas mientras me arrastraba fuera del KB. Nunca había tenido la oportunidad de cruzar la línea que nos divide en dos sectores. Hay reglas que no nos permite traspasar la barrera de exclusión. Hay ciertos momentos en los que estamos cerca del KA, como cuando llegamos a las cercanías del gimnasio a la hora de la clase de gimnasia.
De vez en cuando, el equipo de futbol del KA sale a sus entrenamientos matutinos, pero por gracia de alguien, nunca he tenido la oportunidad de presenciar uno de esos entrenamientos. Por esas razones, jamás había visto el rostro de Eleazar Wayless. No sé si estar agradecido por eso o seguir con mi vida normal. Ese deporte no ha estado en mi mundo y tampoco estoy interesado en que a partir de ahora lo esté.
—¿Acaso te asusta el KA? —respingó Eleazar, utilizando su absurda voz—. Deberías agradecerme que ahora tienes la oportunidad de conocer este sector.
Me niego a mí mismo en creer que todo lo que estoy mirando sea verdadero. No creo que alguien coherente pueda hacerlo.
—¿Por qué debería asustarme? —le pregunté.
—¡No lo sé, dímelo tú! —chistó—. Eres tú quien nunca había estado cerca de estos lujosos pasillos y estas cuatro paredes desconocidas.
—¡No es la gran cosa, en realidad! —le dije, mintiendo.
Todavía continúo molesto por lo que este chico golpeador, me sigue mostrando. No quiero tener que conocer el lugar en donde se divierten y pasan sus días deleitándose de todos sus lujos.
A pesar de que ya estábamos en el KA, Eleazar todavía continuaba quejándose del KB. Prosiguió su quejadera, comparando los dos sectores y todo este lujo que nosotros no poseemos. En este momento, se está volviendo demasiado arrogante. Lo que ha hecho el decano Fiero con ellos, ha sido muy extremo y los mantiene en su altar más preciado. No debería ser el caso, ya que, durante todo el tiempo de estudio en esta preparatoria, el KA siempre han sido el centro de atención. Y jamás voy a creer que es por sus talentos ocultos.
Todos en el KB sabemos que nuestro sector no posee talentos por descubrir o equipos profesionales de futbol, ya que es muy evidente que no cuenta con algún equipo de ningún deporte. Y si estamos de acuerdo en algo, es que no habrá deportistas descubiertos aun en el KB, nunca.
Eleazar me guió por estos cortos, pero muy amplios pasillos que estaban cubiertos por una gran variedad de póster de futbol. Todas las paredes de nuestro alrededor estaban pintadas solo de dos colores; el negro y en algunos sectores había franjas de color blanco.
Nos acercamos a una sección distinta al resto, y para mi sorpresa, se trataba de la recepción de su sector. Era increíblemente lujosa hasta decir basta, y sus bellos decorados con flores, inundaban cada centímetro del largo mostrador donde se encontraba la secretaria.
—¡Será mejor que nos apresuremos! —exclamó Eleazar, observando cada milímetro alrededor suyo—. ¡No es nada bueno que me miren divagando por estos pasillos, luego de la hora de salida! ¡Ya es muy tarde como para estar aquí mismo!
