Sentía tener la garganta contraerse, Damian y yo pasamos nuestra discusión y nos unimos al ambiente inmóvil y seco. Ella se movía perfectamente y maquillaba una cara confusa. «Seguro solo es mi imaginacion» pensé, no cabía más de la menor duda, el ambiente se mantenía de colores opacos y negativos como si fueran de los antiguos rollos de cámara, mientras que ella conservaba sus tonalidades naturales y sin inmutarse.
- ¿Puedes verme?- Preguntó Damian a toda prisa. Angélica asentió enmudecida.
«Esto no puede ser posible» Dije entre dientes, en toda mi vida no conocí a alguien que pudiera ver a Damian claramente, ciertamente aveces hacía actos de presencia pero solamente como una sombra fugaz que confundía a las personas y dejaba a la imaginación de cada quien el veredicto de sus conclusiones.
- Siempre pude verte.- Anunció sin pena.
- Desde... Siempre... eh.
El silencio abundó al menos por cinco segundos que rindió en mi cabecabeza algo así como horas, la presión y el pavor cruzaban estrechamente por mi garganta atorada, sentía la garganta como una pajilla a la que atravesaba una pelota de golf, de pura suerte no me desmayé.
El truco de detener el tiempo se desvaneció por vencimiento de tiempo, las aves recuperaron su vuelo mientras él cielo consiguió tono azul eléctrico y brilloso, las canas brillaban mas intensas en la cabeza de los viejos y las voces chillonas de los alumnos del turno anterior cobraron la vida de nuevo, todo regresó al tiempo normal, como se debía.
- El... E... El se llama...- Parafrasíe torpe.
- D.- Asentió Damian.
- ¿D? No es un nombre muy común.- Suspiró Angélica.
- Pues no creo que a tus trece años sepas lo que es común y lo que no, con trabajo y empiezas tu pubertad.- Expresó sin pena y al parecer ofendido.
- Y tu deberás estar muy viejo.- Carcajeó inocente Angélica.
No era buena idea provocar a Damian, por mas conocido que fueses, Damian se tomaba a pecho, en lo poco dispensable que era, me agradaba en veces; una vez tiró a un grupo de chicos de un puente a las aguas negras que pasaban sobre una expedición escolar, todo por burlarse de mis gafas y mis características pecas, si mas bien no era una persona, el entendía en lo poco que cabía mis sentimientos y al menos actuaba para mejorar mi situación, es como querer/odiarlo, como no poder vivir sin el y a la vez quererlo cerca ¿Así hablan los enamorados no? Al contrario con Angélica, no me sentía solo, a tener dos días de vernos, le guardaba cierto afecto, el primer día de conocernos me hizo hacer una expedicion por toda la escuela y a medida que ella conocía cada rincón de la escuela, ella nos hacía nuevos amigos; muchas conocidos encontramos por ayer, solo dos o tres me hablaban de buenos aires. El aspecto angelical de Angélica «ironía» causaba reacciones que me resultaban aún mas nuevas, si ya tenía suficiente con mis cambios de humo con Damian, Angélica me remataba poniendo mi mente turbia, ya con trabajo me costaba navegar en las mareas de mi mente.
- El señor "D".- Encogió los dedos.- Tiene razón, llegaremos tarde a la escuela.
La furia contenida de Damian solo se dejo salir en forma de un gruñido como lobo desafiado por la presa, por ultimo explotó en silencio sin necesidad de explosivos y silenciadores, su autonomía y orgullo le impedía usar otros medios que no sean los de él, en partes sus diminutas y microscópicas partículas volaron a mis orificios nasales, a mi boca y a mis oídos sin efectos secundarios, eso creí. Entre gimoteos y risas competimos entre Angélica y yo para ver quien pasaba primero la verja de la escuela y entraba por la entrada. Por razones subnormales, yo era mucho mas ágil, mas fuerte, y más rápido; intenté contenerme para no asustar a Angélica, mi paso era diez veces mas lento que cuando lo hago de verdad.
- Ts.. Ts.- Llamaba picara a mi oreja mientras me alcanzaba el paso.- ¿Quieres ver algo genial?- Dijo y asentí. Sus pasos dejaron de ser pesados y lentos para que sus pies se despegaran del suelo y desapareciera y al mismo instante apareciera metros mas adelante. La boca se me cayó por los suelos y los ojos se me salieron del rostro de la sorpresa que me regaló sin que yo lo pidiera «Ella es igual a mí» Pensé, y al ponerle un pie para imitar su paso, Damian me detuvo con la mano en el hombro, me susurró al oído que ni pensara en seguirle la corriente, algo le iba sospechoso.
Al rededor de la hora del almuerzo, las aulas se vaciaron casi completamente, solo los alumnos con problemas en bajas calificaciones y los cerebritos se quedaban a estudiar, de seguro yo no era un chico súper inteligente pero me agradaba la química, de hecho si la química fuera una persona seguramente yo me casaría con ella, aunque creo que me costaría mucho conseguirle una cita, primero tendría que complacerla de matemáticas. Angélica y yo corrimos por los pasillos para alcanzarle con unas amigas, «era increíble que ella siendo chica nueva en la escuela tuviera mas amigas que yo», a mitad del camino perdí el sentido por medio segundo en el cual todo cambio a colores negativos, una sensación hostil que me erizaba la piel y me recorría vértigo por la espalda, tres campanadas sonaron en mi cabeza y el mundo daba vueltas, algo se ocultaba, algo que gruñía en silencio, algo que buscaba algo, no lo sabía, tal vez una presa. El presentimiento llamó a Damian cerca de mi oído, emergiá de mis costillas y una clase de tejido me rodeaba por la espalda.
- Necesito tu cuerpo.- Replicó conteniéndose.- Ahora.
- Calla, no puedo, estoy con ella.- Susurré.
- deshazte de ella... Ahora.
- No.
- ¡Ahora! - Gritó escandaloso y terriblemente furioso.
Al recuperar la conciencia noté que ya no corríamos tomados de la mano Angélica, el pasillo mostraba la cara de los lockers contra un pequeño patio que adornaba viejos pilares amarilluzcos no habitaba ni un alma, ni un sonido. Al mirar bien a Angélica, abrí los ojos platos; cargaba un arco dorado y cuidadosamente tallado, estiraba la cuerda sin flecha física, entre los dedos y la cuerda reposaba una fuerza brillante que esperaba ser disparada a mi cabeza, Angélica borró su sonrisa y le rodeaba un aura pesada incomprensible para mí, la luz le alumbraba y su cuerpo brillaba como reaccion.
- De.. De... Emmm ¿Angelica de donde sacaste ese arco?- Pregunté asustado y confundido.
- A callar Chrome.- Ordenó intimidante.- Sabía que eras tú, lo supe desde el primer momento, melena blanca como la nieve y poderes demoniacos.
- Algo me decía que olía mal algo en ti.- Fanfarroneó Damian y se despegó de mi cuerpo.- Pero bello ángel, me temo que no tengo tiempo para ti cariño.
- Hijo bastardo de Dios.- Dijo Angélica con despecho y arrugó la boca.
- Chrome necesito tu cuerpo A-HO-RA ¿Entiendes?
Negué con la cabeza y acto seguido contra mi voluntad me despejó de mi cuerpo con sus malas influencias, un golpe violento contra mi alma y espíritu. La usurpación se completó y Damian con una mano sin ver nada mas detuvo la flecha que disparó Angélica. No se interesaba en prestarle atencion, el iba por una chuleta, lentamente le dió la espalda y apartó los pasos.
- No te dejare ir desgraciado.- Espetó y en un pestañear ya estaba en frente de el.
Damian no se notaba complacido y feliz, la irritacion le figuró un rostro temible, perturbador y espeluznante, sin arrugar el rostro, las piernas se me hubieran helado de estar en frente de el, llegué a alcanzar ver la cara tan asustada de Angelica, las gotas heladas de sudor se le resbalaba por la frente y se desprendian en la nariz. Ya era oficial, Damian era un chico demasiado aterrador, con sus ojos bien abiertos y boca entreabierta, sin mentir esperaba que insectos escaparan de la traquea, pero no ocurrió así, en cambio tomó a Angelica por el cuello y la levantó a la alta estatura.
- Escucha bien, haz lo que quieras, solo.- Apretó mas la garganta de Angelica.- ¡Solo aleja tu maldito trasero de mis planes!
Angelica maniobrabó su cuerpo a manera que pudiera zafarse de las manos de Damian mientras yo permanecia inmovil, era tanta la sorpresa que las piernas no me respondian, ni las manos, ni los brazos, tenía un gran muro obstruyendo mi concentracion, si estuviera en el modo Human ya estaría sudando frío de terror, Damian la dejaba sin respiracion, ella se desesperaba, y pateaba lo mas que podía el abdomen esbelto de Damian, por su desgracia sus esfuerzo eran en vano. Me forcé abandonar mi miedo, cosa que era imposible, pero le rogué a Damian que la soltara, al principio creí que no me escuchaba hasta terminó por soltarla y ella cayó al suelo como muñeca de trapo. Fuí en su ayuda y Damian empezó a caminar dejandonos unos pasos atras.
¿estas bien?- Pregunté preocupado.
-Creo que sí, no ha sido mucho.- Dijo recuperando el aliento.
Mira bien a lo que estas tocando.- Vociferó Damian sin dejar de caminar.
Llevaba las ansias de preguntar porque, pero mi curiosidad solo necesitaba ser saciada por mi cuenta, al volver la mirada, Angelica desapareció y en su lugar quedó una señora tal vez de la misma edad de Damian, pero no mayor que él, en su espalda le colgaban grandes alas y todo el cuerpo le brillaba como si ella fuera un reflector y el sol le estuviera dando en su mayor punto. En su totalidad no quedaba ningún rastro de Angelica.
- Se lo que piensas muchacho, ella esta bien, esta por el momento en trance.- Ofreció una sonrisa fiable.
El cerebro se negó a procesar una pregunta, o una respuesta, o tan siquiera una reacción. Me fuí separando lentamente de lo que era un angel herido, la cadena me arrastraba cada vez mas a Damian. Me adelante a sus lentos pasos y me antepuse contra él. Tragué saliva en seco y controlé mi respiracion a manera que no notara mi nerviosismo.
- ¿Solo la dejaras allí? tirada y casi sin aliento.- Reproché. Se limitó a decirme algo.
-Nivel de hostilidad iniciado al nivel 1... Restringir dolor... Objetivo: letabilidad.- Dijo y volvió a verme firme a los ojos.
Me tomó sobre sus hombros y a toda velocidad saltamos los tres pisos de la escuela sobre los barandales, y saltamos por el primer piso, otro llegamos al segundo y por ultimo, en el tercero aterrizamos sobre el suelo.
- Hace un momento antes de que el angel apareciera sentiste una gran tristeza y pesadumbre ¿No es as así?- Preguntó Damian. Asentí.- No quería que lo supieras así pero no puedo evitar que lo ves.
- ¿Qué cosa?
- Hay un demonio acechando alguien cerca, necesitare de tu ayuda manteniendote a salvo y con los ojoa abiertos.
- ¿Alguien como tú?
- No.
- ¿Así ganaste tu cicatriz?
- Ája.
Corrimos en sigilo por la pasarela opaca del tercer piso pasando por las aulas solitarias que gritaban ayuda en silencio, un fresco aire soplaba y se llevaba las hojas marchitas de los grandes cedros, la brisa otoñal se manifestaba siniestra e indiferente a la calidez. En el ultimo aula del piso, en el 9-D, sosiegaba sobre su pupitre, despues de estudiar arduamente, una chica en silla de ruedas. Damian me indicó silencio y como persona sumisa obedecí. En sigilo entramos al aula y Damian de la nada creó un shuriken ninja y lo aarrojó con fuerza al techo, cerca de los focos. Una de las puntas acertó dar en el blanco, la transparencia de un ciempie gigantesco con una especie de armudara corpulenta del mismo cuerpo como escudo natural. El animal derramo sangre a traves del shuriken y unas cuantas gotas se impregnaron sobre el cabello de la joven chica, las demas calleron en lo que restaba del escritorio. El sonido de las gotas fetidas. Al huntar los dedos del liquido espeso, el monstruo cayó del techo en un intento absurdo y ridiculo por aferrarse de su sitio "seguro". La chica se aterró al ver a la bestia caer a lado suyo y soltó un grito seguido de tirarse de la silla para intentar escapar. En mi distraccion de ver a la chica en su debil intento de huir, Damian se extravió de mi vista, en un momento ya estaba por los aires justo en agredir a la bestia, no estaba seguro si ella me vería a mi estando en el modo Soul, pero un intento a tiempo es mejor que las futuras lamentaciones.
- ¿Estas bien? - Pregunté y le tendí la mano. Ella miraba insegura, sus ojos reflejaban enigamas, incluso me llegaron a confundir y a desconcertar de la situacion, me transmitía muchos sentimientos, muchas voces, muchas expresiones y ella solo me miraba asustada.
- ¿Puedes verme?
- Sí, ¿Eres alguna clase de angel?
- Hehe por el momento lo dudo.
Mientras Damian agredía a golpe de espada severos en el escudo de la bestia, intenté escapar con la chica, y dije intenté porque no podía cargarla al cien porciento, en ese momento solo era un debil espíritu y aún no intentaba maniobrar cuerpos, si ella podía verme significaba que un lazo me unía a ella, o al menos estaba dentro de mi dimensión así que me la eché al hombro y salí corriendo despavorido del aula, el cuerpo le pesaba mucho, en esta forma yo era un enclenque que apenas y podía cargarse a si mismo, fué romper mis limites espirituales. Llegué hasta donde la cadena me lo permitió y le senté en el suelo.
- Hasta aquí puedo llegar.- Prévine.
- No te preocupes.- Dijo agitada.- Lamento haberte causado molestias.
- Al diablo la cortecía... Me llamo Chrome.
- Rose, es un placer.
- Bonito cabello.
- Gracias.
- ¿Así que ves demonios no?
- ¿Puedo?- Preguntó confundida.
- Lo de.... Allá... Sabes que, olvidalo.
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Lazos De Unión
AdventureViviendo en una era de una revolución tecnológica con él dictador «opresor»; este fragmento se desarrolla en torno a la vida de Chorme Roses quien es él molde del hijo de Lucifer (Damian Gray) y su lucha por salvar algo más que una típica vida de ad...