Capítulo 5: sorpresa, sorpresa.

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Os aviso de una cosa. A partir de aquí la cosa se pone dura. Antes os he contado que mi vida es bazofia pura por todo lo que me han hecho sufrir. Quiero que entendáis que, a partir de cierto punto de segundo de la ESO, mi mentalidad cambia hacia una faceta destructiva, no solo conmigo misma, sino con el mundo en general. Quería ver arder el mundo y casi, casi lo consigo. Casi. Comencemos:

Segundo de la ESO. Para la mayoría de la gente un curso sencillo, para mí, un puente entre una infancia dura y una adolescencia peligrosa. En segundo, en clase, apenas hay nada interesante que contar, peleas constantes con Mary y poco más. Ah, se me olvidó mencionaros que en primero, al final de año, me expulsaron por pegarme con un chico; pero acabó bien, de hecho, somos buenos colegas. Lo interesante de este año es lo que pasaba fuera de clase.

Como os he dicho yo estaba saliendo con Mike. Bien, era un chico adorable. Solo tenía un fallo, que os comentaré más tarde. Entre salir y romper con él, conocí a Adrien, un chaval maravilloso y la única persona que me llegó a respetar por cómo era ese año. Yo confiaba en él para todo, era mi mejor amigo. Hablábamos continuamente de todo lo habido y por haber, y si en esos tiempos había algo eran problemas con Mike.

Acordaos que os dije que era adorable. Ahora pensad que la persona a la que más queréis os hace daño yéndose con otra. Ahora le sumáis que os pegaba y mucho. No es una relación muy sana la verdad.

El caso es que, como buena mujer maltratada, yo me callaba porque creía que me lo merecía. Y la cosa siguió hasta que Adrien me vio los moratones. Y doy gracias de que los viera cuando los vio, porque a esas alturas ya me había roto dos costillas y yo me negaba a decirle nada.

Obviamente, dejé de juntarme con él. Si bien intentó volver a la gente en mi contra, le fue imposible, como es normal.

Ahora viene la parte jugosita de la historia. Yo me encontraba sola, muy sola, y tenia una amiga un poco golfilla como yo y, resumiendo, experiencias lésbicas.

Muchas.

Vamos a ver. No pongáis el grito en el cielo, si se veía venir. De las personas que me lean, a las que les atraigan las mujeres, saben que ver sus caras de placer mientras les metes los dedos y les acaricias por dentro es sumamente divertido, y ya cuando en vez de los dedos les metes la lengua y notas el sabor salado cuando se corren, pues más todavía.

Mi relación con esta chica terminó el día que se echó, como es lógico, un novio igual de golfo que ella. Con todo y con eso, eso fue dos años después, y esos dos años me pasé bastante tiempo enterrada entre sus piernas.

Los románticos empedernidos me dirán que me enamoré de ella, y no es cierto. Yo sólo me he enamorado de una mujer en la vida, sólo de una. Pero esa historia viene más adelante.

Lo importante de este año es que fui feliz yendo de flor en flor y que fui capaz de sacar unas notas de escándalo sin pegar un puto palo al agua. En serio. Juro por dios que, sin contar las horas de clase, pasaba mas tiempo teniendo sexo con una o varias personas a la vez que estudiando. Soy un ser afortunado a veces, de verdad que si.

Ese año conocí a Bryan. Recordad ese nombre, pues es importante, ya que me dio acceso a la mayor perdición de mi vida. Ana.

Y cuando os cuente lo que pasó, entenderéis por qué a las tormentas se les da nombre de persona.

Diario de Sasha Snyder.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora