Danzando con puños, segundo encuentro

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Tomé el camino que Silver me había indicado, pero no podía estar tranquila, cómo fue que él sabía mi nombre si ni siquiera se lo mencioné de asomo, además como conoce tan bien el camino hacia la sala de música; miles de teorías pasan por mi mente, pero no logro encontrar una explicación coherente.
Llego al lugar indicado tal y como se me mencionó anteriormente y abro las puertas de par en par.

-¡Amy!, ¿dónde has estado? Te he esperado muchísimo tiempo - decía exasperada mi madre mientras se acercaba.

-Discúlpame mamá, pero me perdí y se me hizo muy difícil encontrar el camino hasta acá. - repliqué.

Mi madre me miró como si no tuviera remedio y dió un gran suspiro, sin más que aclarar me condujo hacia los sillones que se encontraban en la sala.

-Lo que importa es que ya estas aquí mi cielo - su sonrisa regresó - y bueno la razón por la que te llamé aquí era para hablar sobre la fiesta de esta noche. Ciertamente mi niña hoy será una noche de celebración, pero también habrá mucho más, en estos últimos años tu padre y yo lo estuvimos discutiendo y creemos q...

De repente una gran explosión se escuchó a las afueras del castillo interrumpiendo nuestra conversación, mi madre sujetó mi mano y me condujo al lugar en el que debiamos resguardarnos.

-Mamá... ¿qué es lo que esta pasando? - la cuestioné inquieta y nerviosa.

-Seguro que deben de ser algunos bandidos que suelen pasar por aquí de vez en cuando tratando de apoderarse de nuestras riquezas.

-De ser así no debería estar yo ayudando a dirigir los ejercitos (?).

-Aún no mi niña, eso sólo sería necesario si algo le pasara a tu padre - me respondió serenamente.

A continuación escuchamos muchos más estallidos a las afueras, debimos de permanecer así por lo menos 30 minutos, tal vez más.
Me comenzaba a aburrir aquella situación pero unos gritos me llamaron la atención, alarmando a mi madre.

-El rey ha sido herido, el rey ha sido herido - gritaba uno de los guardias.

Entonces junto a mi madre me puse erguida y dispuesta a todo, miré a mi madre y le pregunté:

-¿Ahora?

-Ahora - fue lo que mi madre respondió y me condujo a la sala de armas.

Me prepararon con ropa apta para poder pelear con facilidad, me sentía lista para todo y más aún emocionada ante la oportunidad de desmostrar los resultados de mi entrenamiento y formación. Una vez lista salí al campo de batalla y como si de un baile se tratase, di inicio a la lucha.
Nadie lograba pararme ni siquiera tocarme, por otro lado, yo acertaba cada uno de mis golpes.
La adrenalina me elevaba y mi corazón daba fuertes y poderosos latidos antes todas las emociones del combate.
Repentinamente, me atacan por la espalda y tropiezo, un lobo fue quien me empuja y levanta su espada con toda la intensión de acabar conmigo y sin darme tiempo a reaccionar. Por reflejo cierro los ojos; escuchó un fuerte golpe entre metales. Espero el golpe que nunca llega, abro los ojos y veo a un erizo azul delante mío, este actúa rápido y derrota sin dificultad al lobo enemigo.

-Chicas tan guapas como tú no deberían de encontrarse en un campo de batalla - me dice el azulado y me tiende la mano para ayudarme a levantar.

-Eso es cierto, pero lastimosamente soy horrorosa así que es normal verme en un campo de batalla - le respondo mientras tomo su mano para levantarme.

En cuanto el jala de mí quedo demasiado cerca de él, con nuestras miradas frente a frente y a tan solo pocos centímetros; una extraña sensación me invade en cuanto me centro en sus ojos verdes cual esmeraldas, de repente me siento dolida y arrepentida no sabría explicarlo correctamente.
La sensación no me dura mucho cuando veo más allá de él, se dirigían muchos más atacantes que amenzaban blandiendo sus espadas.

-¡Cuidado! - grité.

-Tranquila preciosa, no hay quien pueda herirme - dijo el erizo divertido por la situación.

-No te recomendaría confiarte - dije mientras noqueaba con una patada a uno de los enemigos que se encontraba detrás de él sin que se diese cuanta.

El azulado me miró con asombro y sonrió.

-De alguna manera es extraño y a la vez encantador, parece que te pusieses a bailar mientras peleas - me comentó el azulado mientras luchabamos con el resto de atacantes.

-Por supuesto que sí, después de todo hoy tenemos fiesta - repondí divertida.

-De ser así - dijo el erizo azul poniendose delante mío - me concede este baile preciosa doncella.

Me tomó por sorpresa y creo que me empiezo a sonrojar por esas palabras, pero aún así sonrio y lo miro directamente, todavía sintiéndome rara ante su presencia.

-Será un gusto aceptar y acompañarlo - dije timidamente.

Entonces me toma de las manos y en una especie de danza ambos atacabamos y cubriamos los ataques del enemigo, casi sin poder dejar de vernos el uno al otro.
Finalmente, conseguimos la victoria y siendo de ese modo yo tenía que regresar a palacio para arreglarme (!No! Otra vez no). Sin perder más tiempo me dispongo a correr, pero me detienen.

-Disculpa - dijo el erizo azul bloqueándome el paso - creo que depués de un gran baile sería bueno que me presente. Mi nombre es Sonic the Hedgehog y soy el principe del reino Bellum.

-Es un honor conocerlo - dije con una leve reverencia - yo soy Amelia Rose, heredera de Silentium, le doy mis más sinceros agradecimientos por haber ayudado de forma tan valiente a mi reino al encontrarse en esta situación.

-El honor ha sido todo mío por haberla conocido mi lady - dijo acercandose a mí, lo suficiente para que me ruborisara - y realmente espero volver a bailar con usted en su fiesta de cumpleaños.

-Será un gusto volver a bailar con usted - le sonreí - ahora si me disculpa debo retirarme.

-Desde luego - Sonic besa mi mano - hasta entonces.

Mi cara debía de estar totalmente roja ya que el calor en mis mejillas es intenso, no quería que me viera así, salí corriendo de vuelta al castillo. Sin embargo, algo no me dejaba en paz, era la sensación que me provocaba Sonic al estar cerca.



"Me siento muy triste. Muy triste. Tanto que creo que lágrimas se desbordan de mis ojos."

[Shadamy] ¿Predeterminados?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora