- 52 -

34 5 0
                                    

Hubo un momento de tensión en el pasillo de emergencias del hospital

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Hubo un momento de tensión en el pasillo de emergencias del hospital. La voz de Jeff se volvió temblorosa al observar a su madre sentada al final del pasillo, sola y llorando.

—¿Mamá? —preguntó de nuevo. Su voz voló por el aire de la sala hasta que llegó a los oídos de su madre. Ella, al escucharlo, se levantó de su asiento y corrió a su lado.

La señora Crowell no dejaba de llorar mientras observaba a Jeff de pies a cabeza.

—¿Qué les sucedió a ustedes dos? —preguntó la señora Crowell al vernos vendados. Ella lo abrazó rápidamente. Luego se acercó a mi y me dio otro abrazo.

—Hemos tenido un accidente en la camioneta de Eleazar —la voz de Jeff le temblaba al hablar—. Venimos al hospital para ver cómo se encontraba él.

—¿Un... un accidente? —la señora Crowell tartamudeó al escucharlo y entre sollozos, le dijo—: ¡Ay dios mío! ¡Esto no puede estar pasando!

—Tranquila, mamá. ¡Estamos bien los dos! No tienes por qué ponerte así.

La señora Crowell no dejaba de llorar y de dar pequeñas vueltas sobre sus tobillos.

—¿Cómo hizo para llegar al hospital tan rápido, señora Crowell? —le pregunté, intentando calmarla un poco. Sabía que nada podía remediar su sufrimiento, pero necesitaba hacerlo—. Jeff no tenía su teléfono para comunicarse con usted.

Jeff me observó por un instante, en donde parecía que él ya sabia la respuesta que su madre estaba por decirme. Lo dude por momento, no hay manera que Jeff lo sepa antes que yo. Por lo que esperé que ella por fin lo soltara.

—El hospital me llamó para decirme que... —se le quebró la voz al pronunciarlo—. Para decirme que mi hijo había tenido un accidente de tránsito. Pero no sabia a quien se estaban refiriendo, hasta este momento.

Jeff dejó salir un sonido de su cuerpo. Fue un ruido sordo, mezclando el llanto y el asombro al mismo tiempo. Debo admitir que también me sorprendió mucho escucharlo. Rápidamente, y de manera repentina, Jeff y su madre se abrazaron más fuerte. Yo me quedé en medio de la sala de emergencia, observándolos sin entender mucho.

—Entonces Dave fue el otro auto que nos impactó —dijo Jeff de repente. Mis ojos se abrieron como plato al oírlo—. No quería creerlo cuando, del otro lado de la calle, observé el otro auto y era muy similar al de Dave, pero me negaba a aceptarlo.

No esperaba escuchar que quien nos chocó fue el hermano de Jeff. No tuve la oportunidad de observar el otro auto. Ni siquiera me pasaba por la mente la otra persona que estaba involucrada en nuestro accidente. Creo que estaba más pendiendo de nuestro estado de salud, que en cualquier otra cosa alrededor del accidente. Di un fuerte respiro, y no sabia que más hacer. Jeff y yo estábamos pasando por dos situaciones separadas, pero que nos unía un mismo incidente.

—¡Todo va a estar bien, Jeff! —le dije, calmándolo un poco—. Dave, al igual que Eleazar, van a salir de esta situación. Ya lo verás.

Después de un rato, la señora Crowell y Jeff consiguieron calmarse un poco más. Ellos dos se sentaron al final del pasillo mientras hablaban para relajarse un momento. El ambiente en la sala de espera del pasillo de emergencia se abarrotaba más y mas de personas que no conocía. Larry y Bennett localizaron al entrenador de las ballenas blancas y se acercaron a él para charlar. Yo, a pesar del dolor que estaba sintiendo en mi brazo, continué estando de pie en medio de la multitud de personas esperando por noticias de Eleazar.

Wayless ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora