El principio de un sueño, Lancelot

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Mis pies se hacian cada vez más ligeros con cada paso que daba al acercarme a aquel lago, aún sin comprender la razón del porqué me sentía feliz, mi corazón se aceleraba mientras me iba aproximando cada vez más.

Apenas llegue a la orilla me senté para que mis pies pudiesen sentir el agua de aquel cristalino lago, se sentía muy fresco y la sombra que brindaban los árboles que rodeaban el lago hacian que el ambiente fuera todavía más relajante, el encontrarme en ese lugar me era muy reconfortante. Tras algunos minutos ya transcurridos quise meterme, por alguna razón, a lo más profundo del lago; todo me parecía una locura, sin embargo, algo en mi interior me decía que debía hacerlo antes de media noche y que no era la primera vez que lo hacía; entonces estaba a punto de quitarme el vestido, pero escuche algo entre los enormes rosales lo que hizo que me estremeciera con un poco de temor, me recuperé rápido y con mi valor acumulado me acerque a los rosales y pasé a través de una especie de túnel que me llevaba al centro del mismo.
Luego de 5 minutos de pasar por aquel túnel llegue al corazón del inmenso rosal, mi sorpresa fue mucha cuando encontré a alguien durmiendo entre las rosas, era un erizo negro azabache con betas rojas y vestía una especie de armadura; parecía estar completamente dormido, mi intensión era irme de inmediato aprovechando que podía, pero mi vista se quedó contemplando a ese erizo azabache.

-Mi lady si tengo algo pegado a la cara le rogaría que me lo quitara ahora - dijo de la nada aquel erizo azabache, provocandome un gran susto que no pude evitar soltar un grito - lamento si la he asustado, pero su mirada se quedo tan fija en mí que no pude evitar sentirme un poco incómodo.

-En absoluto, no tiene porque disculparse - dije sintiendo el rubor en mis mejillas - tan solo pasaba por aquí y escuche un sonido que provenía de este rosal y vine a investigar por si encontraba a alguien herido - mentí, pero porqué mentía - y luego me encontré con usted, pensé que estaba dormido y yo... yo...

-Comprendo - dijo el azabache con una ligera sonrisa divertida, haciendo que me sonrojara más - y agradezco su preocupación. Disculpe el atrevimiento pero me haría muy feliz saber su nombre y saber quien es la persona a quien debo agradecer tan noble gesto.

-No creo que sea pertinente que sepa quien soy - dije con triteza - eso solo hará que se aleje de mí.

-Entonces, dejemos de lado honorificos y etiquetas - dijo comprensivo con una dulce sonrisa - y solo digame cual es su nombre, de manera que mientras nos encontremos en este lugar la conoceré solo de esa forma.

-Estaría de acuerdo con usted - le respondí - pero no creo que eso sea posible si usted no se presenta como es debido.

-Tiene razón y me disculpo - dijo con una pequeña risa, se quitó el casco que cubría su cabeza, mostrándomé así su rostro - mi nombre es Lancelot.

Apenas pude verlo mi corazón comenzó a latir con ritmos desbocados y sonoros. No pude evitar perderme en esos bellos ojos color carmesí que combinaban a la perfección con las rosas rojas que nos rodeaban y me miraban con tanta dulcura como jamás nadie lo había hecho.

-Ahora que sabe mi nombre - dijo el erizo azabache sacándome de mi ensoñación - le ruego que me haga conocer el suyo.

-Mi... nombre es...

Fin del sueño.

-my... Amy - comenzé a escuchar entre sueños - Amy cariño ya es hora de despertar.

Abrí los ojos de golpe al darme cuenta de que todo había sido un sueño, frote un poco mis ojos y vi a mi madre frente a mí con una delicada sonrisa maternal, acarició un poco mi cabeza antes de ponerse a preparar algunas cosas.

-Buen día mami - dije aún algo adormilada.

-Buen día cariño, ya levantate que hoy es un día muy especial - dijo con cierta emoción en su voz.

-Sí, lo sé. - le respondí.

Pasaron 13 años desde la última vez que estuve en presencia de varias personas.

Mi nombre es Amelia Rose, soy la princesa del reino de Silentium, y el día de hoy es mi fiesta de mayoría de edad y también el día en el que seré presentada formalmente a todo el reino y a los reinos vecinos. Todo esto se debe a que desde mis 5 años mi padre, el rey, me mantuvo en uno de los templos sagrados de la familia para empezar mi entrenamiento y completar mi formación como heredera al trono de Silentium; y finalmente hoy que cumplo la mayoría de edad estoy lista para asumir mis responsabilidades y actuar como tal.

-Amy, querida debemos apresurarnos - dijo mi madre mientras escogía algunas joyas - los invitados llegaran en cualquier momento y aún no estas lista.

-Pero mamá no es realmente necesario una fiesta tan ostentosa - dije algo nerviosa ya que no estaba acostumbrada a ello.

-Tonterias cariño, hoy es un día muy importante y quiero que te vistas a la altura de este día.

-Si ese es tu deseo madre, lo haré gustosa - dije dedicándole una sonrisa a mi madre, que estaba muy emocionada por el día de hoy.

-Gracias tesoro - sonrió - hoy es un día muy importante ya que después de 13 largos años por fin todos los reinos incluido el nuestro podrán conocer a mi hermosa hija, sé que apenas te vean los dejaras sin aliento.

Reí por lo bajo ante las ideas de mi madre y me retiré al baño mientras ella aún le hablaba al vacío, apenas dentro me quite el pijama y me metí a la tina, mientras pasaba la esponja por mi cuerpo no podía evitar pensar el erizo que aparecía en mis sueños, en los últimos dos años siempre he tenido el mismo sueño; siempre tengo presente el lago, los árboles, el rosal y esos bellos ojos de color carmesí que me atrapan con calidez llegando hasta las más profundas fibras de mi corazón. El mismo sueño se repite una y otra vez, sin embargo, esta vez fue algo distinta ya que fue la primera vez que aquel azabache me dijo su nombre: "Lancelot". Fue la primera vez que pude escuchar su nombre, en sueños anteriores siempre despertaba antes de poder oirlo.

-¡Amelia! ya es hora de que salgas de allí - era mi madre tras la puerta la que me sacó de mi ensoñación.

-Ahora mismo salgo mamá - le respondí.

-Te dejaré todo listo cariño, cuando termines de arreglarte ve a buscarme a la sala de música. - decía mi madre desde el otro lado de la puerta y antes de que pudiera contestarle escuche el sonido de la puerta cerrarse.

Entonces continué con mi baño y mi ensoñación, me apresure a salir de allí y cuando salí del baño envuelta en toallas no pude evitar observar el vestido que mi madre había preparado, pero mi vista de inmediato se desvió al lado del mismo, un par de rosas rojas cual carmesí.
Llamé a una de las criadas para que ayudara a prepararme, todos parecían estar alegres por mi regreso al reino y en especial por mi fiesta, pero poco me importaba el acontecimiento, ya que mis pensamientos estaban centrados en una sola palabra.


"Lancelot"

[Shadamy] ¿Predeterminados?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora