-Esto es lo más cerca que podemos llegar chicos-Wade se detuvo al lado de una reja (algo que nos podía brindar protecciom extra) y se giró a vernos-mucha suerte.
-Gracias-respondí-La necesitaremos.
Me colgué la mochila en el hombro y tomé la otra que estaba vacía, en esa irían las cosas que encontráramos. Cerré mis ojos, tranquilicé mi respiración y abrí la puerta para salir del automóvil junto con Glenn.
-¿Brincamos la cerca?-preguntó el coreano.
-A menos que tengas unas enormes pinzas para cortarla supongo que si-miré la parte de arriba y no tenía ningún tipo de alambre que llegará a ser peligroso-Hay que pasar las mochilas primero.
Me la descolgué y la aventé al otro lado al igual que el asiático.
-¿Necesitas...-di un pequeño brinco y me agarré de la parte más alta de la reja, ya que no estaba muy alta, me impulse y después haciendo fuerza con mis brazos pase un pie y después el otro-...ayuda?
Caí del otro lado y Glenn me miraba sorprendido.
-Vamos Glenn, tengo práctica con esto-bromee aunque no era mentira del todo. El coreano repitió lo mismo que yo, sólo que más lento y un poco torpe, lo miré con el ceño fruncido.
-Pensé que eras más ágil-comenté.
-Bueno no necesitaba brincar cercas para entregar pizzas, sólo correr... mucho-dijo cuando cayó, Glenn intentó caminar cuando se dio cuenta que su sudadera se atoró a un fierro suelto de la reja-Grandioso.
-Déjame ayudarte-deshice el agarre provocando un pequeño hoyo en su ropa, hice una mueca pero no dije nada al respecto.
-Wade, quedate aquí hasta que regresemos, si las cosas se ponen feas tal vez tengas que estar preparado para salir lo más rápido posible-vi al hombre moreno tras la reja.
-Si, sobre eso-alzo una sonrisa-La verdadera razón por la que los traje, es porque quería tener una excusa para irme del campamento.
-¿De qué demonios hablas?-no me agradaba lo que estaba diciendo.
-Hablo de que voy a buscar a mi familia-admitió, tuve que haber brincando de regreso la cerca pero me quede ahí, parada como idiota-La ayuda no va a llegar, así que será mejor que vaya por mi mujer y mis hijos. Están a unos kilómetros de distancia no tardaré en llegar a ellos.
-¿Por qué mierda no dijiste eso antes? -el hombre se encogió de hombros-¿En qué crees que nos regresaremos? ¿volando?
-Son astutos-me sonrió y tenía ganas de golpearlo, pero a la vez lo entendía. Encendió de nuevo el automóvil.
-¡No!-gritó el coreano-¡Espere!
Me aventé sobre la cerca pero ya era muy tarde, ya se encontraba a una distancia en la cual me resultaría imposible alcanzarle, ese automóvil nos podía sacar de un gran apuro y en este momento pensaba que cualquier descuido nos podría llevar a la muerte, lo sé muy exagerada. Pero no quiero morir.
-Maldito hijo de...-El asiático me rodeó por la cintura y retrocedió un poco ya que estaba aporreando la reja con coraje.
-Elle, tranquila. No hagas ruido-me giró para que lo viera-Ya encontraremos un vehículo, si no, caminaremos.
Me calmé y asentí. Me agaché a tomar las mochilas y después mirar a Glenn quien estaba nervioso al igual que yo.
-Bien, tenemos que ser silenciosos-dije empezando a caminar.
