Capítulo 11

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Chrome Roses.
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Nuestros cuellos fueron sellados con una marca similar a un código de barras como identificación dentro la colmena, Uda resultó ser mas intimidante de lo esperado, pero a la vez muy atento y amable, como un profesor. Estuvo presente en todo momento preocupándose por nuestras marcas, pidió encarecidamente el uso de cremas, sedantes y paralizadores para que no sintieramos mas dolor.
Por la tarde nos invitó a tomar en el té en el corredor de los balcones, observamos a niños jugar por la calle usando sus habilidades sin lastimar a terceros, las madres tendían ropa en las lías colgadas de edificio a edificio, todos reían, todos eran bastante felices, no habitaba el miedo en ningún corazón.
- ¿Qué pretendes Uda?- Preguntó Damian.
Observé la humorada espesa del vapor del té.
- ¿Yo? Nada, solo quiero paz.- Confesó Uda con desganas de responder sin despegar la vista del periódico.
- ¿Porque eso suena casi cierto?- Cuestionó María.
- Cierto es que no estas en posición de cuestionarme.- Quejó.- La verdad es que mi días de hacer jugarretas con personas, de robar, de mentir, de huir y demás, ha llegado a su fin. Verás despues de ciertas experiencias uno empieza a diferenciar que le trae bien al corazón y que le trae mal al alma; y ahora tengo una familia, una esposa, una hija... Tengo algo por que luchar, algo porque proteger.
Todos guardamos silencio, habíamos juzgado inconcientemente mal a Uda, en realidad era un buen tipo, pero Damian insistía en no creer en él.
- ¿Por qué el todo de esto?- Dijo Damian.
- Porque es lo necesario para que todos vivan felices. Allá arriba habitan los monstruos, no puedo permitir que cualquiera entre y salga, la marca que tienen en la espalda los muchahcos significa 《Confianza》 y solo porque tu venías con ellos, Damian.- Se cruzó de piernas y postró su mano en la rodilla.- Empezamos siendo un pequeño grupo de ocho personas en un edificio, el grupo fue creciendo y fue cada vez más difícil encontrar un lugar para todos y mantenernos fuera del ojo de Romeo.
- ¿Es posible que puedas encontrar el sosiego con esos ojos, Udái?
- Si intentas provocarme, no lo lograras.- Musitó llevándose la taza a la boca con delicadeza.
- ¿Que tienen sus ojos?- Pregunté incrédulo.
- Son los ojos del padre de Damian.- Respondió.- Ojos de lucifer, ojos que ven más allá, ojos que dan poder y gloria inimaginale, los ojos perfectos.
- ¿Eso tiene que ver con que no capte su presencia, señor?- Preguntó Angélica.
- Un humano no podría soportar tanto poder con facilidad.
Las conversaciónes subían cada vez más de tono, se sentía el ambiente denso aunque Uda no lo aparentara, su actuación como buen lider decía mucho, sin embargo nunca nos faltó el respeto.
- ¿Y que los trae a la colmena?- Preguntó intrigado Uda.
- Buscamos a Bao ¿Sabés dónde la podemos encontrar?- Respondió Damian.
- ¡Jaja!- Carcajeó tomandoselo a broma.- No podrían tocar ni siquiera el mango de esa espada.
- No nos subestimes.
- ¿Qué podrían hacer un niño enclenque y una niña de mami tocar delante de su majestuodidad tan siquiera el filo de Bao? Ni siquiera yo, el más digno ha podido tocarlo.
- Se te olvida que Bao es mía.
- Se te olvida que cargas con un humano, como molde.
- Este muchacho tiene las agallas necesarias para levantar a Bao.
- Mmm me resulta estúpido. Hagamos algo, una pequeña apuesta.
- ¿Qué tienes en mente?
- Si tú, el muchachito, la niña de mami y el angel guardián, puede tan siquiera tocarme, les reconoceré como dignos de levantar a Bao, además que tendrán libre albedrío y yo te llevaré hasta ella y te otorgaré un deseo.
- ¿Y qué si perdemos?
- Servirán como mis soldados, como mis hombres, fieles, rectos y sin trucos. Harán lo que se me plazca sin levantar un queja hasta el último de mis días.
Damian dejó caer la gigante boca, varios de sus ojos me volteaban a ver y regresaban la vista a Uda, todos disparejos, podía escuchar dentro de mi un gruñido como cachorro enojado o bien pudó ser un ronrroneo de un gato gigante.
Me levanté rapidamente y estrujé su mano con la mía para cerrar el trato seguido de mi aceptación, Uda dejo salir una sonrisa desquisiada y extrañamente incomoda en todos los sentidos.
- ¡Idiota! ¿¡Qué haz hecho!?- Gruñó Damian.
- Nos he facilitado el trabajo.- Musité.
- No... no... no puede ser.- Dijo con voz quebrada María.- Nos haz firmado el trato a la esclavitud.
- Chrome... Sus ojos, no demuestra humanidad...
Williams suplicó intervenir en la pelea, pero tal petición fue estrictamente negada con un frio y rotundo no.
- Chrome espero que sepas que eres un idiota.
- Lo se, me lo repites a menudo.
- Hay una minima posibilidad de ganar, cualquier ventaja la usaremos.
- ¿Algún plan?
- Ninguno, solo sedeme tu cuerpo.
- No. Quisiera pelear esta lucha yo. Encargate de cuidar mi espalda.- Me volví a María.- También cubreme.
El lapso para ganar era de veinte minutos, mil doscientos segundos y cualquier oportunidad para penetrar su defensa. Con carisma y arrogancia se dejó caer al sofá y fuí directamente con los puños desnudos a ganar de una vez por todas.
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Angélica Kennedy.
Chrome se veía decidido, como harto de todo aunque sin experiencia, recibió tremenda tunda en su primer intento por ganar de una vez por todas. Uda nos teletransportó a otro lugar para evitar hacer daños, en realidad amaba la pequeña población que aquellas manos no permitiría que se rompiera un jarrón vecino, todos pensabamos ir con todo el armamento en el poder que pudieramos tener. Tocamos tierra en un lugar con escasa luz desde los faroles, era de noche y en un lugar de construcción. Mis flechas se desprendieron de mi arco, todas en vano, ninguna acertaba mi objetivo. Uda se movía torpemente haciendo parecer que todos sus movimientos ya los tenía previstos y los esquivaba con naturaleza: Girando la silla y pateandolo, levantando y arrojando cosas con los pies y sus empujones con las palmas de las manos.
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Chrome Roses.
Me dolía el estomago en la cicatriz donde Damian había reparado. Inconcientemente apretando mis nudillos en un arranque de ira, sujetaba la misma pistola que usaba Damian y me apresuré a disparar una y otra vez. Uda ni se inmutaba en eso, las balas antes de llegar a él desaparecían en un remolino y se volvían en mi contra acompañados de puntiagudos tubos y varillas afiladas para desgarrar de gravedad, por suerte esquivé cada uno, pude ver el movimiento a través de una especie de camara lenta. Cuando creí que nada me tocaría, Uda regresó a darme una paliza usando solamente sus piernas, sus movimientos eran tan rápidos que no los veía venir; de tantos golpes, ya había perdido el nervio del dolor, sentía que mil puños me atacaban en todas partes pero solo era un hombre.
Caí al suelo casi rendido, escupía una o dos hilera de sangre combinadas con saliva, los tosidos me dolían desde la garganta hasta el estomago. Angélica y María se ocupaban de cubrirme mientras reposaba tirado en el suelo. Con escasas fuerzas me volví en pie y con en el primer pestañeo distraido ya me encontraba de nuevo en el suelo.
- Idiota, levantate.- Ordenó Damian.- No quisiera ser esclavo y mucho menos de él.
- ¡Cállate de una buena vez!- Grité furioso y el se quedó atónito, levantando ambas cejas.- Ya se lo que tengo que hacer.
Uda desapareció de nuevo en un remolino transparente y reapareció a metros delante a nosotros con el mismo truco y una sonrisa burlona, señalo en lo alto y del cielo cayó un camión colosal, con aquel peso cualquiera que recibiere el golpe saldría muy mal herido. María arrancó a todas prisas con un aleteo de sus enormes alas y me tomó de la mano para escapar de la zona. Esta rutina me estaba fastidiando. María extendió ambas alas y se llevó a Angelica por los cielo, al ver que una vez que el camión tenía la suficiente velocidad, fue arrojado a nosotros.
Esperé pacientemente en mi posición a que el camión llegara hasta mí, tiré mis lentes con la telaraña de las grietas y aflojé mi corbata. Mi mente ideó el plan de pasar por encima del camión con un salto, eso seguramente me libraría del primer golpe sin embargo, en la cima ninguna protección actuaría en mi favor. El tiempo disminuía y solo iba a tener un golpe de gracia. Una vez arriba del camión mientras se iba deslizando con la fuerza de centenas de caballos, el primer ataque vino escondido en la sombra y lo logré a captarlo claramente; ambos chocamos las espadas hasta dejar un haz de luz y una lluvía ligera de chispas. Subía cada vez mas la intencidad de la fuerza y la rapidez de sus golpes, de haberlo querido, me hubiese matado desde el primer golpe, pero en cambio, fue paciente conmigo.
Gracias a mí nueva vista, pude desifrar la trayectoria de sus movimientos.
Las gotas gordas de sudor escurrían a toda prisa de mi frente y saltaban con cada movimiento, las flechas llovían del cielo y mi esfuerzo fue demás esquivando cada una. El camión iba a impactar con un muro de concreto grueso, esta era mi oportunidad de terminar. Me aferré a su abrigo por la espalda aprovechando su fortaleza desapareciendo del plano original. Uda deformó su rostro ebrio de victoria por uno frustrado, eso era mas alentador y excitante para mí. Hice ademanes a María para soltar la última flecha, como era de esperarse, Uda la detendría antes que lo tocara y clavé mi golpe en su distracción.
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Angelica Kennedy.
Chrome parecía tener la batalla ganada, de nuevo, el último golpe terminaría con el 《Inocente》 juego de Uda. Cerró el puño y con cada fracción de segundo, se acercaba más a él. De pronto, Chrome desapareció.
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Chrome Roses.
Ya me esperaba con mucha anticipación los movimientos de Uda, estudiaba cada golpe, cada patrón que seguía, era muy astuto, era demasiado inteligente y muy precavido y por desgracia suya tambien muy arrogante. Una vez que mi cuerpo fue teletransportado a la colmena de nuevo, me concentré rapidamente cerrando los ojos y cruzando las piernas, para jugar mi última carta, un truco que él no vió, uno que ya estaba activo antes de conocerlo. Tan pronto sentí el cosquilleo de los trucos de Uda, le estampé mi escencia en el cuerpo y esperé pacientemente a que se distrayerá. María disparó el muro de flechas y en el apogeó de la situación desapareciendo las flechas, para ser mi primera vez controlando otro cuerpo, solo pude acertar dos golpes. Derribé con mis piernas a Uda y con el codo me dejé caer sobre él antes de desaparecer en particulas y mi conciencia regresara del todo a mí.
Así llegue a la victoria.
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María.
La noche arrimó y la ciudad detuvo su escaso moviento aún más, lograba observar a través de las pantallas en la oficina como los demonios acordonaban el lugar como si de estrategia militar se tratara. Era riesgoso salir, Chrome y Angelica querían evitar dar molestias pero Uda Insistió en pasar la noche en la colmena, y así cenar con su familia. Uda no guardó rencores con la perdida que tuvo hace unos momentos.
Williams y Johana no sostenían el mentón de la sorpresa que les cayó al observar con ojos propios la victoria de Chrome, du mente aún deseaba imaginar que todo era un truco pero más claro que el agua no podría ser más la situación.
La casa de Uda se encontraba a mitad de todo la ciudadela secreta, para la extravagancia de Uda, su casa no era precisamente una mansión, ni mucho menos una casona, todo lo contrario, humildamente solo sostenía dos plantas con el vestíbulo pequeño que no cambiarían dos o más personas al mismo tiempo por el pasillo para llegar a la sala. El ambiente fue acogedor con un olor a madera por todas partes disfrazado con manzana canela.
Fue una velada maravillosa 《Sin señales de Damian》. Los faroles resplandecían luces doradas sobre los muros de madera y tapiz beige. Tan pronto como pisamos el pulido suelo de madera, un pequeño rechinito salió a relucir y una campanita se escuchó taradear. La esposa de Uda, Margaret nos atendió humildemente y muy a prisa sin antes esperar una explicación. Las costumbres de esta familia eran muy alentadoras. Los niños saltaron en brazos de Uda, su sonrisa era tan grande que ocupaban casi todo su rostro y las travesuras en su naturaleza nos revelaba el nivel de creatividad dentro de sus infantes mentes. Tres niños bastaban para alumbrar el hogar de Uda, el pequeño Mael, la simpática Juliette y por último el recién nacido Pompón quien dormía placidamente en la andadera dejando una vista cómica acerca de él.
Despues de un tiempo vinculandonos con la familia de Uda sentados sobres los sofás, luego pasamos al comedor.
- Son muy adorables, son como una pequeña familia.- Dijo Margaret. Chrome y Angélica se volvieron las caras uno a otro confundidos.- Sí, una familia, no es necesario compartir lazos de sangre para ser una familia.
- ¿Lazos de unión?- Preguntó Angélica.
- Lazos de union.- Afirmó Margaret.
- Una familia es aquella con la que te sientes bien, la que alegra tu corazón y calma tus ansiedades, es aquella a la que sacrifirías todo por ella sabiendo que ella haría lo mismo por tí.- Espetó Uda llevandose la comida a la boca.- Sois muy valientes por buscarse unos con otros al momento de separarse.
- Eso es lo que hacen las familias ¿No?
- Sí.- Afirmó de nuevo Uda.
Hasta la fecha, la persona que más ser acerca a un familiar que Angélica hubiese tenido, era Chrome. Cada vez que Angélica se encontraba en peligro él ahuyentaba sus miedos llenandose de agallas tan resisitentes como el acero a pesar de ser tan introvertido y tímido, siendo dispuesto y valiente. Lucifago y el súcubo fueron apenas los primeros testimonios de como Chrome buscó el poder de la nada; Damian no recibía credito alguno porque incluso en esas situaciones se ausentó por mucho tiempo.
En la mesa se servía pavo al horno con guarnición, según lo que mi vista guiaba, estaba delicioso, Angélica lo saboreaba una y otra vez, era imposible ver el brillo en sus ojos al momento de masticar.
El silencio llegó en todo el lugar, ningún farol fuera de casa estaba activo, todos dormían plácidamente sin preocupaciones, toda la colmena era una gran familia. Me preguntaba que estarían pensando Evelin y Johana, ambas chicas eran muy activas y divertidas aunque también estaban muy dañadas. Angélica tuvo un acto de buena fé al suplicarme darle un don, eso me provocaba jaqueca, de tan solo pensar que le había otorgado, si sería peligroso para ella o en realidad le ayudaría en algo.
- ¿Tan tarde y despierta?- Me sorprendió Uda llegando a mis espaldas.
- Los ángeles no descansamos, siempre estamos alerta.- Confesé a mucho orgullo.
- Se nota, pero no tienes de que preocuparte, puedo mantener alejado a los demonios.
- Nunca se tiene que estar completamente seguro de algo.
En pijama, Uda me hizo compañía apoyandose del barandal del balcón.
-Llevas unos niños muy simpaticos a tu cargo.- Dijo.
- Gracias, ambos han sido muy valientes.
- Lo comprobé hoy.
- Pudiste hacerlo mejor.
- ¿Qué?
- Lo de hace rato, en realidad no ibas encerio con ellos, además no ibas con afán de ganar.
- Ah, eso.
- ¿Por qué?
- Aunque hubiera ido encerio con ellos, no podría obligarlos a quedarse, es algo estupido. Mi poder pudiera haberlos aplastado desde el primer minuto.
- Habla quien tiene ojos demoniacos.
- Aunque no lo parezca, no los uso con mi pueblo. Ellos, todos, están aquí por decisión propia, aunque algunas veces se tiene que aplicar severidad y ser estrictos para gobernar, de lo contrario, todo estaría en caos. Chrome tiene mucho potencial, no se si en realidad tenga el potencial de despertar a Bao pero quería comprobar de su capacidad.
- Ya veo.
- Angélica, por su parte estuvo excelente cubriendo a Chrome, de no ser por ella, una de mis varillas hubiera lastimado de gravedad a Chrome, ambos son un excelente equipo. Ella era como una tormenta estando en medio de todo y Chrome como un cielo que intentaba abarcar su territorio y un poco más.
- Una familia...
- ¿Eh?
- Tienen unos lazos de unión tan fuertes que si no los hubiesen separados para dormir, ambos estuvieran dormidos uno sobre otro.
- Jeje, ya me lo imagino.- Concluyó y se retiró.
Estuve por un rato más recargada sobre el frío barandal observando la tranquila mini ciudad.

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