Capítulo 22

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Realmente pensaba que esto no iba a ser así. Los grupos estaban divididos y no en chicos y chicas porque, principalmente, ¡¡¡No había chicas!!! Ni una chica a la vista. Además los chicos estaban divididos por especie; los vampiros estaban apartados, los hombres lobo estaban en el centro jugando, haciendo bromas y burlándose de los demás, los humanos eran muy pocos y no hablaban entre si y los magos estaban detrás de un árbol hablando. Este es el mejor ambiente de equipo que he visto en mi vida. Por favor, que se note el sarcasmo o denuncio a la escritora...

Todos los chicos al oír el ruido de la puerta han parado de hacer sus cosas y han empezado a mirarme interesados.

- Te has equivocado, el curso para princesas esta en el otro pasillo - dice un gracioso haciendo que todos se rían.

Camino hacia él tirando por el camino la bolsa al suelo y me planto en frente de su cara.

- Creo que ha habido un malentendido - digo tranquilamente. - Soy tu profesora y las bromas se van a acabar por hoy. Ahora todos en fila delante mía - esto último lo digo con voz de un alto cargo para que me hagan caso.

Ellos me hacen caso atemorizados y se ponen en fila. Echo una mirada a todos y elijo a un hombre lobo que veo menos fuerte que los otros para que me conteste a las preguntas.

-  Me llamo Bella, ¿ Tu cómo te llamas? - pregunto dirigiéndome a él. 

- Me llamo Christian, señora...

- Señorita Hunter - oigo unas risitas al fondo pero miro en su dirección y las callo. - Pero puedes llamarme Bella. Quería saber por qué no hay chicas en el gimnasio.

- Porque...

- Porque son demasiado debiluchas para estar aquí, el deporte que hace un hombre no lo puede hacer una mujer - dice un cretino interrumpiendo a Christian

- Eso es mentira - digo sintiendo que mis colmillos salen. Odio que los chicos valoren menos a las chicas por ser eso, chicas. - Una chica puede hacer lo mismo que los chicos.

- No creo y no vas a ser tú quien me haga cambiar de opinión.

Me cago en la puta... Este quiere una os... Tranquilízate Bella, solo es un gilipollas...

Miro al chico con odio y observo como todos los demás me miran atemorizados. Supongo que ya me han salido los colmillos y los ojos rojos.

Me separo de los chicos y señalo la puerta con el dedo.

- Todo aquel que piense como él que salga de mi clase... ¡AHORA!

Miro como algunos hablan entre si y observo como cinco o cuatro se van. Cuando están por irse, creo una corriente de aire que empuja la puerta muy fuerte y los tira al suelo fuera del gimnasio. Espero unos segundo y cuando veo que nadie se va, relajo los hombros y sonrío un poco. Justamente llega un chico bastante atractivo a mi lado, me agarra del brazo y me acerca a él... ¿¡Qué cojones?! 

- Cielo, yo no soy machista, es más pienso que a las chicas hay que cuidarlas, ayudarlas, complacerlas... - me dice susurrando en mi oído mientras me coge de la cintura.

Cojo al chico por los hombros y le pego una patada en los huevos que le hace tirarse al suelo y retorcerse de dolor. Le doy una patada en las costillas y piso un poco su cuello.

- Lo siento mucho, cielo, pero yo no soy otra de tus putas para follar, así que fuera de mi vista maldito desgraciado, ¡¡Compadezco a tu mate!! - hago una corriente de aire y le tiro por la puerta que abrí antes. Tampoco soy tan mala como para meterle una ostia con una puerta de hierro.

Oigo como muchos se ríen y empiezo yo también a reírme. La verdad es que visto desde fuera es gracioso. 

- Vamos, cinco vueltas a la pista - digo terminando de reír.

Todos salen corriendo y empiezan a dar vueltas a la pista pero unos cuantos se quedan en los bancos. Me acerco a ellos y me siento en un hueco libre.

- Que bien se está aquí sin hacer nada, ¿no?

- Sí, la verdad es que se está muy bien.

- Mmmh... No me habéis entendido, ¿verdad? ¡Que os mováis!

- No sin antes presentarnos - dice un chico rubio con ojos marrones haciendo una reverencia. Esta bien formado y es alto, el sueño de cualquier chica. - Yo soy Samuel, ya conoces a Christian y este es Adrián - dice señalando a un chico musculoso, con el pelo negro y ojos azules.¿¡Por qué todos son modelos!?

- Creo que ya me he presentado, pero soy Bella. 

- Sí ya lo sabemos y... Te queríamos decir que somos como los más normales de esta asignatura porque los demás son unos putos salidos y nosotros somos men...

- Creo que no le importa mucho lo que dices - bromea Adrián riéndose. La verdad es que Samuel no para de hablar y hace que yo me ría.

- ¿Así? Pues me enfado y... ¡¡¡Le digo a mi prima que la quieres!!!

- Ni se te ocurra estúpido bicho - dice Adrián echando a correr detrás de Samuel. Miro como Christian sale detrás de ellos para calmarlos y yo lo único que puedo hacer es reírme.

La verdad es que la situación de niños pequeños. Creo que ya he hecho unos pocos amigos. Sonrío ante este pensamiento y espero a que todos terminen de correr.

Cuando terminan, les pongo los guantes a todos y los llevo al ring. Les enseño técnicas de boxeo como el cross, el gancho y el jab. La verdad es que muchos se quedan impresionados de como pego, pero otros se ríen al ver como dejo a los chicos sin hacerme ningún rasguño. Termina la clase y todos salen por la puerta excepto mis tres amigos.

- ¿Qué hacéis aquí? - pregunto divertida.

- Pensábamos en ir a tomar un helado, ¿Te vienes? - dice Christian animado.

- Claro, adoro el helado, pero tiene que ser con pepitas de chocolate - digo como niña pequeña señalando a los tres. Ellos se ríen y niegan con la cabeza mientras salen por la puerta.

Les sigo y me llevan por la ciudad hasta llegar a una heladería. Entramos, me dicen sus helados y yo los voy a pedir. Pido mi helado de nata, chocolate y pepitas y pido también sus helados. Cuando la chica me da los helados también me da dos papeles.

- ¿Qué es esto? - pregunto desconcertada.

- Mi numero - dice la chica guiñándome un ojo. Yo me sonrojo y vuelvo con los chicos.

Cuando ellos me ven, empiezan a reírse a carcajadas de mí. Yo me encojo en la silla y tomo mi helado. Todos comemos los helados y hablamos de nuestra vida para conocernos más. La verdad es que ya los conozco muy bien: Christian es un poco débil pero muy valiente, Samuel es muy divertido y gracioso, y Adrián es el malote pero dulce. Cuando estamos por salir, alguien me llama. Genial, siempre tiene que fastidiarlo alguien...

RechazadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora