Capítulo 19

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Miro detrás de mí buscando a la diosa Luna y, efectivamente, la encuentro.
Me acerco a ella con seguridad esperando que me diga el motivo de mi presencia en este lugar. Cuando estoy enfrente suya, la llamo porque parece no darse cuenta de que estoy aquí:

- Luna, estoy aquí - digo tocando su hombro.

Ella me mira neutra pero después su mirada cambia a una dulce y un poco preocupada.

- Bella, quiero contarte una historia.

Asiento con la cabeza y me coloco en el suelo. Me cruzo de piernas y ella hace el mismo proceso.

- Esta historia ocurrió hace mucho tiempo;

"En el antiguo Egipto, un numeroso grupo de humanos se revelaron contra los dioses. Estos, que les habían dado riquezas y tierras, crearon un arma mortal para castigarlos. Esta arma no era otra que una mujer. Una hermosa mujer de piel pálida, cabello negro y ojos rojos, llamada Sekhmet. La mandaron a la Tierra y mató a todos los revelados robándoles la sangre, pero esto para ella no era suficiente. El dios Ra, sabiendo que se descontroló, llamó a una bruja para que la calmara. Esta bruja la cambió y se convirtió en una mujer dulce, amable y calmada. El dios Ra, enamorado de ella, la convirtió en su principal mujer y tuvo un hijo con ella. Este hijo se llamó Sekti y fue el primer vampiro. Los humanos lo llaman Vlad o Conde Drácula. Sekti con el tiempo creció y se convirtió en el dios de los Vampiros. Pronto creó una nueva raza, los vampiros. Los demás dioses murieron porque se dejó de creer en ellos pero, ¿Quién no cree en el mismo que lo creó? Por eso, Sekti no murió."

"Hay muchas más historias de dioses que no murieron, pero te he contado esta para que sepas que quien te habló antes fue él, Sekti, aunque prefiere Set"

Me quedo callada y un poco impactada. Nunca nos han contado la historia de otra raza, ni siquiera la nuestra.

- ¿Qué interés tiene Set en mí? Soy una loba, no una vampiresa.

- Eso lo descubrirás por ti sola. Te he contado esta historia porque quiero que tengas cuidado con él - dice levantándose. Yo, casi a la vez, me levanto.- Set no heredó el buen carácter de su madre, tiene el carácter que tuvo ella antes de cambiar, pero de su padre también heredó la cualidad de ser un dios y reinar, por eso está en ese puesto.

- Pero, Luna, tengo muchas preguntas. ¿Dónde esta Azura?

- Bella, Azura esta bien, esta luchando para vivir, pero pronto estarás con ella.

- Entonces, ¿No podré hablar con ella? - pregunto aterrorizada. La voz que tengo ahora es muy estúpida. ¿Lindo vampiro? ¿Enserio? Y encima siempre me manda ordenes, aunque creo que yo soy más estúpida por obedecer.

- Tranquila Bella, ¿Te pasa algo?

- No, nada, tranquila - digo con una media sonrisa. No quiero preocuparla por cosas tontas, además, cuando Azura vuelva esa voz se irá.

- Debo irme, pero recuerda, debes tener cuidado - dice dándose la vuelta.

Veo como desaparece y espero a hacerlo yo también, pero no me muevo de mi sitio.
Genial, ahora estoy aquí sola.
Creo unas cuantas llamas y las pongo en un montón. Cojo una y la tiro. Llega lejos, pero no mucho. Cojo otra y la vuelvo a tirar. No llega muy lejos, por lo que cojo otra piedra y la tiro. Miro hasta donde llega, pero cuando va a tocar el suelo de agua se desintegra. Eso no es normal.
Me acerco para ver lo que ha pasado, pero cuando llego allí, no pasa nada. Me doy la vuelta para volver a mi "entretenido" juego, pero al lado de mi montón de fuego hay un hombre. Lo miro extrañada, pero cuando lo reconozco el miedo atraviesa mi rostro. Es igual que su madre, es Set. Tiene el pelo negro, la piel pálida y los ojos rojos. Lleva una camisa, una chaqueta, una corbata, unos zapatos y unos pantalones, todos negros. Me mira con esos ojos rojos como la propia sangre y sonríe.
Por un momento, me froto los ojos para ver si esto es real, pero cuando vuelvo a ver Set esta delante mía, mirándome divertido. Es más alto que yo y cuando le quiero ver, tengo que alzar la vista.

- Así que... Bella, ¿no? - pregunta mientras da vueltas a mi alrededor.

Asiento con la cabeza incapaz de hablar por su presencia. Si no le puedo hablar, usaré la magia. Aprieto los puños mientras me preparo, pero él se da cuenta de este gesto.

- De nada te servirá que utilices eso conmigo

- ¿Qué quieres? - pregunto con un poco de valentía. Que el primer vampiro de todos te visite y no puedas atacarle es motivo de miedo. ¡¡CREO YO!! ¡Llámenme loca!

- Conocerte un poco más, solo eso - me esta sonriendo, ¿eso es bueno, no? - Siéntate - dice como una orden. Parece ser que esa orden no me produce nada en mi cuerpo y a él le molesta. Sus ojos se oscurecen y yo, inmediatamente, me siento en el suelo.

Cuando me he sentado, se arrodilla delante mía y me acaricia la mejilla con el dorso de la mano. Yo, en respuesta, saco los colmillos y le gruño. Él se ríe y se acerca mucho más. ¿¡Qué cojones!? Me echo para atrás, pero el se pone encima mía y me tumba. Me inmoviliza y acerca sus manos a mi cuello. Una pregunta... ¿¡¿Qué manía tiene la gente con inmovilizarme?!? Aprieta sus manos contra mi cuello quitándome el aire. No puedo respirar. ¿No puedo respirar? ¡Que no respiro! Intento quitar sus manos pero no puedo, tiene mucha fuerza. Rápidamente caigo en la inconsciencia, pero no antes de escucharle decir:

- Dulces sueños

Cierro los ojos y dejo que la oscuridad me lleve, porque ahora, no hay una luz que me guíe.


Empiezo a oler algo, es el típico olor que hay en los hospitales. Intento abrir los ojos, pero estos no me responden. Pruebo mover las manos, pero tampoco puedo. Estoy tumbada y parece ser que solo puedo pensar. Hago acopio de las pocas fuerzas que tengo y abro los ojos. Veo un techo blanco. Que interesante... Muevo los ojos y logro ver una maquina para medir las pulsaciones y unos asientos de cuero. No hay nadie en la habitación. Intento incorporarme y, con fuerza para no lanzar gritos de dolor, lo consigo. Joder, no sabía que moverme era tan doloroso. Ahora logro ver mejor la habitación. Ahora también veo dos puertas, muchas flores y un ventanal. Cuando voy a intentar levantarme, una chica entra con la puerta con una caja. Me mira y se le cae la caja. ¿Qué? No estoy tan mal, ¿verdad? La chica sale corriendo sin decirme nada y deja la caja tirada en medio de la blanca habitación. Genial, espantando gente en el primer minuto de estar despierta. Cada vez te superas Bella...

Espero unos minutos tumbada hasta que por la puerta entra un médico con muchas ojeras. Parece que ha trabajado mucho. Cuando me mira, se pone blanco como un papel. Balbucea un par de cosas y sale corriendo por la puerta seguido de la chica, creo que es su ayudante. Intento quitarme la aguja que tengo puesta en el brazo, pero al hacerlo, suelto un grito de dolor y cierro los ojos fuertemente. Lo último que logro ver y escuchar es mi brazo sangrando y el sonido de la máquina pitando más fuerte. Pronto, caigo en la inconsciencia...

RechazadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora