Adios

23 0 0
                                    

Mark estaba muriendo y yo tenía que ayudarlo. Él había sido me mejor amigo desde que tengo memoria.
Nos conocimos en la primaria, en 3 grado. Éramos mejores amigos desde entonces.
Recuerdo que una ves en 2 de secundaria, tuve que pelear con un compañero que me había cansado la paciencia. La pelea fue en un segundo piso donde la única protección era un barandal.
Él me tomo de los hombros e intentado golpearme contra el barandal, me tiro desde ahí arriba.
Recuerdo que Mark estaba abajo y cuando vio que ese sujeto me había lanzado por el barandal, su reacción fue tan Rápida que logró colocarse en el lugar donde yo iba a caer y, aunque no me atrapo, logró que la caída no fuera tan fuerte, aparte de que estaba cayendo de espaldas.
Básicamente el me había salvado la vida, y yo tenía que regresarle el favor.
Cargue a mi amigo hasta un lugar donde pudiera dejarlo seguro, sin yo tener la preocupación de que le pasara algo.
Entramos en una casa bastante pequeña y lo subí al segundo piso para dejarlo acostado en una cama.
Después de eso, salí corriendo a buscar un hospital o un lugar donde encontrará vendas y material curativo.
No tarde mucho en encontrar una pequeña farmacia donde encontré únicamente una botella de alcohol.
Después de encontrar eso, salí a buscar las vendas para parar el sangrado.
Mientras buscaba las vendas, pase cerca de la gasolinera donde habíamos intentado matar al jefe de los fantasmas y vi a 2 personas ahí.
Me acerqué un poco por curiosidad para ver quiénes eran y ver si podían ayudarme a encontrar las vendas.
Cuando me acerqué lo suficiente, note que eran Azul y Arturo.
-Arturo! Azul!! Al fin los encuentro!!.- dije.
Azul, al verme, corrió a abrazarme mientras que Arturo solo se acercó caminando.
Después de que Azul me dejara de abrazar, ambos notaron que estaba solo y al unísono dijeron:
-Donde está Mark?.-
-Mark callo de un segundo piso en un centro comercial. Ahorita está herido y lo deje en una casa. No ha despertado pero está vivo, lo sé porque aún tiene pulso.-
-Demonios! Vamos, tengo vendas en la mochila.- Dijo Arturo.
Cuando dijo eso, sentí un gran alivio de poder salvar a mi amigo.
Los lleve a la casa y, una ves ahí, subimos con Mark para ponerle la venda.
Senté a Mark en la cama y le puse el alcohol en la herida.
En el momento en el que el líquido toco la herida, Mark despertó gritando del dolor.
-Aaaaaahhh!!!!!!!.-
-Tranquilo!! Está bien!!.- Dijo Arturo mientras lo sujetaba.
Mark comenzó a moverse como loco por el dolor y fue más difícil ponerle la venda.
Después de varios intentos, al fin logre ponerle la venda y Mark se tranquilizó.
Se acostó en la cama y cerró los ojos.
-Estas bien?.- Le pregunte a Mark.
-Si, sólo duele.-
-Al menos estás bien... No podía dejarte morir. No después de todo lo que hemos pasado.-
Mark se quedó callado y abrió los ojos.
-Sabes que eres mi mejor amigo Matt... Lo sabes.-
Choque la mano con la de él y después de eso, volvió a cerrar los ojos. Arturo y Azul habían salido del cuarto a poner varios muebles en la puerta.
Baje con ellos y les ayude con las ventanas.
Después de terminar eso, Arturo se acercó a la cocina y reviso si aún quedaba agua y gas.
Para nuestra suerte, el gas seguía llegando pero el agua no.
Arturo comenzó a buscar en la alacena y encontró un sartén, donde puso el contenido de una lata que tenía en la mochila.
Después de un rato, la casa de lleno de un olor muy agradable al que todos nos causó hambre.
Mientras Arturo cocinaba, Azul y yo nos habíamos sentado en un sillón que estaba puesto frente a la puerta.
-Donde habías estado? Estábamos preocupados cuando oímos la explosión de la gasolinera.- Dijo Azul para hacer conversación.
-Nosotros causamos la explosión.-
-Si lo note.-
-Porque?.-
-Porque cuando llegamos, el fantasma mayor estaba tirado a lo largo de la calle.-
-Enserio?.-
-Si! Nos acercamos y cuando Arturo lo toco, puf!! Desapareció como si estuviera hecho de ceniza.
-Ceniza?.-
-Si.-
En ese momento, entendí todo! Lo que estaba pasando tenía un solo propósito y estaba todo preparado.
-Eso es!!!.-
-Que?.-
-Ven! Vamos al cuarto de Mark!.-
-Oh, está bien...-
Nos levantamos del sillón y le llamamos a Arturo para que viniera igual.
Abrí la puerta y Mark volteo rápido por el susto.
-Mark!! Ya tengo la solución!!.-
-Que pasa? La solución a que?.-
-La ceniza!.-
Cuando dije mi idea, todos se quedaron callados y después de unos segundos, Arturo dijo:
-Que?.-
-Ceniza!! Cuando tocaste al jefe de los fantasmas, este se hizo como si fuera ceniza! Porque solo podemos hacerles daño con la luz? La luz quema la ceniza!-
-Pero qué sentido tiene entonces que puedan salir durante el día?.-
-Si se dan cuenta, de día son menos y son más oscuros! Puede que hayan logrado hacer una clase de escudo contra el sol para que no se quemen! La explosión que hicimos con la gasolinera lo rompió!! Si acabamos con ellos, con todos, podremos encontrar al más cabron de todos! Solo sería encontrar una forma de acabar con todos y rápido!.-
-Wow, que buena idea!.- Dijo Mark sorprendido.
-Vamos! Tenemos que encontrar la forma de hacer una explosión grande!.-
Mark intentó levantarse pero, en cuanto lo hizo, cayó al piso.
-Mark, será mejor que tú te quedes aquí.- Dije mientras lo ayudaba a levantarse.
-No, iré con ustedes, estoy bien!.-
-No Mark! No estás bien! Tienes que recuperarte!.-
-Nada de eso, estoy bien! Mira.-
Mark se levanto con mucho esfuerzo pero logró mantenerse en pie bastante bien.
-Seguro Mark?.-
-Nunca estuve más seguro de algo en mi vida!.-
-Esta bien... Vamos!.-
Quitamos los muebles de la puerta y salimos para comenzar a buscar explosivos y una zona amplia donde explotar todo.
No tardamos mucho en encontrar una plaza bastante grande donde varios edificios rodeaban una zona tan grande que serían varias horas en intentar caminar de una orilla a la otra.
-Wow!!!!!!! Que es este lugar?.- dijo Mark.
-No lo sé! Pero parece que tiraron unos edificios por allá!.- dijo Arturo.
Acordamos que esa sería la zona donde acabaría todo.
La bautizamos con el nombre de "la plaza final".
Después de encontrar la plaza, fuimos a buscar los explosivos suficientes para hacer una explosión lo suficientemente grande para acabar con todos.
-Donde vamos a encontrar todos esos explosivos?.- dijo Mark mientras caminábamos.
-No lo sé... Sonaba más fácil en mi plan...- Dije yo.
-Aún tienes el mapa?.-
-Si aquí está...-
Saque el mapa de mi mochila y comencé a ojearlo para ver si encontraba algo que pudiera tener explosivos.
Puse el mapa en el suelo para que todos pudieran verlo y así encontrar algo más rápido.
-Ahí!.- Dijo Arturo mientras ponía el dedo en una larga estructura que parecía estar borrada mal del mapa para que no se viera lo que había ahí.
-Que es eso?.- Dijo Mark.
-Como que que es? El gobierno siempre oculto las bases militares de los mapas y sabemos que no eran muy buenos en hacerlo! Por Dios, solo hacían que pareciera una mancha de café en el mapa! Eso debe ser una base militar!.
-Bueno, no perdemos nada con ver que es... Aparte no está muy lejos!.- Dije yo interviniendo.
-Esta bien, vamos!.- Dijo Mark levantándose.
Comenzamos nuestro camino a la supuesta base militar y no pasaron ni 5 minutos antes de que unas enormes nubes negras aparecieran sobre nuestras cabezas.
-Oh no... Lluvia, lo que faltaba.- Dijo azul.
La lluvia comenzó a caer levemente ON gotas que apenas se sentían en el rostro, pero después de unos minutos de lluvia leve, esta comenzó a ser más pesada, luego comenzó un granizo que nos hizo entrar en un edificio para esperar a que pasara.
Entramos al edificio y, por lo que vimos, parecía que había sido un hotel bastante elegante. Los suelos estaban desgastados y en las esquinas había telarañas repletas de insectos muertos.
Las paredes tenían diseños hermosos, al estilo griego. Con esculturas en ella y en cada esquina, un pilar como de templo griego.
El aire dentro era más frío que el de afuera incluso aunque lloviera. . El olor que tenía era de polvo y humedad. No era el mejor lugar a escoger pero fue el primero que vimos.
-Bueno, iré a ver los cuartos.- Dijo Arturo.
-Yo iré contigo!.- Dije yo para aprovechar la oportunidad de conocer un poco más a Arturo. En todo lo que llevábamos sobreviviendo, habían sido pocas las veces que lo había tratado.
Comenzamos a subir unas escaleras y caminando hacia la doña de cuartos.
Cuando llegamos, intentamos abrir una puerta pero estaba cerrada con llave.
-Diablos...- Dijo Arturo.
-Veamos si alguna de las otras esta abierta!- dije mientras empezaba a caminar hacia la siguiente puerta.
Tardamos unos minutos hasta que por fin encontramos una recámara abierta.
Entramos al cuarto y comenzamos a registrar los muebles y todo el lugar.
Mientras revisaba uno de los cajones, encontré un monóculo.
-Hehe, mira Arturo!.- Dije mientras me ponía el monóculo en el ojo derecho.
-Soy Sir Matthew de los reinos de Apocalipsisdel.- Dije con un tono de millonario creído.
-Haha, gustaría usted una tasa de té señor?.- Dijo Arturo haciendo vos de mayordomo.
-Oh gracias señor.-
El monóculo cayó de mi ojo y se rompió en el piso y mientras nosotros lo veíamos, comenzamos a reír.
La risa de Arturo era de esas risas que, con escucharla, reías más incluso de lo que reíste de la broma.
Después de tanta risa, decidí saltar hacia la cama como si fuera un luchador y, cuando caí en el colchón, las patas de esta y Arturo comenzó a reír aún más fuerte.
Mientras ambos reíamos, vimos que la puerta se abrió y Azul entraba bástate alterada.
-Chicos ayúdennos!!.- Dijo parada en la puerta.
Nuestra risa dejó de escucharse y las sonrisas en nuestra cara se borraron.
-Que pasa?.- Dije levantándome del colchón en el suelo.
-Es Mark!!.-
-Que!? Que tiene?.- dije mientras salíamos del cuarto.
-Estábamos viendo el lugar y entonces llegaron unos sujetos y lo comenzaron a golpear!. Creo que lo hirieron!.-
Baje las escaleras saltándome varios escalones y, al estar abajo, vi a los sujetos que habían golpeado a Mark. Eran los mismos tipos que encontramos en el centro comercial.
-Tu! Esta ves no te salvarás!.- dijo uno de ellos.
Yo me acerqué un poco y dije:
-Que vas a hacer? Golpearme? Vamos. Que hicimos eh?-
Ambos se quedaron callados y sacaron un bate cada uno.
Se acercaron a mí y uno de ellos se puso frente a mi cara y en un tono bajo y grave dijo:
-No lo recuerdas verdad? Espere mucho tiempo para esto.-
Yo no sabía en absoluto de que me estaba hablando así que solo lo empuje para que se alejara y le dije:
-No sé quién eres, ni que esperaste pero no dejaré que le hagas algo más a mi amigo.-
En ese momento, el otro sujeto se hizo hacia atrás y comenzó a golpear a Mark que aún seguía tirado en el piso.
Eso me hizo enfurecer y sin pensarlo, corrí hacia ese sujeto y le tire una patada a la cara.
El sujeto callo hacia atrás con la cara sangrando mientras que su amigo se acercaba a mí por detrás.
Me golpeó y yo caí en el suelo al lado de Mark. Lo mire y vi que estaba inconsciente. Me levante aún más enojado y volví a pelear.
Mientras tanto, afuera el clima era peor cada ves.
Pedazos de hielo afilados y del tamaño de un brazo humano caían del cielo rompiendo cristales y los autos que quedaban estacionados en las calles.
Al caer contra el suelo, el sonido que producían era el de un cristal grande siendo golpeado por una roca. El filo que tenían era suficiente como para reventar las llantas de muchos autos en incluso dejar raspadas todas las paredes de los edificios.
Nuestra pelea se volvió más intensa en cuestión de segundos. El sonido del granizo nos invadía los oídos y nos distraía de dar los golpes bien.
En un momento, uno de ellos comenzó a soltar una cadena larga de golpes hacia mí de los cuales logre esquivar algunos haciéndome hacia atrás.
Cada paso que daba hacia mis espaldas nos acercaba a las escaleras del hotel hasta que llegamos a ellas y, después, al segundo piso.
Corrí hasta un corredor al lado de unos ventanales gigantescos.
Cuando vi a la cara a mi enemigo, hubo una quietud momentánea que se rompió al momento en que un hielo rompió el cristal y me rozó el brazo.
El filo de el hielo me hizo una cortada grande en el antebrazo logrando hacerme sangrar.
El sujeto aprovechó el momento para ir a golpearme pero antes de que lo hiciera, di un paso al lado y, cuando pasó frente a mí, lo patee con la planta del pie para que saliera por el ventanal.
Cayó hasta la calle desde 3 metros de altura hasta impactar y, una ves tirado, los hielos del granizo comenzaron a encajarse en su torso y brazos hasta que uno le callo en la frente.
Al ver que estaba muerto, rompí un pedazo de mi playera para mi herida y baje las escaleras para ayudar a los demás.
Cuando regrese con ellos, el sujeto que golpeó a Mark estaba tirado en el suelo atado de las manos sin poder levantarse; a su lado, Arturo tenía un palo largo de madera para evitar que se levantase y, al lado de Mark, estaba Azul intentando ayudar a Mark a levantarse.
Cuando azul escucho que llegue, me volteo a ver y se acercó lentamente para decirme lo peor que pude escuchar.
-Matt... Mark está...-
-No lo digas! Dime que no es así!!-
-Matt, si... Mark murió...-
Mis ojos se llenaron de lágrimas en un segundo y entonces fue que comencé a recordar todos los momentos que había vivido con mi mejor amigo. Desde el día que nos conocimos hasta el día de su muerte. Me acerqué a su cuerpo e intente despertarlo pero fue inútil. En serio estaba muerto. Comencé a llorar al lado de Mark mientras me sostenía con mis rodillas.
Azul se acercó por detrás y me tomo de los hombros.
-Matt, el está bien. No podemos hacer nada ahora.-
Me levante, me di vuelta y Azul me abrazo para consolarme.
-Aún puedo hacer algo...- dije con una vos quebradiza.
Azul me soltó y fui con Arturo y el otro sujeto.
Le pedí el palo de madera y cuando me lo dio, me agaché cerca de él tipo que había matado a Mark.
Lo tome del pelo, levante su cabeza y le dije.
-Acabas de matar a la persona que estuvo a mi lado toda mi vida, mataste a mi mejor amigo. Tómate esto como una venganza.-
Así te su cara contra el suelo y le di la vuelta para que estuviera boca arriba.
Comencé a patearlo y después de eso, tome el palo de madera y, en un movimiento, golpee su cara con mi mayor fuerza varias veces.
El suelo se lleno de sangre; el palo de madera se partió a la mitad; el eco de sus gritos desapareció lentamente; el granizo se convirtió en lluvia; mi ropa tenía la sangre del sujeto y yo no sentía remordimientos por haberlo matado.
Deje la mitad del palo en el suelo y camine hacia Azul y Arturo que estaban al lado del cuerpo de Mark.
Lo levantamos y lo llevamos a la sala principal del hotel.
En el lugar había una fogata pequeña que agrandamos colocando la leña de manera que saliera del pequeño espacio donde estaba. La encendimos y colocamos a Mark ahí.
Lentamente el fuego se fue avivando y consumiendo a Mark. No pude evitar llorar de nuevo.
Azul me volvió a abrazar y mientras Arturo me dio palmadas en la espalda.
Ahora mi mejor amigo no estaba.
Esta ves no fue un hasta luego. Fue un adiós.

MercyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora