22. Verdad descubierta

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La verdad es que esa noche no pude dormir, pensaba y pensaba sobre nuestra conversación y además estaba feliz y emocionada porque después de dos largas semanas al fin nos habíamos acercado de nuevo

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La verdad es que esa noche no pude dormir, pensaba y pensaba sobre nuestra conversación y además estaba feliz y emocionada porque después de dos largas semanas al fin nos habíamos acercado de nuevo.

Por la mañana me preparé ansiosa para ir a la universidad, me encontré a Roberto quien me esperaba en la entrada principal.

—¿Estás muy enfadad conmigo? —preguntó, aun no nos habíamos visto ni hablado después de lo de Rafaela.

—Sí, pero tienes suerte... También necesito un amigo así que tendré que perdonarte. Quiero contarte algo.

Roberto dio saltitos emocionado y lo tomé de la mano para llevarlo a un sitio más alejado para poder conversar sin oídos inoportunos. No era buena idea que nadie nos oyera teniendo esa conversación.

Cuando conseguimos un lugar le comenté lo sucedido el día anterior, al principio se sintió un poco triste por haber sido el causante de mi enojo, pero luego se alegró cuando le expliqué como había reaccionado Mariano.

—¡Bien! ¿Qué crees que va a decirte? —preguntó emocionado.

—La única promesa que me hizo, que nos hicimos... fue no enamorarnos... por lo que...

—Es obvio que ni tu ni él respetaron esa promesa —sonrió Rob interrumpiéndome y dándome un tierno golpe en el hombro. Hoy te dirá que te ama y que quiere avanzar contigo.

—Eso es lo que me preocupa... no sé si quiero avanzar...

—Ámbar, ¡por Dios!, no vas a ir a acostarte con él ahora mismo. Tienes que confiar en él, eso es parte del amor. Debes contarle todo y entonces juntos irán viendo cómo solucionar todo aquello. Yo creo que tú debes abrirle tus pier... ups..., digo tu mundo a él —bromeó y lo miré fingiendo enfado y frunciendo los labios para evitar que se me escapara la sonrisa.

—¿Nunca se puede hablar en serio contigo? —Terminé riendo.

—Se puede, pero así es más divertido, admite que me amas —dijo abrazándome por el cuello y acariciando mi cabeza.

Con los ojos del alma ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora