Capítulo 7

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Rachel
Arthur me dió la ropa y entré a cambiarme. Me sentía realmente extraña. Me sonrojé al sentir el tacto de sus manos en mi espalda. ¿Por qué?

Salí del baño y lo ví sentado al lado de la ventana. El brillo de la luna ocultaba su rostro. Al notar que había salido, se acercó a mí.

- Te queda bien... Menos mal...- puso su mano sobre su nuca.
- Sí...- dije tímida.

Agache la cabeza. Él tomó mi barbilla y tocó las heridas de mi rostro con el pulgar.

-¿Quién te ha herido así?
- Realmente no recuerdo...
- No intentes proteger a nadie, por favor...
- No lo estoy intentando... Realmente no me acuerdo...
- Rachel, sé que no tienes mala memoria... Solo dímelo...
- De verdad no me acuerdo...

Giré mi rostro dirigiendoló a la ventana. Arthur lo volvió a tomar y dirigió mi mirada hacia la suya.

-Dímelo, Rachel...

Me miró con preocupación. La luz de luna aumentaba el brillo de sus ojos verdes.

- Pe-pero
- Por favor...
- Vale... Mandaron a alguien a revisar si llevaba más armas y para hacerlo rompieron la ropa que llevaba puesta y al final me hirieron el rostro, pero de verdad no recuerdo quién ni cómo...
- Gracias por contarmelo...
- Bueno... Gracias por no mandarme a la horca...
- ¿Cómo quieres que mande a la horca a alguien que cambió mi vida?

Iba a responder cuando unos golpes en a puerta de Arthur me interrumpieron. El príncipe de Solaria soltó mi rostro rápidamente y salió de la habitación. «No te muevas» , eso fue lo único que dijo antes de salir. Yo me limité a asentir.
Me dirigí adonde lo ví sentado anteriormente. Desde aquella ventana se podía ver la luz de la luna, la blanca y hermosa luz de luna. A mi ese cuerpo celestial me producia una gran tranquilidad, tanta que acabé por dormirme. Había sido un día duro.

Arthur
Estaba hablando con Rachel cuando llamaron a mi puerta. Tuve que salir y dejarla allí. Volví pasados unos minutos. Al entrar la pude ver recostada en mi ventana. No podía distinguir su rostro ya que la luz lunar lo ocultaba. Me acerqué a ella y pude obsevar que estaba dormida. Tomé su rostro con delicadeza y acaricié sus heridas con mi pulgar. Mientras la acariciaba, tuve un impulso que lo único que me decía era: «Bésala».
No podía besarla, era mi "enemiga" pero lamentablemente esa situación se perdió hace tiempo. Tenía su rostro entre mis manos, lo acerqué hasta que finalmente la besé. Sé que ella no se enteró pero yo sí, y, puedo decir que sus lábios son los más dulces que he probado en mi vida. Me había quedado prendado de aquella mujer, de su larga melena rizada, de esos labios rosados perfectos, de esa mirada que tal nerviosismo en mí producía... En general de ella en su conjunto. Eso ya lo sabía, lo sabía desde que la ví por primera vez, desde que fuimos a por la misma rosa... Tras besarla la tomé en brazos y la saqué de palacio. Evadí a la mayoría de los guardias. Cogí mi caballo y monté a la chica, luego subí yo. Empecé a cabalgar hacia el campo de flores. Al llegar dejé a Rachel entre la hierba alta. A su lado coloqué su daga y su capa. Todo lo recogí de la sala de los guardias. Una vez que la tumbé en el suelo, besé su frente. Tenía un sentimiento irreconocible pero me gustaba. Esos nervios que tenía al verla a los ojos, ese sentimiento desconocido para mí pero que tanto me enganchaba, esa sensación de no querer abandonarla nunca, pero, esa conciencia que me advertía que no era buena idea, que ella era mi enemiga, que ella me haría daño... Todo era una lucha entre conciencia y corazón, entre lógica y semtimientos, entre razón y locura... Una lucha dentro de mí.

En el camino de vuelta no pude parar de darle vueltas a lo mismo:
"Eso no es amor, ¿verdad?"

Flowers Are For Everyone[#LoveandPeace](#PADP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora