iii

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Of new things; with weird likes




Normalmente, cuando un hombre va de fiesta; liga, se despierta en una cama con una candente mujer a su lado, o quizá ahogándose en su propio vomito. Todo sonaba maravilloso al lado de haber sido embarazado.

No había que usar mucha ciencia tampoco; estaba embarazado.

 ¡Embarazado! 

¿Cómo diablos un hombre podía quedar embarazado? 

No había lógica en ello, ¿siquiera era posible? 

Su cabeza, todo lo que le habían enseñado: las leyes de la naturaleza y biología —que habían sido inculcadas en LuHan— se negaban, firmemente, a intentar concebir la idea.

Estaba en blanco, ¿qué era lo que se suponía que dijera o hiciera? No podía, no lo procesaba. Hasta el mismo médico lo miraba con precaución; LuHan se veía como una bomba de tiempo con los números llegando a cero.

—¿Es una cámara escondida? 

Fueron las primeras palabras que logró modular, después de casi, ¿media hora? Se había quedado tan tieso, que KyungSoo pudo haber jurado que había sido congelado o entrado en un trance; no muy lejos de la realidad, para aclarar.

El médico abrió uno de los cajones, sacó un pedazo de algodón junto con una botella de alcohol. No estaba demás ir prevenido, ¿verdad? Su paciente estaba más blanco que la cal. Tenía que organizar y escoger muy bien sus palabras, no estaba tratando con algo muy 'simple'. Un embarazo masculino no era algo que se veía a diario -ni mensual, a ciencia cierta, éste era su primer caso-. Era como tratar de explicarle a un paciente con una enfermedad nueva, o casi nunca oída, y jurarle que no moriría, aunque no supieran exactamente con lo que trataban y/o la procedencia. Muy complicado, pues existían términos que la gente que no estudiaba medicina no podría entender, mucho menos algo tan enredado y caprichoso como la evolución de una especie.

—No lo es, señor Lu. Le ruego que se calme, ya que ahora en su estado no es bueno alterarse mucho, ¿lo sabe, cierto? —La boca de LuHan se abrió un par de veces sin ninguna palabra, en realidad, ¿qué podía agregar? Era una locura. Todo era una locura desde que había conocido a Oh Se Hun—. Necesito que recupere su color normal —murmuró el médico para sí mismo mientras cogía el par de objetos que había sacado hace un rato: —Toma.

—Es tan... —El fotógrafo se quedó callado por unos momentos, cogiendo lo que el médico le ofrecía. El hámster de su cabeza no lograba correr como siempre. Sí, estaba totalmente pasmado. Estaba ahí, sentado, escuchando y observando al hombrecito, que se hacía llamar su médico, sin embargo, su cerebro parecía haberse tomado unas vacaciones a otra galaxia. Es decir, LuHan estaba en automático, más conocido como shock—, no hay palabras para esto. Yo... ¡Jesús! —exclamó aferrándose a su último rayo de cordura.

—Uh, comprendo lo que quiero decir, señor Lu. —KyungSoo le dio una mirada, sin pasar nada por alto— ¿Tiene pareja? De ser así, lo indicado sería llamarlo, él podría ayudarlo a encontrar la calma que ahora necesita. Un bebé no es malo, según su expediente, usted tiene veinticuatro años...

Llamar al padre de su bebé.

Llamar al infeliz padre de su bebé.

Llamarlo. A él. Já, já, já.


¡Ese médico había perdido el norte, el crisma, como quisieran llamarlo!


Two to nine; HunHanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora