Evelin Roldán.
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Obligaba a mis ojos a observar mis manos entre la cortina espesa de neblina que sellaba mi sentido más importante. Iba bien abrigada, no porque qusiera, si no porque una persona a la que consideraba especial para mí, me había obligado con un beso sabor a chocolate caliente a vestir con un chalé, un grueso abrigo de algodón suave como el terciopelo y guantes de seda. No me asustaban los ladrones, me sabía defender muy bien. La última vez que quisieron acercarse por sorpresa, le había roto la nariz a mi novio.
En camino a la universidad Eva el árbol me robaba de mis pensamientos, su belleza me distraía del camino, había crecido tanto que hasta flores brotaron de él como simbiontes. Atractivo a primera vista.
Llegué hasta mi última parada del bus. Me esperaba, pacientemente un conocido muy desconocido. El rostro me parecía familiar, tanto como me acerqué, la neblina se dispersaba de su rostro. Sentí mi corazón romperse en pedazos como la existencia de este personaje en mi vida, pero no le conocía ni el nombre, solo su mirada me hizo entumecerme. No me ventilaba mucho.
- ¿Sorprendida?- Dijo sin afán, con tono sarcastico.
- ¿Quién eres y que hacés aquí?- Musité en silencio, casi murmurando como temiendo de que me escuchara.
Se levantó con pesadez de donde se recargaba y encendió un cigarrillo, se acercó hasta mí y me ofrecío uno mostrando una cigaderrera... Por primera vez me negué a uno.
Insistí de nuevo con la pregunta.
- ¿No soy obvio?- Respondió.- Soy tú.
- Imposible.
- Mi nombre es Evelin.
- Yo soy chica.
- ¿Desde cuando importa el género?
- Soy chica.- Repetí.
- ¿Desde cuando nos ha importado una mierda algo?- Espetó y tuvo un efecto parecido al de causarle tanta gracia que se decojonó riendo
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Evelin Roldán
Un desfibrilador invisible tocó mi cuerpo, hinchando mis pulmones de aire. Cada celula recibió el inefable poder de Bao, me sentía imparable y poderosa como un tren en el apogeo de medio viaje. Aunque desperté demasiado tarde...
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Chrome Roses.
Acorralado por el negro escenario y afligido por mis limitaciones ópticas y por temor a lo que me enfrentaba, guardé la calma. Los demas estaban unos pisos arriba, ya me encontraba en el rango de separación de Damian, en cualquier momento caería al suelo rendido mientras mis respiraciones me harían falta.
El demonio estaba ahí acechandome, ocultandose en las sombras, esperando su oportunidad para acabar conmigo de tajo, casi podía leer su mente. Me comporté como Damian debió hacerlo. Mi ingenio me llevó a cerar los ojos para anular el miedo.
Por un segundo creí que sus tenctaculos pasaron a través de mi cuerpo, perforando mi corazón. Solo era mi imaginación traicionera, jugando con mis miedos, aquel demonio despedía un gas que afectaba mis sentidos por momentos.
El tentáculo pasó de mí y por instinto me separé del lugar, sintiendo mi cuerpo liviano como pluma, en la penetrante invasión del demonio en mi mente, intenté adivinar cual era su aspecto, dentro de poco lo sabría, de adentro a fuera ¡Eso era alucinante!
El demonio intentó tomarme por los aires. Este era su fin. Lo tomé por el propio tentaculo hasta cercenar violentamente. No pude evitar sonreir de excitación y abrir los ojos para ver su rostro o al menos imaginarlo deformado de dolor y suplicando misericordia. El grito de dolor me servía de deleite. Reuní todas mis fuerzas y las acomodé en mi ultimo golpe que le explotó la cabeza igual que lo haría una bomba, la sangre negra pintó todo el lugar incluyendome a mi. Supe que algo andaba mal cuando encontré dinamita en el interior del demonio, y no era algo mágico o demoniaco. Alguien la había insertado perfectamente esperando a que la descubrieran.
Emitía un pitido lento al comienzo, una luz verde alumbraba conforme al sonido, a como pude detuve el tiempo para ver más sobre la dinamita. Dure tres segundos con el tiempo congelado, fue lo suficiente para resolver quien la había insertado dentro del demonio. El sello de Singularity estaba a lado del pequeño led luminoso. El pitido se detuvo y la bomba se detenó. Caí en la trampa.
La explosión fue tan grande que me arrastró por la unica salida que había del hoyo. Las flamas quemaron la mayor parte de mi cuerpo, la ropa se carbonizó por pedazos y me levantó por los cielos como muñeca de trapo. Las ondas de explosión me llevaron a colisionar con uno de los pilares de la habitacion del templo haciendole tambalear por un momento a la vieja estructura. Me quedaba sin fuerzas, mis últimas gotas de energía se fugaban en mi curación. La circunstancia se adueñaba de Evelin, la confusión la iba controlando poco a poco. Esto era malo, muy malo.
D estaba a mi lado de rodillas y con los puños en el suelo intentando no perder el equilibrio.
- No tienes remedio.- Quejó en voz baja.- Acabaste con toda la energía ¡Idiota!
- Cállate.- Repliqué molesto.- Hago lo que puedo, me estoy cansando de que nunca reconozcas mi esfuerzo por un niño.- Murmure sin siquiera poder levantar la mirada. El cuerpo me ardía y temblaba cuando trataba de levantarme, el vapor todavía escapaba por mis poros.
Caí de nuevo al suelo y recosté la mirada sobre el crujiente suelo. María si que se sabía mover bien, su arco danzaba despegando las extremidades de los demonios; unos con alas, otros con colas largas, con formas humanoides, garras y con muchos brazos o cabezas. Iban cayendo uno a uno.
Cerré ambos ojos buscando sociego y descanso consolardor.
Las flechas de Zadquiel buscaban terminar conmigo por encima de los demás, mi cuerpo no respondía y perdí movilidad de mis piernas. ¡Carajos! Solo una acertaría a la cabeza, solo una acabaría conmigo de un tiro, pero, debía proteger a mis amigos, ellos nunca me lo perdonarían. Rose y Josep seguirían raptados por la supuesta justicia, me hubiera gustado verlos por última vez despedirme de ellos.
Volví la vista a Evelin, que aún no le conocía del todo pero seguramente esta sería la primera vez que trata con la muerte tan cerca, esto iba a ser catastrofico. Tomó a Bao envuelta en valentía y por unos segundos sentí que la habíamos perdido hasta que dio una gran bocanada de aire. Angélica saltó del espíritu de María y se interpuso entre la flecha y mi hora. Bao iba a penas en camino.
La flecha llegó un segundo antes de Bao.
Aquel silencio incómodo sonó como la más devastadora de las bandas sonoras. Apenas y pude reaccionar con un gemido. Sentí como algo dentro de mí se rompió.
Volvió la mirada con debiles bocanadas de aire- Harías lo mismo por mí.- Excusó débilmente intenado fingir una sonrisa y cayó al suelo con la flecha en el pecho.
Mi mano cogió a Bao empuñando una de las herramientas más poderosas, la efímera caída se hizo eterna para mí que era como si Damian hubiera detenido el tiempo. La inefable escena no hizo más, que enfurecerme tanto hasta segarme por la ira.
La discordía fue sembrada. Las ardientes flamas corrieron a todas prisas por mis venas.
María fue en auxilio de Angélica.
No tenía idea que era, no sabía exactamente que hacía, no tenia conocimiento de ella, pero eso no impidió que estuvieramos en resonancia. Tomé preso a Damian dentro de mí juntando las sobras de la energía, más las poderosas fuerzas de Bao y ebrio de poder, me sentía como nuevo.
Mi cabello creció y decoloró hasta el blanco, mi estatura se elevó, mis fuerzas aumentaron, mi ira estaba hambrienta de venganza. Damian y yo eramos uno.
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María Victoriana.
Chrome y Damian derrochaban un aura diferente a otra veces, ya sea por su resonacia juntos o por Bao. Esta nueva persona se veía diferente, y no hicieron mucho de esperar, Chrome estaba hambriento de venganza.
Bao era la herramienta perfecta. Era capaz de aumentar la fuerza de su propietario hasta un doscientos por ciento y copiar cada tecnica y arma en la memoria de su portador. Se crió fama por ser una de las armas demoniacas invensibles encabezando la lista junto a otras dos armas más, armas que se creían perdidas.
Chrome y Damian dispararon a Bao arrojandolo tan fuerte que la sola potencia pudo partir por la mitad a Zadquiel.
Antes de tocar a Zadquiel, Bao lo enrrolló en una cadena metalica, igual que lo haría una serpiente hambrienta.
- Todavía tengo que hacerte sufrir un poco.- Esbozó Chrome sin mostrar un rastro de empatía en su mirada. Apretaba con fuerza el cuello de Zadquiel, cada vez más sus uñas rasgaban la piel blanca.
Chrome hundió su puño en la cara de Zadquiel tanto que sus alas terminaron por perder el control y creó un joven hoyo en las maderas del suelo del templo. Bao regresó a sus manos. Todos los demonios se calcinaron en llamas negras y silenciosas, todos se separaron en dos piezas al entrar con el minimo roce de Bao. Zadquiel salió disparado de indignacion dejando un rastro dorado, entre manos cargaba el filo del arco listo para apuñalar, sus heridas cerraban con el poder divino de Dios, los rasguños superficiales cerraron, las cortadas sanaron y moretones desaparecieron.
- ¡Un demonio tan pobre como tú, no puede hacerme daño!- Gimoteó atacando enfurecido sin cesar.- ¡Se realista! ¡carajos! El señor esta conmigo.
Chrome mantuvo la calma y el paso sin dar rastro de ninguna expresión, esto me hacía temblar de miedo. Bao cambió de forma a una Kusari Gama; un arma hecha por una cadena de metal y una pelota de hierro la cual posee en un extremo un afilado gancho. Chrome hacía una presentación gloriosa usando la cadena como un escudo y el peso de la bola de hierro en contra de Zadquiel. Liberó cortes por todas partes, Zadquiel escurría sangre por vada poro.
- Imposible... Un ángel no puede sangra.- Murmuró entre quejidos.
- Tu señor te ha mentido. Eso no fue nada de lo que yo sentí.- Dijo observando sin expresíon como se retorcía Zadquiel. Con ambos puños cerrados y juntos mandó de nuevo a Zadquiel a besar el subterraneo.- Necesito atravesar tu corazón.
Zadquiel regresó a dar batalla con movimientos mas lentos y poco certeros, la frustración lo iba controlando como un ente maligno haciendolo más torpe. Chrome maniobró a Zadquiel y de un jalón le arrancó las alas desde la raíz a Zadquiel con la misma facilidad con la que se tomá el cespéd en un campo. Sin fuerzas y satisfecho del dolor Zadquiel cayó al suelo.
- ¿Ya tan rapido me vas a dejar jugando solo?- Burló Chrome sacudiendose la sangre de las manos y dejar un rastro en la sucia pared de madera con pequeñas gotas carmesí.
Las manos me temblaban cúal pulso de manaquero, no estaba segura si estaba llorando de tragedia, frustración, impotencia o miedo, solo recorrían las lágrimas de mi rostro al ver tan alto tan desalmado. De la espalda emergió otra criatura hecha de un humo y pestilencia negra con ojos saltones y por todas partes mirando todo, en las fauces grandes colmillos con una gigantesca boca que masticaba las alas sersenadas del cuerpo de Zadquiel. Los dientes tronaban dentro del gran hocico de la bestia. Zadquiel lloraba de amargura y rezaba a Dios clemencía y fuerza para derrotar a su adversarío.
- Patético.- Espetó Chrome levantando a Bao en forma de espada, alistando el tiro de gracia.- No me sirves para nada, solo eres comida para perro. Se que a mi cachorro le encantaras.
- No.. Por favor... Yo solo hago mi trabajo.- esbozó Zadquiel entre lloriqueos.
- Tu Dios no controla mi manera de vivir.
- Ciertamente, pero si no cumplo con mi trabajo me descenderían a demonio.- Replicó.
- Escogiste mal tu respuesta.- Concluyó Chrome y carcajeó sin control. Otro más de su desastrozo cachorro emergió del otro hombro muerto de hambre.
Era ahora o nunca, Chrome no entraría en razón si yo no obligaba. En medio del último golpe me interpuse entre la espada y Zadquiel extendiendo ambos brazos bien alto.
- ¡Basta ya! El ya lo suplicó.- Detuve el golpe con mi sola presencia.- Chrome ya para un poco.
El filo oscuro lloró una lagrima de sangre conteniendo la ira, estaba sedienta de muerte.
- Apartate si quieres seguir teniendo dos mitades unidas. - amenazó.
- Por el amor de Dios, María quitate del medio.
- Detente.- Repliqué.
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Evelin Roldán.
El cuerpo de Chrome cayó exhausto y repeliendo humarolas espesas por el cuerpo, quemado por tanto poder. D no perdió la postura mientras observaba el rostro compasivo y agotado de María. Zadquiel se ocultaba cagado de miedo detrás de las alas de María, sin fuerzas y con un rostro deprimente.
- ¿Escoges este lado?- Vociferó Damian.
- No estoy del lado de nadie.- Murmuró María desviando la mirada muy avergonzada.
- Escohiste mal tu camino. Será mejor que no te entrometas en mis planes.- Amenazó Damian y le dió la espalda a María con afán de abandonar todo. Bao se escondió bajo las pieles de Chrome en una forma espesa de arena negra.
La valentía de María se desvanecía, las lagrimas le escurrían del rostro, algo estaba roto en ella, algo que la cortó y la sangre se escurría por los ojos disfrazadas de saladas lágrimas. Con débiles fuerzas y tenue rebeldía se iba arrastrando con el brazo mas sano hasta llegar a Angélica, tragaba fuertes y profundas bocanadas de aire, y tomó entre sus dedos la mano de Angélica.
- No podemos irnos...- Murmuró Chrome debilmente.
- ¿Eh?
- Angélica esta herida, esa flecha no va a desaparecer, esta flecha la va a matar, esta comiendo su energía.- Justificó Chrome.
- Ese no es asunto mío.- Excusó D.
- No la dejaré aquí.
- ¡Idiota!- Gritó y gimeteó D como niño berrinchudo, fue hasta Chrome y estiró la pierna hasta terminar pateando el rostro de Chrome. María cubrió su boca con ambas manos y cerró ambos ojos con fuerzas, esto ligeramente me perturbó. El ambiente era más tenso.-Chrome se aferró más.- Mefisto nos espera.
- Mefisto ya murió.- Espetó Chrome escupiendo una hilera de sangre.
D se sobresaltó y jaló de los cabellos de Chrome con fuerza hasta levantarlo por el aire. Chrome no soltó la mano de Angélica.
- Eh tú.- Llamó de mí.- Carga en tu espalda a este bulto.- Dijo señalando a Angélica, María regresó la mirada a D con un ligero brillo y Chrome esbozó una leve sonrisa.- No lo hago por tí, ni por ella, los ángeles son detestables. Solo las regresare con Udái. Los ángeles me dais asco, todos y su puto ego.- Bufó y se echó a Chrome al hombro.
D saltó por la alcantarilla abierta y yo me apresuré a tomar a Angelica en mis brazos teniendo mucho el cuidado de no tocar la flecha. Angélica reposaba con ambos ojos cerrados y respiraba con mucha dificultad.
- Muchas gracias.- Murmuró María con lagrimas en los ojos. Solo asentí con la mirada y esbocé una sonrisa.
María apoyó al débil Zadquiel en sus hombros,
El silencio en el camino era incomodo. Chrome sostenía la mirada y se movía como muñeco de trapo en el hombro de D.
- ¿Cómo te puede cargar si el es un espirítu?- Murmuré para que no escuchara D.
- Es algo simple.- Contestó Chrome con una leve sonrisa.- En el mundo que conocemos existen dos planos: El mortal, donde habitan todos los humanos y viven sin problema y el otro que es el espiritual o conocido vulgarmente como el limbo, sobre la mortal donde los espíritus viajan con libre albendrío; algo para comprender esto es como si colocaramos una hoja blanca e imaginamos que esa hoja es el mundo de los humanos y encima una hoja de papel cebolla en donde se toma como el plano espiritual, ninguno interactúa de forma fisica a menos que un espiritu consiga un cuerpo fisico en el plano de los vivos. Bueno, D esta en el plano espiritu o modo Soul, para cargarme el usa algo que conozco como energía; en los demonios se aplica la energía demoniaca y en los ángeles la energía divina, con esta se le permite una limitada interacción espirítu-humano.
- Ya veo.- Dije a medio entender.
- Como dije, es muy limitada, no por mucho tiempo me tendrá así antes de que se le acabe su energía.- Continuó.
- No saques conclusiones tan pronto.- Quejó D. Chrome quejó a forma de risa, cosa que creí que se había roto.
- Te ves muy mal.- Ignoré el comentario de D.- ¿Te sientes bien?
- No es nada relevante, D se encargará de sanarme. Aunque...- Volvió la mirada a Angélica.- María ¿Puedes sacar esa flecha del pecho de Angélica?
María gesticuló una mueca y sus ojos se apagaron.
- Chrome... Verás, la flecha de ángel...
- La flecha de un ángel esta hecha para matar demonios.- Espetó Zadquiel.- La piruja de Angélica al detener el impacto ha quedado moribunda.
- ¿Y eso qué?- Pregunté. Me sentí ingenúa por no daber nada de lo que hablaban.
- Haré mi mejor esfuerzo para sanarla.- Propusó María y desviò la mirada con pesadumbre.
Todos excepto Damian y yo, venían hecho mierda. No encontraba el sentido de porque traer al enemigo a casa, era algo estupido.
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Evelin Roldán.
Hacía mucho frío, el agua se congelaba tan radicalmente que me tuve que detener a brincar de la sorpresa. De la vista perdí a D y María. En mi distracción momentanea, Angélica también desaparecido. El tunel de las coloacas se oscureció más. Abracé mi cuerpo buscando un poco de calor.
- ¿Guantes?- Brinqué de sorpresa una vez más al ver guantes que nunca había utilizado. Mi cuerpo vestía ropa de invierno y ya no caminaba entre agua, la nieve hundía mis botas «Las cuales núnca ví».
Me detuve al ver una rama gigante, de mi altura sobresalir una rama de de un arbol sepultado entre la alfombra blanca. Ya no habían más muros, ya no había más pestilencia, ya no había más nadie.
Tomé asiento a lado de la rama con un gran sentimientimiento de depresion torturando mi cabeza, mis demonios no se contenian en un solo lugar y solo me recordaban tragedias.
En el fondo resonaba la voz de mi amado. Comprendí que:
"Nadie espararía por mí,
seguiría perdida como lo estuve estos ultimos meses,
ni un minuto, ni una hora, un día, una semana, un mes, daba igual."
Pachi moriría de hambre antes de que yo regresara, no habría nadie más en casa, no habría nadie a quien abrazar, no habría a nadie con quien tomar café, a quien desearle un feliz día, un buen día, ni siquiera un beso amargo y dulce como los de él.
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Lazos De Unión
AdventureViviendo en una era de una revolución tecnológica con él dictador «opresor»; este fragmento se desarrolla en torno a la vida de Chorme Roses quien es él molde del hijo de Lucifer (Damian Gray) y su lucha por salvar algo más que una típica vida de ad...