Capítulo 5

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Rachel
Me despertó el frío viento del amanecer. Abrí los ojos lentamente y pude observar como mi balcón estaba abierto. Recordé todo lo pasado el día anterior y me tapé el rostro con la almohada. Aún me dolían las palabras de mi madre.

Miré por el balcón. El frío viento movía mi pelo. Sin pensarlo estornudé. Me apoyé en la barandilla y miré al castillo de Solaria. Giré sobre mi misma y observe el arco, la daga y la capa. En cuestión de segundos estaba de camino al otro reino. Sabía que mis padres me matarían pero no importaba.
Corrí y corrí hasta llegar al campo de flores. Me detuve y miré al cielo. Nunca había pasado de allí. Miré al frente. Volteé y miré mi castillo. Lo dejé atrás y seguí corriendo. Tras unos minutos pude divisar los muros de Solaria. Eran enormes y con soles en todos lados. Todo era brillante. Lo único que pasaba es que no había ninguna apertura oculta por donde yo pudiera pasar.

Decidí ir por la entrada del reino, donde entraban los habitantes de todo el mundo menos de mi reino, claro estaba.
Me adentré sin problemas, nadie me reconoció. Al estar más adentro pude retirar la capucha de la capa, la cual cubría mi rostro.
En Solaria hacía mucho calor. Acabé por quitarme la capa. Era extraña mi sensación, ¿Había ido alguna vez a Solaria? Era imposible.

Fui a la plaza del reino. Había un montón de espectáculos con fuego. Fue súper divertido, hasta que sacaron una bandera de mi reino y le prendieron fuego. Después de eso decidí salir de la plaza. Mientras avanzaba por las calles pude ver el castillo. Me acerqué y lo observé de cerca. Era enorme y lleno de luz. Un impulso me hizo empezar a escalar para entrar. ¿Qué estaba haciendo? ¿Era tonta? ¿Qué había que me llenará de tanta curiosidad? Ni yo lo sé pero entré. Fui al cuarto de empleados de castillo y busqué un uniforme. Me disfracé con él e investigué el castillo. Había mucha más luz que en el mío pero no era desagradable. Me sentía cómoda.

- Sirvienta... ¿Podría llevarse mi ropa sucia?- esa voz me sonaba familiar.
-Por supuesto...

Tomé la ropa que me habían pedido que recogiera y me marché. De alguna forma llegué al patio trasero. Allí estaban un chico y una chica luchando con la espada. Ella realmente era habilidosa. Los observe in rato y salí lo más cautelosa que pude.
Llegué al cuarto de la lavandería y allí dejé la ropa. En el estaban dos mujeres hablando.

-¿Cómo gastan tanta ropa los principes?
-Quién sabe que harán con ellas
-Claro que sí querida... Oye tú- me señaló.
-¿Quién yo-yo?- mi voz salió temblorosa.
-Sí tú... ¿Eres nueva?
-Mm sí - sonrei falsamente.
-Pues gasta cuidado con el principe Arthur. Es un mujeriego y para enfadar a sus padres suele "coquetear" con las sirvientas más jovenes. Las hipnotiza, juega con ellas y al final las tira como un trapo.- Dijo la otra mujer.
-Va-vale gracias.

Salí lo más rapido que pude. En uno de los grandes pasillos choqué con alguien.

-Gasta cuidado sirvienta- Era la misma voz de antes.
-Sí disculpa- agaché mi cabeza en forma de disculpa.

El chico agarró mi barbilla y levantó mi rostro.

-Eres muy bella... ¿Eres nueva?
-S-sí...
-¿Puedo saber tu nombre?
-Ra-Rachel
-Que hermoso, nos vemos Rachel

Se agachó y besó mi mejilla. Tenía el mismo rostro que el chico del campo de flores pero su actitud era distinta. ¿Él era el principe Arthur?
No le dí mucha importancia y seguí mi camino. Mientras caminaba mi daga calló haciendo un leve ruido que alertó a los guardias.

Lo siguiente que recuerdo es ser amordazada y atada por los guardias. Luego fui encarcelada. Lo único que dijeron fue: "El príncipe decidirá tu destino"
Pude escuchar como decían que acabaría en la horca. Ya veía mi final.

Flowers Are For Everyone[#LoveandPeace](#PADP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora