A mitad de la noche Ethan siente un cuerpo acurrucándose contra el suyo, el calor que éste emana le parece agradable por el frío que siente en la habitación. En la oscuridad estira el brazo para poder encender la lámpara, cuando la luz de ésta inunda la recamara Ethan tiene que parpadear varias veces para aclarar su vista, regresa la mirada al lado derecho de la cama.
Payton duerme con una paz enorme y una leve sonrisa dibujada en su rostro, al verla así, Ethan solo puede suspirar.
¿En qué demonios te haz metido?Ésta chica te ama en serio y tú solo tratas de pagar tus errores jugando con sus sentimientos.
Él la mira fijamente por unos segundos, su piel es tan blanca que parece de porcelana y le parece tan bonita, pero no siente nada al respecto, los latidos de su corazón siguen igual, nada de mariposas ni nervios.
Con un suspiro, Ethan quita el brazo de Payton con cuidado de no despertarla, se sienta en la orilla de la cama, de la mesita de noche toma su celular, las 3:26 a.m. y va una semana desde que inició su luna de miel a penas, él suelta otro suspiro y pasa una mano por su rostro. La culpa le llega de momento y se siente la peor persona del mundo, porque alguien tan puro llegó a su vida y él simplemente no quiere nada de eso.
Se pone de pie y camina al balcón, al abrir la puerta corrediza el frío aire lo recibe de golpe pero resiste lo mejor que puede. Mira la luna y decide sentarse en el suelo y observarla, recuerda el día que conoció a Payton y todos los días en que ella estuvo involucrada en su vida. Siempre presente, ahí a la distancia, observando atentamente. Siempre con una sonrisa boba, con los nervios y la voz temblorosa cada vez que él se acercaba, con el brillo en sus ojos y ese leve rubor que siempre acompañaba a sus mejillas.
Está sentado durante un tiempo que le parece eterno, observa el cielo y puede escuchar a varios perros ladrar, uno que otro gato maullar, escuchaba el canto de algunas lechuzas, el viento viniendo de allá para acá agitando las ramas de los arboles e incluso a los autos de posibles jóvenes que acaban de salir de una fiesta. El ruido le parece muy tranquilo, pero el frío puede más con él y decide regresar a la cama.
Y ahí sigue ella, con la misma tranquilidad de hace rato, con la leve sonrisa en su rostro y la piel igual de pálida. Un suspiro sale de la boca de Ethan y se atreve a acariciar la mejilla de Payton, moviendo su mano de ese punto a la frente y regresando al lugar donde inició.
–Eres tan hermosa –su piel es cálida y suave al contacto–. No entiendo, eres lo que todo hombre podría querer, eres tan buena, honesta y tratas de hacer lo mejor siempre, pones el corazón en todo lo que haces y te preocupas por todo el mundo, ¿cuál es mi problema? Debería amarte sin si quiera dudarlo.
Ethan desvía su mano del rostro de ella y quita algunos cabellos del rostro de Payton.
–Eres el tipo de mujer que siempre he soñado, eres la mujer que mis padres amarían que lleve a casa y presente como mi pareja, lo eres todo... pero a la vez eres nada para mí.
Se recuesta al lado de la mujer y al sentir de nuevo el calor de él, Payton se acurruca contra su pecho.
–Mereces a alguien que sea capaz de demostrarte su amor con hechos y palabras, que pueda corresponder tus sentimientos y que te haga olvidar que eres capaz de sentir tristeza.
Su mirada cae en el anillo que rodea su dedo anular, piensa en lo lindo que sería amar ese aro y lo que significa, pero no puede.
–Mereces a alguien mejor Payton, te lo haz ganado –mira el rostro de su mujer una vez más–. Así que no entiendo por qué consideras que yo soy lo mejor para ti.
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Payton
Lãng mạnLas personas que se casan son felices, sobre todo cuando el amor los consume como las llamas a una fogata. Payton Tyler se ha casado con el amor de su vida. Él tiene ojos verdes y se llama Ethan Sanderson. La primera vez que lo vio quedó hipnotizada...