Capítulo 2

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-Gracias- dijo Kit levantándose, se quitó la camiseta quedándose en sujetador y se envolvió la mano herida- de verdad, Breeze, gracias.

-No vas a contarme que te tenía así ¿verdad?- Kit la miró y negó lentamente.

-Aun no estoy preparada, pero cuando lo esté, serás la primera persona en saberlo- Breeze le frotó el brazo como muestra de confort.

-Vamos a que Destiny te cure esa mano.

Kit siguió a Breeze a través de los edificios de Homeland, mientras caminaban por las amplias calles de la sede de las Nuevas Especies. Los edificios eran impresionantes, construcciones modernas que se alzaban majestuosamente contra el cielo. Las estructuras eran una mezcla de diseño humano y toques de arquitectura especie, con exteriores de metal y vidrio que reflejaban la luz del sol con un brillo deslumbrante.

El aire estaba lleno de diferentes olores, una mezcla de aromas que incluían el césped fresco, el olor a tierra húmeda y la fragancia de las flores que adornaban los jardines alrededor de los edificios. También podían percibirse ligeros toques de especies que se encontraban cerca, cada uno con su aroma distintivo.

A medida que avanzaban por las calles, Kit podía escuchar el bullicio de la vida en Homeland. Risas y conversaciones llenaban el aire, y el sonido de las pisadas de las especies resonaba en el pavimento. A lo lejos, podían escucharse los rugidos de algunos de los machos durante el entrenamiento en el gimnasio, creando una sinfonía de vida que inundaba todo el lugar.

A pesar de la aparente tranquilidad de Homeland, Kit sentía que algo estaba cambiando en su interior. La discusión con Jaded le habia abierto los ojos sobre su comportamiento y sus sentimientos.

-Destiny- gritó Breeze mientras entraba- Hey, Midnight, ¿puedes curarle tú la mano?

-¿Qué te ha pasado?- preguntó la hermosa especie de pelo negro como la noche.

-Golpeé demasiado duro uno de los sacos de la sala de entrenamiento- respondió escueta.

-Ven, vamos- Kit saltó al contacto de Midnight, aún asustada de que le hicieran daño, pero ellos eran su familia, jamás le harían daño a propósito. Midnight fue a retirar la mano, pero ella la detuvo- Por aquí- la guió la hembra.

-Lo siento- dijo mientras se sentaba, a ojos de Midnight era como estar ante un cachorro indefenso.

-No pasa nada, Kit- ella alzó la mirada y Midnight calló.

-Por todo- y diciendo eso se refería a las malas palabras y acciones- he sido mala con vosotros y quería disculparme por eso.

-¿Qué está mal, Kit?- ella no dijo nada, era un peligro para su propia especie y lo sabía, ese momento de debilidad la perseguiría mucho tiempo, pero ¿era debilidad? No sabía muy bien qué era tener la guardia baja, pues ella siempre estaba alerta, siempre estaba esperando algún peligro. Pero si eso era tenerla, no estaba tan mal.

-Nada- respondió escueta mientras Midnight terminaba de curarle el nudillo.

Midnight asintió con gracia, sin necesidad de pronunciar una palabra. Sus manos, suaves y delicadas, se movieron con una destreza experta mientras evaluaba la mano de Kit. Cada toque, cada contacto, era como una caricia de confianza que transmitía calidez y tranquilidad.

Los ojos de Midnight, profundos como la medianoche, centelleaban con un brillo especial mientras trabajaba en la herida de Kit. Cada vez que sus dedos se deslizaban sobre la piel de Kit, una sensación de alivio la invadía. La piel dañada comenzó a sanar a un ritmo sorprendente, como si Midnight tuviera el don de acelerar el proceso de curación.

La conexión entre ellas, aunque silenciosa, era palpable. A pesar de que Midnight no formulaba preguntas con palabras, sus ojos transmitían una comprensión profunda y una empatía que reconfortaba el corazón de Kit. Kit se dejó llevar por esa sensación de cuidado, permitiendo que sus preocupaciones se disiparan y encontrando consuelo en la habilidad de Midnight para sanar, tanto su mano como su alma herida.

-Voy a volver a la habitación, estoy cansada- dijo bajándose de la camilla, miró a su alrededor y cogió una de las batas para taparse.

-Kit- murmuró Midnight. Ella se giró y la miró, negó lentamente ante su pregunta y salió del centro médico.

Caminó hasta el edificio de mujeres y subió de dos en dos las escaleras, pasando por el vestíbulo bien iluminado y decorado con suelos de mármol pulido y elegantes obras de arte en las paredes que resaltaban en colores vibrantes. A medida que ascendía por las escaleras, los suaves murmullos de conversaciones y risas resonaban en el ambiente, recordándole que estaba en Homeland, un lugar donde las especies compartían sus vidas. En medio del vestibulo, se cruzó con Mabel, quien la miró con una expresión extrañada. Kit frunció el ceño y retiró la mirada, respondiendo con un ligero asentimiento a su saludo antes de seguir su camino.

Finalmente, llegó al pasillo de su apartamento, donde la moqueta era suave bajo sus pies y la iluminación tenue aportaba una sensación acogedora. La puerta de su apartamento, tan impersonal como ella misma, la recibió. 

Lo mate porque te estaba usando a ti y tambien abusando de otras especies Kit, las palabras de Jaded retumbaban en su cabeza, no podía, no quería, no sabia como salir del agujero en el que se había metido, apoyo la espalda en la puerta de entrada y se dejo deslizar hasta el suelo. 

A pesar de que ella lo llamó su compañero, sabía que él estaba con otras hembras. El olor de ellas impregnaba su piel, pero ahora se daba cuenta de que un compañero de verdad cuida y protege a su pareja. Él solo la había usado, tratando de ver si podían controlar a las especies a través del "amor". Se sentía estúpida, ingenua y, alzando la mirada hacia el techo, unas lágrimas ardientes se acumulaban en sus ojos. Parpadeó con fuerza para retenerlas, pero falló, y una tras otra, las lágrimas se deslizaron por sus mejillas.

El apartamento de Kit era un reflejo perfecto de su estado emocional: vacío, frío y sin ningún toque personal que pudiera ofrecer calidez o consuelo. Era un espacio funcional, con solo lo estrictamente necesario para sobrevivir. Las paredes desnudas y los muebles básicos parecían un espejo de su propio ser, un reflejo de su interior endurecido por la amargura y el dolor.

Cada rincón del apartamento era como su corazón, desprovisto de emoción y personalidad. No había adornos ni elementos decorativos, ningún rastro de vida, ni siquiera una pizca de color en las paredes apagadas. Las habitaciones eran tan vacías como su alma, y el silencio que llenaba el espacio era igual de helador que su actitud hacia el mundo. No había lugar para el amor, la alegría ni la esperanza en ese lugar, al igual que no había espacio en su vida para estas emociones.

El apartamento de Kit era un lugar estéril y carente de vida, un recordatorio constante de su incapacidad para abrir su corazón a los demás y permitir que la calidez y el cariño florecieran. Como un desierto sin vida, estaba atrapada en su propia soledad, incapaz de llenar el vacío en su interior con algo más que un dolor persistente y un amargo recuerdo. Cada paso en su apartamento era como caminar por los pasillos fríos y desolados de su propia alma.

2. Kit fanfic nuevas especies (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora