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Después un largo y exasperante camino desde la casa de Crowell, llegamos al Grand Central Mall: el hogar de las Ballenas Blancas de Streetview

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Después un largo y exasperante camino desde la casa de Crowell, llegamos al Grand Central Mall: el hogar de las Ballenas Blancas de Streetview.

Mientras me estacionaba en el parqueo, le envié un mensaje de texto a Larry.

YO: ¡Ya estoy llegando al GCM!

LARRY: ¡OK! Te esperamos en el mismo lugar de siempre.

YO: ¡No! Yo les diré en dónde encontrarme.

Apago el motor de la camioneta y observo nuestro santuario disfrazado de centro comercial. Sonrío, recordando aquel día cuando el alcalde de la ciudad nos ofreció una planta del GCM para nosotros, para nuestro equipo técnico y para nuestra mejor diversión; entrenar y entrenar futbol.

—¿Por qué decidiste traernos aquí? —preguntó Gary, bajando de la camioneta—. Ahora, no me vengas con cursilerías. No creo que nos vayas a invitar a un helado.

—Y, ¿por qué no? —le pregunté, levantando una ceja—. ¿Qué me impide poder hacerlo?

—¡Pues, porque tú no eres así! —exclamó.

Puedo comprender que lo que he hecho estuvo mal de muchas maneras, y llegar de sorpresa a la casa de Crowell, fue una de las cosas que Gary me prohibió rotundamente. Además, yo en ningún momento le prometí que acataría a sus órdenes.

No lo sé, pero desde esta mañana he estado pensando mucho en lo que hice con Crowell en su clase de español. Tampoco estoy haciendo esto para pedirle perdón por todas mis acciones, porque la verdad es que no merece mis disculpas del caso. Esto lo provocó él mismo. No estoy intentando saldar cuentas con Crowell, ni jodiéndole la vida a Gary. Fue un simple impulso, meramente quería ayudarlos a remediar sus problemas de "Amistad" Y, por otro lado, quería que estos dos tarados se divirtieran un rato. Pero bueno, esas cosas me importan solo a mí, nada más.

Comenzamos a caminar por el estacionamiento; Crowell iba junto Gary, intentando no estar cerca de mí. No lo culpo, mi presencia altera al más débil, al que no es suficientemente fuerte para sobrevivir a mi compañía y a la persona que le tiene miedo al éxito. Llegamos a la entrada principal del GCM. Ahí, un hombre; el portero, nos recibió. Me observó y de inmediato nos abrió las puertas. Nos dimos paso por el interior del centro comercial, y las personas que se encontraban adentro, nos observaban. Bueno, me observaban a mí. A los chicos los miraban por otras cuestiones que no me interesan, pero llegamos a la parada que tenía prevista.

La vitrina de "The Creamery" nos daba la bienvenida.

—¿La heladería? —se preguntó Crowell—. ¿A qué se debe esto, Eleazar?

—Pues, creo que es más que evidente —le dije, usando la expresión más arrogante—. Ustedes solo diviértanse e intenten disfrutar el día, hagan de cuenta que yo no estoy aquí.

Dejaré que sean amigos por lo que resta del día. Supongo que necesitarán arreglar el asunto de las mentiras de Gary y todas esas tonterías que conlleva la amistad o eso creo. La verdad es que nunca he sido un buen amigo, ¿o sí? No tengo la manera de comprobarlo. Bueno, ya sé que, con mis acciones podría entenderlo, pero yo no tengo con quien ser buen amigo. Y no estoy deseando que Crowell me vea como un amigo, porque no creo serlo después de todo.

Wayless ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora