Capítulo 5: Caos Emocional

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 Fueron ocho largos y muy agradables días los que pasé en el hospital. A tales alturas yo ya me encontraba totalmente repuesta y lista para ir a casa. Mi tía Rose insistía en llevarme con ella a su casa para cuidar de mí, pero yo le afirmé que estaría bien en la mía con Moly; además, no quería incomodarla. Al salir del hospital mis tíos y Moly me llevaron hasta mi casa. Luego de mi experiencia me sentía vulnerable e indefensa ante el mundo, tomaría algo de tiempo readapdarme a mi rutina.

 Aunque todo parecía marchar perfectamente bien con mi vida, nadie tenía porqué darse cuenta de lo preocupada y ansiosa que estaba a causa de Andy. Hasta el momento, no le había contado a nadie lo sucedido porque sinceramente había empezado a dudar acerca de la veracidad de los hechos. No olvidaba ni por un segundo lo que sucedió cuando desperté del coma, pero desde entonces no sabía nada de Andy y nadie hizo ningún comentario de él, tampoco yo me atreví a preguntar. Así que yo ya pensaba en la posibilidad de que en realidad nada haya sido cierto... siempre aferrándome a la más mínima esperanza de que Andy me contactase de algún modo.

 La casa de mi padre permanecía tal y como la recordaba. Moly se quedaría un tiempo conmigo para ayudarme, como tantas veces lo ha hecho y lo he hecho yo por ella. Sentía la necesidad de contarle a Moly lo que creía que sucedió, pero no sabía cómo. Ahora que estaba más conciente lo pensaba y sonaba como una verdadera locura, pero a la vez tenía una incertidumbre tan grande, ¿y si en realidad pasó? ¿o si me estaba volviendo loca? Tantas preguntas en mi cabeza, y todas carentes de respuestas.

 Me tomó varios días retomar mis actividades, pero Moly me ayudó mucho. Ya lo había decidido, se lo contaría todo aunque sea para desahogarme. Pero fue aquella mañana cuando ocurrió lo que tanto esperaba. El sonido de mi celular me despertó, era un mensaje de un número desconocido. Éste decía: "Sé que debes estar desconcertada pero te lo explicaré todo. Espero no tengas planes para hoy a las cinco -AB". Y solo ese mensaje fue suficiente para saciar mi incertidumbre y finalmente convencerme de la realidad. Ya no cabía duda: Andy Biersack entró en mi vida de la manera más inimaginable, y al parecer, para quedarse.

 Mi cambio de actitud se hizo notorio. ¿Cómo podría esconder la felicidad que me producía la idea de salir con Andy? Durante todo el día no lograba pensar en otra cosa, pretendía contárselo a Moly pero no encontraba el momento adecuado. Cuando ya quedaba poco para las cinco yo estaba notablemente nerviosa. Acabábamos de llegar a casa con Moly, entonces ella me dijo:

— Alice, te conozco... has estado muy rara, ¿quieres contarme qué sucede?

— Ya no puedo ocultártelo Moly, ¿te acuerdas de lo que me contaste acerca del concierto?

— Sí... los chicos parecían algo desanimados. Pero, ¿qué pasa con eso?

— Ok. Moly, sé que lo que te contaré va a sonar como una locura pero tienes que creerme y... —alguien había llamado a la puerta. Me quedé paralizada mientras Moly se precipitaba a abrir; asumiendo que era él, dije— ¡Moly! por favor trata de contenerte...

Moly se mostraba bastante confundida con mi actitud, no le dió importancia a mi comentario y abrió la puerta. Pero para mi sorpresa nuestra visita no era Andy, sino Ryan... mi ex novio.

— Hola, Ryan. ¿Quieres ver a Alice? pasa está por aquí —lo recibió Moly amablemente. Pero la verdad yo no estaba preparada para ver a Ryan, ni tampoco era el momento adecuado. Debía despacharlo antes de que Andy aparezca.

Cuando Ryan entró no pude disimular mi sorpresa, estaba mucho más apuesto que antes y traía flores. La situación me produjo tal confusión que no atiné a decir una palabra.

— Hola, Alice... te traje estas flores —me dijo y las recibí desconcertada—. Quería decirte que estoy tan feliz de tu recuperación. He estado de viaje y sólo hasta hoy logré venir. También... me gustaría que sepas que todo lo sucedido hizo darme cuenta de que tú eres, y siempre serás-

— ¡Ryan! —lo interrumpí, incorporándome—, de veras gracias por las flores y... por venir aquí pero...

— Quieres que me marche —dijo algo desilusionado. Su mirada aún me conmovía y sinceramente, lo que sentía por él no estaba del todo sepultado. No sabía cómo manejar esa situación, su visita sólo confundía aún más mis sentimientos y no quería... no quería caer en un circulo vicioso con Ryan. Al ver su expresión de decepción le dije con ternura:

— No es eso, Ryan, sólo... no es el momento oportuno.

Enseguida, escuché un vehículo detenerse en frente de mi casa. Rápidamente me acerqué a la ventana, entonces lo vi caminar hasta mi puerta y tocar. Él ya estaba aquí.

Mi Amado BiersackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora