Así es el amor • [ Larry Stylinson]

así es el amor

¿Qué hacer cuando todo se convierte en nada?

¿Qué hacer cuando las curveadas y brillantes sonrisas son reemplazadas por una inexpresiva línea recta?

¿Qué hacer cuando las mejillas ruborizadas se apagan por incesantes cascadas de lágrimas?

¿Qué hacer cuando esa persona especial ha dejado de amarte?

Después de tiempo, Louis descubrió que ya no era querido, y sospechó que tal vez nunca lo fue.

Le resultaba sumamente difícil y miles de preguntas atormentaban su mente una tras otra, él realmente no entendía qué fue lo que hizo mal. Tal vez era demasiado dramático, tal vez su inseguridad respecto a las cosas, o tal vez... tal vez era muy poca cosa para Harry.

Él estaba consciente de lo malditamente maravilloso que Harry era. Alto, guapo, divertido, encantador, talentoso, dulce... Era su maldita definición de "chico perfecto" y ¿él? Bueno, él se consideraba todo lo contrario, pero gracias a los buenos tratos y las lindas palabras, sentía que valía, que no era una pérdida de tiempo o un inútil; sentía que a pesar de cometer errores, él también podía considerarse perfecto y sentirse amado.

Harry era "el pequeño rayito de luz en la oscuridad", era "el sol después de la tormenta", era su salvación y su medicina. Entonces, ahora, ¿qué podía hacer?
Louis siempre supo que ser dependiente no era nada bueno, supo que la gente mentía y que no debía confiarse fácilmente, supo que nunca, nunca debía llorar el abandono de nadie, pero se había enamorado. Joder, ¡estaba enamorado, maldita sea! Ahora, ¿qué? ¿qué podía hacer, si él fue el estúpido que se enamoró? En primer lugar, nunca tuvo que haber hablado con Harry, debió haberle ignorado desde el primer momento. Nunca tuvo que dejarse mimar y halagar por él, ni hacerlo de vuelta. Nunca debió haber sido un libro abierto ante Styles, no debió contarle sus secretos ni sus debilidades, ni mucho menos debió haberle dejado tan en claro lo mucho que lo amaba.

Pero lo hecho, hecho está.

Dijo e hizo muchísimas cosas que no debía.

Experimentó miles de sensaciones que ni siquiera sabía que existían.

Entregó todo con los ojos cerrados.

Y todo lo hizo por amor. Todo lo hizo por Harry.

Harry, quien ahora ni siquiera le miraba y si lo hacía, era sólo para mofarse de su patética y lastimera apariencia. Harry, quien continuaba con su vida como si nada hubiese pasado, quien estaba feliz, despreocupado, brotando risas por doquier, mientras que Louis se apagaba un poquito cada vez más. Sus bonitos ojos azules perdieron todo rastro de alegría, al igual que él.

Lo malo era que le seguía queriendo. Lo amaba con la misma fuerza de siempre, añoraba su presencia e intentaba llamar su atención cada que podía.

Y lo peor, era que en el momento que Harry quisiese volver a jugar con su maltratado corazón, Louis lo recibiría gustoso con los brazos abiertos.

Porque así es el amor, darlo todo sin esperar nada de vuelta, preocuparte por la persona a la que amas; importándote poco si estás muriendo por dentro.