Flowers Are For Everyone[#LoveandPeace](#PADP)

Capítulo 8

Rachel
Desperté en el campo de flores. Junto a mí estaban mi daga y mi capa. Al parecer, Arthur me había traído hasta aquí. Me senté y me coloqué mi capa, acto seguido guardé la daga.

Miré al cielo. Las estrellas brillaban como nunca lo habían hecho, la luna era gigante, la calma invadía la noche...

Me levanté y eché un vistazo al castillo del reino vecino. Al mirarlo no pude evitar poner una sonrisa. Me gustó aquella experiencia, sobretodo mientras estaba con Arthur. Con él me sentía cómoda.

Luego miré a mi castillo. Comencé a andar lentamente. Era de noche y estaba sola. Mi única arma era una pequeña daga. Se me había olvidado la oscuridad en la que se sumía ese bosque por las noches.

Desde lejos pude reconocer una pequeña luz. Me acerqué y ví que era una pequeña choza. No la había visto nunca, pero, ahí estaba. Me acerqué y llamé a la puerta. Nadie respondió. Entre pensando que no iba a haber nadie pero me equivoqué. Nada más pisar el suelo de esa choza, unas esposas de mágia negra rodearon mis muñecas y tobillos. No podía moverme. De la oscuridad apareció una anciana de baja estatura. En su mano llevaba una escoba.

-¿Quién entró en mi casa?- la anciana se acercaba poco a poco.
- Di... Di... Disculpe- mi voz salía entrecortada.
- ¿Y tú quién eres?
- So...soy Ra...Rachel...
- ¿Rachel? ¿La princesa de Oscuria?

Tragué saliva y asentí.

-S...Sí esa soy yo...
- Y ¿qué hace una princesa como tú vagando por el bosque solita?
- Me quedé dormida en el campo de flores y se me hizo tarde...
- Que interesante... Y supongo que querrás marcharte, ¿no?
- Si no es mucha molestia...
- Vale, te soltaré, pero...
- ¿Pero?
- Recuerda mi nombre, Rachel. Puede que algún día nos volvamos a ver...

Se me hizo un nudo en la garganta. Solo asentí.

- Y ¿cuál es su nombre?
- ¿Mi nombre?
- S... Sí...
- Me llamo Anastasia, recuerdalo.

Las esposas que me mantenían quieta desaparecieron. Pude moverme de nuevo. Levanté mi cabeza y la mujer había desaparecido. La choza había desaparecido. Estaba sola en mitad del bosque. Me recompuse y caminé hacia mi castillo. Esta vez corría.

Tras unos minutos lo alcancé. Entré a mi habitación. Estaba cansada. Me senté en el balcón. Mi respiración era agitada. Me acerqué a la puerta de mi cuarto. Seguía cerrada. Nadie había intentado abrirla. Eso de algún modo me aliviaba.