Capítulo 1

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La iglesia está en silencio. Ni un susurro y Payton ya no sabe qué decir.

Algo es claro; ella tiene que decir sí, acepto. Pero aquellas dos palabras no salen de su garganta. Y no por nervios, no salen de lo increíble que es que aquello esté ocurriendo.

Se casa, se casa con el amor de su vida.

Ethan le ha propuesto matrimonio, y el día de la boda ha llegado. Y en ese momento, frente a todos, enfundada en un hermoso y largo vestido blanco ella no puede decir las palabras que miles de veces ha querido pronunciar, en ese mismo escenario. No lo duda, simplemente de la emoción las palabras se han ido, y como respuesta sus ojos se llenan de lágrimas. Nunca ha sido muy expresiva con el hombre que tiene a su lado. Es muy callada y tímida con él, y en ese momento sus sentimientos se rebelan. Siempre ha estado enamorada de ese hombre.

Desde el momento en que lo vio supo que él era perfecto: alto, ojos de color, fuerte, cabello lacio siempre perfecto. Pero nada de eso le encanta a Payton más que su sonrisa. Oh, Dios, esa sonrisa, es la luz al final del túnel oscuro de su vida.

Una voz la hace volver de abrupto a la realidad.

-¿Payton? -susurró el juez-. Esperamos tu respuesta.

Sus mejillas se tornan carmesí, todos la miran. Él ya la ha aceptado, de su respuesta depende si la boda se termina bien, o empieza el apocalipsis. De ella depende, sin que ella lo sepa, que él no vaya a la cárcel.

-Y-yo... sí quiero -mira al hombre que tiene a un lado, los nervios se van-. Claro que sí.

Él sonrió, y ella lo vio como si fuera el que dibuja las estrellas en el cielo. Sin saber que su sonrisa no es sincera.

El juez no invita al novio a besar a la novia, Payton frunce el seño ¿ningún beso? Pero era su beso. El primero que le daría a él. No dijo nada.

Levanta la vista, las esmeraldas de sus ojos la observan, y la sonrisa que tiene dibujada hace que el corazón de Payton se acelere, Ethan Sanderson sólo le da un beso en la mejilla mientras toma su mano, el corazón le dolió. No importa se dijo a sí misma habrá muchos más besos en el futuro. Pobre ilusa.

Payton observa la pequeña argolla que rodea el dedo anular de su mano izquierda, es hermosa. Su padre lo mandó a hacer especialmente con una frase que Ethan ha escogido: eres el ángel que me salvó.

Ella no sabe lo literal que es esa oración. Pero su enamoramiento la hace pensar que es lo más bello del mundo. Siempre ha sabido que él no tiene una vida fácil, con ella eso se acabó.

Los aplausos empiezan a sonar, junto con silbidos. La sonrisa de ella se agranda y la de él se hace más tensa. Odia casarse a la fuerza, odia no ser libre, odia no poder buscar a la mujer correcta, odia a Payton Tyler. Y la sonrisa en su rostro lo demuestra, pero ella está segada por esa luz que la ilumina.

-¡Arriba los novios! -grita Elizabeth, la madre de Payton, con una sonrisa en su rostro mientras se acerca a ellos-. Muchas felicidades, a ambos. Ethan, por favor, cuida de mi hija como la joya que es.

-Lo haré, señora Tyler -la sonrisa en su rostro hace dudar a la mujer, pero ella igual no lo contradice.

-Ethan, te recuerdo lo que hablamos -la mirada azulada del hombre le advierte que no bromea-. Cuida de mi luna, ella es la única para mí.

De mi luna. Tom siempre suele llamar a las personas que más ama con algo relacionado al cielo o al espacio. Su esposa tiene el referente de su sol y la pequeña Payton es su luna. Siempre Ethan lo ha considerado como algo tonto, ya que tiene algunas sobrinas a las que les llama cielo, nube, cometa y entre otros menos adorables. Como a su sobrino, Julian, al cual llama Júpiter, sólo por ser enorme. Literalmente enorme.

PaytonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora