Capítulo 2: El Accidente

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 Son las 5:00 AM. "Perfect Weapon" sonando en mi celular me ha despertado. Es Moly, me habla para avisarme que en quince minutos estará en mi casa.

 Hoy es once de julio. Las horas pasaron más lento que nunca pero el día finalmente llegó. Justo hoy coincide con el aniversario de la muerte de mi padre, por lo cual me resulta un día bastante nostálgico, pero a la vez me anima tanto este concierto, será una experiencia inolvidable... y ahora restan sólo horas.

 Moly y yo hemos estado planeando este día desde hace mucho, debemos estar en el lugar a las 6:00 AM y ya se hace tarde, por eso en cuanto Moly me llamó me levanté y rápidamente estuve lista, entonces ambas partimos. Cuando llegamos al lugar vimos que ya habían fans allí, pero no tantos como esperábamos. Nosotras nos instalamos tranquilamente, preparándonos para la larga espera.

 Las horas pasaban desesperantemente lento mientras nosotras tratábamos de distraernos. Conversamos acerca de lo que haríamos, cómo sería y varios asuntos irrelevantes; nuestra infinita ansiedad nos impedía hablar coherentemente, y más aún, porque mientras menos tiempo quedaba más y más fans llegaban.

 Después de aquella ostigante espera de casi nueve horas, finalmente nos dejarían entrar. Todos se estaban preparando, yo de inmediato abrí mi pequeño bolso en busca de mi entrada. Pero fue catastrófico darme cuenta de que no estaba allí, como una puñalada en el pecho. Desesperada, busqué una y otra vez por todos lados, sin encontrarla. ¿Cómo era ésto posible? durante todo el día me había asegurado de llevar mi entrada todo el tiempo conmigo, segura en mi bolso ¿y ya no estaba allí? ¡Imposible! Esto debía ser alguna broma...

— ¡Moly! ¿d-dónde está mi entrada? —le pregunté, titubeando.

— ¿Qué? ¡¿no la tienes?!

— ¡No, ya no está en mi bolso! Moly, ¡¿dónde diablos está?!

— ¡Te juro que no lo sé!

— ¡Tengo que encontrarla! - grité, buscando violentamente entre los fans.

— ¡Alice ya no hay tiempo! La fila está avanzando... ¡ya vamos a entrar!

— ¡Maldición! ¿Qué hago ahora?

— Sólo... ¡escóndete y no me sueltes!

 Hice lo que Moly me ordenó. Traté de camuflarme entre la multitud lo más que pude, ya lo estábamos logrando... Moly había pasado su entrada y prácticamente estábamos dentro ¡SÍ! Me sentí dichosa... por un segundo, porque sentí el tacto de alguien que afirmaba mi brazo fuertemente. Todo estaba perdido. Quise dejar de existir cuando escuché una voz ronca que decía:

— ¡Hey! Su entrada porfavor...

— Yo... yo la perdí... —murmuré, ya sin esperanzas y a punto de romper en llanto. Pero aquel hombre no tuvo compasión. Empujándome a la salida me dijo:

— Retírese, porfavor.

— ¡Pero es la verdad, por favor créame! ¡Acabo de perderla! ¡NO! No me hagan esto por favor... —protesté desesperadamente. Hice un escándalo, pero ni mis gritos ni mis lágrimas sirvieron.

 En seguida los guardias me llevaron fuera advirtiéndome que no vuelva a entrar, incluso Moly trató de convencerlos de que en realidad había perdido mi entrada, pero entre todo el alboroto y la intransigencia de esos hombres no había cómo hacerlos entrar en razón. No valía la pena seguir insistiendo. Le indiqué a Moly que entrara y ella se fue, viéndome con una expresión de frustración.

 Francamente no podía creer lo que me estaba sucediendo. Vi pasar a todos los fans ansiosos y sentí una impotencia que sólo se traducía en lágrimas inconsolables. Entre toda esa gente vi entrar a mi prima Meg, la cual es fan de BVB gracias a mí, entre varios otros conocidos. Ya no podía soportar esa injusticia... no me iba a dar por vencida en esta instancia. En cuanto me quedé sola fuera, busqué mi entrada en cada rincón del lugar, nuevamente sin encontrarla, entonces me dirige hacia la parte trasera esperando encontrar cualquier posible acceso. Habían dos puertas que intenté inútilmente abrir. Quise seguir buscando pero de pronto vi que dos hombres notoriamente borrachos se acercaban a mí riendo a carcajadas. No dudé ni por un instante en salir corriendo de ese oscuro callejón, pero horrorizada me di cuenta de que esos hombres también corrían en mi persecusión. Es entonces cuando mi desesperación me obligó a correr con todas mis fuerzas; y guiada por la adrenalina corrí y corrí en cualquier dirección, hasta que al parecer los había perdido. En cuanto paré vi a mi alrededor con detención para tener la certeza de su ausencia, y fue justo en aquel momento en que oí un auto acercándose a mis espaldas, voltéo, y cuando creía que nada peor podría sucederme, vi que una enorme camioneta negra venía directo hacia mí. Me quedé paralizada por el miedo, ya no servía de nada correr y nada más quedaba por hacer en semejante situación. Resignada, cerré mis ojos y me preparé para mi muerte. En exactamente menos de un segundo sentí todo el peso de la cabina del vehículo sobre mí y posteriormente un mortal golpe en la cabeza contra en suelo. Estaba segura de que la muerte me había encontrado, pero las sorpresas no habían acabado aún. De inmediato se bajó el conductor dejando caer un cigarrillo, también lo hicieron los otros ocupantes del auto. Pero... no, ¿es en serio? Francamente yo no podía creerlo... ¡eran Black Veil Brides! y el conductor era Andy Biersack...

Mi Amado BiersackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora