Edición E. Evelin

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Evelin Roldan
Los años en mi vida fueron opacados siempre por los progresivos como él cáncer, problemas. Él origen de mis desgracias se suscitó en casa, diez de la noche y no debía haber ninguna luz encendida, él silencio de mi voz brillaba siendo consolado entre miedo y pánico. Una noche más en las que un monstruo se paseaba por mi habitación esperando un descuido para zambullirse entre mi cama y corroer la inocencia de mi infante memoria. Se podía ver en sus movimientos de criminal, tan silencioso anhelando pooserme como una marioneta, sin embargo, mi voluntad de terminar con la embarazosa escena.
Ocho de mis años y mis ganas de abandonar esta vida nacieron después de empollarse en mí tras varios años. Cada vez mi oscuridad se iba incrementando hasta llegar al tamaño de un abismo, pocas personas me tendieron una mano, son personas contadas con las que mi confianza estuvo con ellas. La mitad de ellas enterraron su estaca tan profundo dentro de mi corazón, haciéndome sentir inútil, como una entrante. Mi cabello fue mal cortado a propósito con tijeras escolares mientras que mis victimarios se carcajeaban como si fuera un juego perfecto, a medida que mis lágrimas se derramaban sus risas crecían cada vez más. La entrada a un trauma me dio la bienvenida a la vida. La mayor parte de mi vida estuve derramando lágrimas como si mis ojos fueran gritos de agua abiertos.
Doce años y mis muñecas lloraban sangre por pequeñas boquillas que me provocaba yo misma, en veces con él filo de un sacapuntas, otras con tijeras o él cuchillo de la cocina de mi abuela. Mi profunda depresión y trastornos existenciales eran invisibles para mis abuelos, jamas les hubiera permitido que me vieran como los demás, una chica inútil y patética. Al salir de casa observaba fijamente, aveces por minutos él árbol de la pequeña Evelin, que nació el mismo día que yo. La musica apaciguaba pensamientos, era la única salida que existente en la que fue mi prisión interna. Vivía con miedo, cada vez habían más cosas con mangas largas en mi armario que ocultaban mi identidad, no me sentía como Clark Kent, al contrario, cuando intentaba ocultarme me sentía como superman, cuando mi yo de verdad emergía, era como la insignificante Clark. En mi temprana juventud como dama muchos chicos conquistaron mi corazón, tomaron de alojo mi corazón pero nadie limpiaba su desastre y cada vez que llegaba alguien temía más por mi seguridad, cuando confiaba en la fortaleza que construía en mi pecho es cuando él golpe dolía más. Mis lágrimas fluían constantemente.
Me fui a vivir donde habita mi reflejo, donde todo se lee al revés, en mi burbuja impenetrable durante unos años, con la ida y venida de muchos chicos desordenados pase a intentar algo con una chica pero solo servía para satisfacerme sexualmente ¿Eso restaba mal? Que más da, mi esperanza de vida nunca creí que pasara de los treinta años. Inventé dentro de mi mente maneras de no deprimirme mintiéndome sobre una falsa juventud descontrolada. Puta para muchas, diversión para mí. Me mantuve virgen para la persona indicada.
Esta desmotivación, me tenia ya en un rincón donde no había mucho que hacer, comenzaba a desconocer él placer, a veces iba o venía, poco a poco se iba perdiendo mi lucidez. Creo que no había nacido para eso del amor. Día tras día, seguía en la lucha constante en donde yo era mi único contrincante.
Sin embargo hasta en la noche más oscuras, habrá siempre un farol que haga a la oscuridad exquisita, que te cambie él panorama y te sientes orgullosa de haber cruzado la penumbra. Mi farol fue efímero como lo puede ser él crepúsculo o él alba, lo importante era saber aprovecharlo, hubiera dado hasta la última gota de sangre para regresar él tiempo y cambiar todo. Mi muralla fue destruida con él soplido de sus labios recorrió por mi cuello. Su sonrisa era coincidencia con él rayo de un sol, su existencia era dependencia del calor de mi sol, aquel que pudo derretir mis manos congeladas y que por un tiempo me fue tan indispensable que me hice dependiente de él, como lo era él agua para las personas, como una madre a su hijo o como la noche para los poetas.
Eramos siempre los más despreciados, los malinterpretados al estar uno encima de otro todo él tiempo, fuimos sueños no cumplidos, seres limitados y no correspondidos, un par de años me lo murmuraba pero mis ojos se enceguecían con lo franco de sus palabras que igual que víbora hambrienta se enrrollaba en mí. Su forma nerviosa de hablar seducía mi escénica al hacerlo naturalmente, siendo acredor a la llave de mi desnudez. Como toda pareja de prometidos tuvimos nuestras aventuras sensuales; uno de nuestros fetiches recurrentes que me hacía hervir la sangre y controlaba mi ser vistiéndome de piel erizada de excitación era hacer en público nuestras aventuras, escondidos sobre la hierva, en un baño público, en las salas de los museos y una vez hasta probamos dentro del baño de una escuela primaria. Mis sollozos en medio del acto eran silenciados con un dulce beso candente que detenía las sospechas de otras personas, por obviedad y no es secreto es que los más astutos en veces se fijaban de nuestra profanación a la moral pública, sin embargo nunca fuimos acusados.
La limerencia de sus actos me enloquecía y a pesar de nuestras inmorales aventuras y siendo él único testigo de mi desnudez me mantuve virgen pues solo él exploraba mi cuerpo con sus ásperos dedos como delgada lijas, y aquello estrecha de manera uniforme cada centímetro de mi suave piel. Jóvenes para él viejo futuro fue la excusa para no intentar quedar embarazada; en algún tiempo soñamos en tener uno o dos hijos pero nuestra juventud nos hacía estúpidos para los cuidados de nuevos integrantes, la falta de tiempo, las escapadas, las peleas, las huidas nos separaban más de nuestro sueño de crear una prospera familia. A meses de nuestro matrimonio él reventó la burbuja que él fue formando desde él primer día que estrechó mi mano haciéndose pasar por él cliché del príncipe azul.
Las cortadas recientes en mis muñecas eran él camino cobarde de mi escaparate. Ha siendo perdido a la ultima persona que podría haberme importado en ese momento, mi imagen se mantenía ajena a mis preocupaciones, cuidar la vista de mis cortaduras me desinteresada.
Aquel día por la tarde caminaba por la calle moribunda, y malherida con una considerable perdida de sangre por él último crimen que cometí sobre mi muñeca con un trozo de vidrio caído de un ventanal cerca de la casa, él despechó fue quien tomó control de mi cuerpo para deslizar él lado filoso por mi muñeca cortándola con un poco de dificultad y harta de los desastrozos resultados tiré de un golpe él vidrio orillando a mi piel desgarrada dejar escapar él precioso liquido escarlata que huía a toda prisa por mi muñeca y repasaba por mi mano hasta gotear como un grito averiado.
Caí sobre el suelo del callejón con la vista nublada y con un pequeño duende sobre mi cabeza que me picaba con una aguja dentro de mí. Los sonidos eran confusos y las lagrimas escaparon de la cárcel de mi orgullo que las tenía rehenes en contra de su libertad.
Con toda dificultad limpié torpemente sobre las boquillas sangrientas en mis muñecas y con las palmas de mis manos les pasé sobre mis ojos y seguí cuidadosa el camino a casa. A unos cuantos pasos, debutó Angélica y en ese momento era incapaz de ver a María. Sorprendida y confundida de su inusual acto de hablar consigo mismo le ofrecí mi ayuda ignorando la fatiga y el cansancio que me provocaba mi perdida de sangre; por mi frente resbalaban gotas pequeñas de sudor.
El tono infantil y cariñoso que cargaba en su aura me hizo olvidar por un momento mi costumbre de no establecer vinculos con extraños. Se ocultaba algo entre manos, a pesar de haberla visto por primera vez, su manera de ocultar era pésima. Puedo recordar como tendí mi mano esperando un saludo, ella correspondió amablemente. Debo suponer que los jadeos de mi boca le dieron una pista para descubrir la cortada en mi muñeca. Al descubrirla, me sentí sucio y culpable como si de matar a un hombre se tratara. La manera en como Angélica hacía sentir a las personas era sorprendente, pudiendose haber tratado de una pervertida y un secuestrador, ella se lanzó a tomarme entre brazos al tiempo que las demás lagrimas cayeron y se resbalaron sobre mi rostro. Luego de mucbo tiempo, anhelaba la privacidd con alguien, el ambiente sucio que nos ofrecía la ciudad no me apetecía hablar mucho; ella insistió en que la llevara a mi casa y más temprano que tarde accedí y con mi corazón latiendo a toda maquina intentando mantenerme viva, sumando la falta de comida en mucho tiempo, el desgaste físico, el estrés y la depresión, sufrí un desmayo en tanto la llave de mi casa giró sobre la cerradura.
Dejando al desnudo mis debilidades y el poder sobrenatural de Angélica y sumando su escencia de ayudar a los demás, aprovechó para satisfacer un deseo egoísta para mantener al mundo a salvo. Aquel día pude haber abandonado el deprimente futuro que le esperaba al mundo. De hecho lo pensé en mis últimos segundos conciente, y a que no adivinas quien apareció sobre mi mente... y bueno, yo solo era su problema...
Mi oscura visión de la no vida, es similar a lo que fue mi vida antes de conocer a Dj, un padeo invisible y ambulante sobre las sombras y las luces, no destacaba mucho en todo y si no lo hice en vida, no pensaba hacerlo después de muerta. Si tenía la suficiente suerte podría encontrar a mis seres amados del otro lado. Sin embargo el poder divino me logró dar otra 《oportunidad》y cuando las oportunidades nacen es porque la vida tiene algo preparado para ti. Angélica no solo abogó para que mis manos lograran ser mágicas, si no que también logró sellar mis demonios, aquellos recuerdos que me hicieron casi perder la respiración y detuvieron mi respiración. El problema es que no sabría si agradecer ese detalle, por un largo rato no sentí tener una personalidad fija, los cambios por los que pasaba no los comprendía ni yo y las cosas venían todas de golpe 《Demonios, magia, angeles, apocalipsis, espiritus, llaves》Al principio la confusión me iba carcomiendo, sin saber que hacer convirtiendome en una inútil, pero no todo fue malo, sobre el camino conocí a nuevas personas especiales, más tiempo que yo, en ellos se encontraba Chrome, menor que yo era tan introvertido sin problemas que sus mejillas podrían ser apapachables todo el tiempo aunque cuando Damian esta cerca todo cambia, su actitud es más fría y negr como si una deidad estuvirra hablando, el primer día que se cruzó sobre el camino, salvó mi vida en multiples ocasiones sin esperar nada a cambio, solo por el hecho que esta bien salvar vidas, porque el no deja que nadie muera, aunque separado el equipo, la brigada de Chrome es lo más importante para él. Sin duda, Chrome era mejor persona que yo.
Ese día que Bao se dejó al descubierto, mi mente estuvo divagando por un buen rato que pareció ser varias horas encerrandome en una prisión mental que intentba hacerme recordar mis tragedias, el actor principal sobre el escenario se hace llamar como yo e intenta tomar mi identidad, no luce como yo, no habla como yo y tampoco tiene mi mismo genero, tal vez no tenga género y la barba descuidada es solo para despistar su agudo rostro con una melena despeinada. Mi sangre fue rechazada por Bao, ofreciendome un poder negativo que casi consume toda mi energía y un segundo más el cansancio me hubiera hecho su victima. De alguna manera Bao y Chrome estaban conectados indirectamente, en mis trances al final del escenario escuchaba sollozos y al caer al suelo después de soltar a Bao, lograba sentir como si conociera a Chrome desde sus inicios, él era como yo, desconfiado, nunca en su vida tuvo algún contacto con alguien de su edad, eso le frustraba y por ello se sentía decepcionado. Las veces que lograba conciliar el sueño, mi mente se transportaba sobre el día que Chrome lo perdió todo, que con solo el silencio, se logró escuchar como las más tristes de las bandas sonoras. Chrome todavía no empezaba a madurar.
- ¿Papá te iras temprano hoy? ¿No podremos jugar antes?- Preguntó Chrome ansiosocon los ojos bien abiertos.
Su padre apretó los puños lo más fuerte que pudo en la puerta de la casa, lo acompañaba el traje que Chrome usaba actualmente y un maletín que si tuviera un solo candado más, luciera como cárcel de maxima seguridad.
- Chrome, regresaré un poco tarde o tal vez, no regrese, pero Damian te cuidará.- Dijo despues de suspirar y con la voz pesada.
- Pero Damian es malo conmigo, siempre me llama débil y muy seguido me ignora...
- Te prometo que no será así.-- Con dificultad esbozó una sonrisa y volvió hasta él acariciando su cabello y besó su frente.- Siempre estaré contigo.
Mis ojos se enflaban en sollozos dentros de mi sueño y hacían conmoverme completamente, la falta de una figura paterna constante y una materna firme me ofertaron una determinación a la cuál no fallaría. Cuidar de los más pequeños y a pesar de no ser su madre biológica, podrían verme como una hermana mayor, alguien en quien podrían confiar y yo podría proteger como si de mis hijos se trataran, digo, mi madurez no cerraba del todo pero representarían lo que alguna vez pude haber tenido con alguien. Helena era muy apegada a mí, siendo como uña y mugre conmigo, a vista no era tan inusual o peculiar, pero para mí era especial y diferente a los otros huerfanos.
La intención de Angélica conmigo nunca fue hacerme parte de su grupo, convertirme en una persona poderosa o útil para ella, el motivo en que recibí los dotes de ella, fue para levantar mi autoestima, al hacer algo que los demás no pudieran, yo me sentiría útil para alguien, pensó en que me sentiría especial y me engrandecería por ello. Al principio me sentía tan mal como un monstruo pero si no fuera por ello, la flecha que Zadquiel disparó en contra de Chrome hubiera logrado su cometido, las balas que se dispararon en la casa original del orfano hubieran lastimado niños o la asistencia que recibió Chrome en contra de los soldados en Singilarity nunca hubiera llegado.
A pesar de todo, no logré detener una flecha, y fue la última vez que llegué tarde, la última vez que le fallé a alguien que dio mucho a pesar que de mis manos no había soltado nada y ahora en esos momentos, quiza su unico amor le intentaba salvar la vida. Desde su partida, seis meses habían transcurrido, tantas cosas transcurrieron con el niño demonio y la damisela santa. Él mundo les echaba de menos, mi presencia les extrañaba pues se fueron sin dejar una despedida y no lograba desifrar que dolía más, la despedida o la huida. Nunca fui religiosa, mis abuelos me bautizaron como una persona católica sin mi permiso y una comunicación casi nula con Dios no me harían una de las favoritas del supuesto señor que hizo todos los mundos y todo lo conocido en la tierra pero a pesar de eso, tenía que hacer el intento de orar por su bienestar. Es algo irónico las vueltas que da la vida cuando la actitud de alguien cambia radicalmente como me obligaron a cambiar.
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Evelin Roldan.
- No se que pensar de ti.- Musitó Udai Esbozando una mueca.
- Yo tampoco se que me pasó.- Contesté.
-¿Así que solo así recobraste la memoria?
- Se podría decir...
- ¿Tienes alguna idea de que pasaría contigo si te llegaras a reencontrar con Dj? Tu torre se derrumbaría, tu te desharías.
- Es posible, el fue un importante capitulo en mi historia, fue quien me trajo un pedazo de cielo a este infierno terrenal. Pero todo se fue al carajo, no quisiera verle, tengo que cerrar el ciclo por tanto daño que me hizo.
- Puede que estés en lo correcto pero...¿Y si tus recuerdos estan incompletos?
- ¿A que te refieres?
- Puede que te falte una pieza dentro de tu historia.- Quitó el parche que cubría su ojo izquierdo y me mostró aquella prueba que regresó del infierno y lo que lo hace temido en la tierra de hombres mientras que debajo del parche no había otro ojo al cual ver.- Una de las habilidades de mis ojos es la videncia, puedo lograr una pequeña parte del futuro y gran parte del pasado, así puedo aprender de mis errores, así se logró hacer la colmena y veo que hay muchas piezas dentro de ti pero una pequeña astilla hace que te veas incompleta ¿Entiendes? Como si como armaras una puerta fragmento por fragmento pero te faltara una astilla gruesa que cubre tanto el lado de afuera como el de adentro.
- Udai, fuera del tema ¿Que puedes ver del futuro?
- No puedo decirlo, no quiero preocupar a nadie.
- Tienes que contarme.- Insistí.
- Evelin, a veces cuando no estas preparada para oir respuestas no tienes que preguntar.
- Estoy preprada para todo tipo de respuesta.
- ¿Conoces a Sansón?
Asentí.
- El creyó estar preparado para todo porque su fé estaba con Dios y a pesar que ningún metodo pudo quitarle todo su poderío, llegó una chica que pudo enamorarlo y aprovechó para quitarle el origen de todo su poder, el cabello. Estar preparada no significa que siempre puedas ganar.
- Tanto misterio me excita.
Udai suspiró con pesadez sin dedicarme su atención.
- Alejate de lo que no entiendas, Evelin, le hará bien a todos.
- ¿¡Cómo puedes decir eso después de la revelación que me diste!?- Grité exaltada en indignación, cruzando los brazos y mostrando indiferencia.
Dejé salir un suspiro mientras comodaba mis cosas para irme de la colmena; Helena debía estar preocupada y aburrida junto con los demás niños, mi ausencia les pesaba en el orfanato y supuse que Udai había perdido las ganas de seguir hablando. Con desdén y provocando otros más de mis berrinches y le quite mi atención para darle mi espalda y retirarme por su gigantesca puerta. Un segumdo antes de salir, las puertas se abrieron de un golpe haciendome perder el equilibrio hasta caer al suelo. Un rechinido frío recorrió por toda mi piel al sentir la lúgubre presencia de un grupo de chicas con ojos rasgados y vestidas de 《Lolitas》con vestidos cortos y de colores vibarachos con un cubreboca cubriendo la maypr parte de su rostro.

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