Torrente de lágrimas, primer encuentro

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Después de unas desesperantes dos horas por fin logré poner un pie fuera de mi habitación, estaba lista y extrañamente me sentía bonita.
Al salir de mi habitación me dispongo a dirigirme al salón de música, donde seguramente mi madre debe de estar esperándome con ansias; caminé por varios minutos y terminé en distintas zonas del castillo que daban a diferentes salones y habitaciones, pero ninguno era el salón de música.
Ha pasado muchísimo tiempo desde que estuve en el castillo y evidentemente eso esta asociado a mi poca orientación, un verdadero desastre en mi opinión, mientras caminaba sin saber a donde dirigirme divise una enorme puerta delante mio y corrí hacia ella con la esperanza de que fuera la puerta del salón de música, pero era el camino equivocado nuevamente ya que terminé en los jardines del castillo.
No fue del todo malo perderse por aquí, era una muy buena forma de despejar mi mente de la pomposa fiesta a la que no tenía mucha emoción de ir, todo estaba muy tranquilo: la brisa era fresca y estaba acompañada por el aroma de las flores, las cuales tenían bellos y hermosos colores; todo era bellísimo, haciendo que me sintiera a gusto y eso no me duró mucho porque comenzó a llover repentinamente.
Por lo tanto, tuve que apresurar el paso y buscar alguna puerta por la que pueda entrar nuevamente al castillo y espero que también me lleve al salón de música.
Luego de unos minutos, no encontraba nada y estaba empezando a desesperarme; continué caminando, todavía sin éxito, y fue cuando pude ver a alguien apoyado en uno de los barandales y en medio de la lluvia. Me acerqué un poco más y pude distinguirlo bien, era un erizo de pelaje plateado, vestido con lo que parecía ser un uniforme y tenía los ojos de color dorado intenso, lo que me recordaba a la vívida imagen de los rayos del sol apareciendo tras las colinas al amanecer; sin embargo, el dorado de sus ojos era interrumpido por nubarrones de lluvia que se extendían por sus mejillas. Aquel erizo plateado estaba llorando.

-Por favor no llores - dije sin pensarlo siquiera.

El joven erizo plateado despertó de su trance y dirigió su mirada a mí, cuando me vió puso una expresión muy triste y vacía haciendo que mi corazón se encogiese de algún modo, no soportaba que tuviese una mirada tan triste así que corrí hacia él e instintivamente lo abrazé.

-Tranquilo - dije - todo estará bien.

Él empezó a llorar mucho más fuerte, enterrando su rostro en mi hombro, me abrazaba con mucha fuerza.
Finalmente, su llanto fue sesando al igual que la lluvia.

-Lo siento - fue lo que dijo aquel joven erizo cuando levanto su mirada para cruzarla con la mía - de verdad lamento haberme comportado como un niño.

-No tienes porqué disculparte, que te encuentres bien y más traquilo es lo que más importa - respondí.

-Te lo agradezco mucho, por cierto, ¿qué es lo que hace una señorita tan linda bajo la lluvia?

-Para ser sincera me perdí (?).

-Jajaja, de ser así me alegro mucho por eso, ya que así pude conocerte - me dijo con una cálida sonrisa - y ha dondé es que te dirigías.

-Hacia el salón de música - respondí - pero lastimosamente no logro orientarme.

-De ser así, por favor, permítame guiarla hasta allá.

Me ofreció el brazo con una radiante sonrisa al cual me aferré sin dudarlo, le devolví la sonrisa.

-Teniendo una sonrisa tan linda no comprendo la razón por la que llorabas - dije sin antes pensar.

El erizo plateado se sorprendió un poco ante lo que dije y sonrió leve pero calidamente, su mirada estaba fija en mí, una triste mirada llena de añoranza y melancolía, pero aún así su mirada era cálida y apacible.

-Lloraba porque perdí algo muy importante para mí y cuando te ví cerca mio bajo la lluvia y con las flores alrededor no pude evitar desbordarme.

-Lo lamento - dije arrepintiéndome por ser una entrometida insensible.

-No tienes que lamentarlo - me respondió - mas es todo lo contrario, gracias por prestarme tu hombro para llorar y consolarme, en serio eso significó mucho para mí. Esas pocas palabras me fueron suficientes para darme fuerza e impulsarme. De verdad eso me hizo feliz.

No sabía que decir ante eso, pero su sonrisa era tan cálida y sincera que solo pude corresponderle con otra sonrisa.

-Parece que tardaremos mucho en llegar si vamos a pie - dijo aquel erizo - pero si vamos por aire...

Ni siquiera terminó con lo que iba a decir y me cargó en sus brazos para luego elevarse y volar.

-¿Cómo es que puedes hacer esto? - dije aferrándome con fuerza a su cuello ante el temor de caer.

-Jajajajaja... Es uno de los poderes que heredé de mis padres, por cierto no te asustes, te prometo que no te dejaré caer.

-No tengo miedo.

-Entonces dime el porqué cierras los ojos.

-Porque... estoy aterrada... y sentir solo miedo se quedaría muy corto comparado a lo que estoy sintiendo.

-Pues ya deberías de abrirlos porque ya llegamos. - me susurraba a la oreja.

Abrí los ojos con mucho temor y efectivamente fue como él dijo, ya estabamos en tierra firme y frente a una enorme puerta. Me bajó con delicadeza y reía quedamente, a lo cual me sonrojé.

-Muy bien señorita ya llegamos a su destino, así que es aquí donde nuestros caminos se dividen. - dijo mientras se daba vuelta para ir a quién sabe dónde.

-Espera un momento... Mmm (?)

-Silver, mi nombre es Silver. - dijo, de seguro se dió cuenta de que no se presentó y que yo quise llamarlo por su nombre.

-Es un muy lindo nombre, Silver. - le respondí - Y creo que deberías de acompañarme dentro el castillo o podrías pederte si continuas por los jardines.

-¿Más de lo que ya te encuentras? - dijo en un tono burlón y con mirada retadora - Ahora que lo mencionas, creo que dijiste que te perdiste mientras buscabas el salón de música.

Tan solo me limité a asentir.

-Cuando cruces esa puerta te encontrarás en un gran corredor, avanza 12 puertas hacia adelante y gira a la izquierda, una vez allí verás enormes puertas color marfil y es allí el salón de música - dijo como si se tratase de una muy fácil dirección.

-Espera un momento cómo es que tú... - pero no me dejo terminar de hablar cuando posó una de sus manos sobre mi cabeza y la acariciaba.

-Simplemente lo sé, ahora debo retirarme - de dió la vuelta nuevamente para dirigirse de nuevo al jardín, pero antes me dedicó una última mirada - por cierto, feliz cumpleños Amy.

Y sin decir nada más se elevó nuevamente al cielo y lo perdí de vista entre las nubes.


"Me pregunto... ¿Cómo supo mi nombre?"

[Shadamy] ¿Predeterminados?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora