Día 2
—¿Buenos dí...as?— decía Caroline mientras entraba al comedor y la miro vacía. Ella acostumbraba despertar y bajar a desayunar a las 8, pero parecía que sus costumbres no todos las tenían.
Suspiro y camino a la cocina, donde abrió el refrigerador y observó que había.
Estaba repleto de alimentos, y de buena calidad.
No era que fuese muy fan de la culinaria, pero en parte le gustaba cocinar y más cuando estaba sola, sin quien le interrumpiese.Tomo dos huevos, un poco de jamón y tocino, saco aparte la leche, ya que prepararía un poco de café para ella.
—Buenos días.— dijo una voz que no recordaba muy bien.
—Buenos días.— dijo ella aún sumida en el refrigerador.
—¿harás el almuerzo?— pregunto aquel chico.
—Haré solo para mí, ¿deseas?— preguntó.
El joven respondió con un "Mmhmm" afirmando.Saco las cosas con dificultad y las dejo en la barra.
—¿No quieres que te ayude?— pregunto el chico, Caroline le miro, aquel chico era George.
—Claro, ¿podrías encender la estufa y poner un sartén por favor?— George ya lo estaba haciendo.—Gracias.Se quedaron unos breves momentos en silencios, los cuales se tornaron incómodos cuando George comenzó a carraspear en exceso.
—¿Eres muy seria, cierto?— musitó George mientras vaciaba los huevos y el jamón en el sartén.
—Mi familia fue muy estricta conmigo, eso es lo que pasa.— George rió levemente
—¿Nunca fueron malos contigo?— preguntó.
—Malos en el sentido de maltratarme, no.— dijo mientras vaciaba la leche en una olla. — si no que, mi familia fue un tanto disfunciónal, por así decirlo. — puso la olla al fuego, y miro como se calentaba la leche.
—Si te incomoda hablar de esto, puedes dejarlo así.— Musitó George con preocupación de la chica, ella negó el hecho de incomodidad.—No pasa nada, algún día debía decirlo, ¿no?— rió desganada.— en fin. Nunca vi a papá, mamá trabajaba mucho, en sí viví con mis abuelos, así que ellos eran mi familia, y aunque me cueste decirlo, no considero a mi papá como tal. — dijo con un tono seco, George tragó saliva pensativo.— si él no estuvo la mayor parte de mi vida, la más importante, ¿que me haría pensar que estará para mí en algún futuro?
George solo guardo silencio y alzó sus hombros.
—Y tú, cuéntame, tú igual luces serio, ¿guardas algo que quieras contarme?— se asomó de su otro lado, provocándole un pequeño susto.
—Mi familia y yo siempre fuimos felices, ningún problema, aunque aveces siento que me hacen a un lado por ser el menor, tú sabes. — dijo mientras servía los huevos entre dos platos.
—Se que se siente ser la menor, soy casi 4 años menor que tú.— rió, sirvió el café en dos tazas.Ambos se acomodaron a comer, charlaban animadamente, casi como si se conocieran de toda la vida, tenían tantas cosas en común, una de ellas era que comían y no engordaban, Placer que los mismos dioses daban a un pequeño grupo de personas.
—Y dime, si no te incomoda la pregunta...
—Anda, pregunta con toda confianza.— le sonrió.
Su sonrisa le incomodó más.
—Eh-h... Pues.— titubeó.— ¿Tienes... O has tenido... Novio?— los nervios se apoderaron de el, no quería que ella le mal interprete.
—No, tenía uno, pero eso fue como en la escuela primaria mixta, ya ni lo he de recordar.— rió.— ¿Y tú? ¿Ninguna chica ha conquistado ese corazón tan noble?— le codeó y sonrió mientras dejaba caer su peso en su mano derecha, inclinando su cabeza.
—Aún no... Espero y pronto me fleche cupido. — sonrío mirándola, dejando al descubierto sus grandes colmillos.
—Pronto lo hará, yo espero y lo haga en el momento indicado, y con la persona indicada.— sonrió y posó su mano en su hombro, al levantarse a dejar su plato y taza al fregadero.