Parte.1. Huida

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Toda la mañana había pasado dándole los últimos ajustes a mi vestido de novia. Tan feliz, que me sentía en un sueño. Al atardecer, había recibido una visita que había transformado mi día en un infierno. Abrí la puerta y Alexandre Belle, mi prometido estaba ahí, atlético y definido, de piel tan blanca que ni las intensas horas de sol podían broncear, de cabello muy rubio, casi albo y los ojos azules.

- Hola Naiy.

- ¡Alex¡ ¿Pero y tú qué haces aquí?

Había viajado a Francia hacia unos días, para arreglar todos los asuntos referentes a su trabajo y la venta de su departamento. Para luego volver y casarnos, el se quedaría a residir en el país, conmigo.

- Tengo algo que decirte.

Hasta entonces no había notado lo acongojado que se veía, me preocupe, lo invite a pasar, se sentó y me miro, junto las manos y bajo los ojos al suelo.

- Conseguí un trabajo como corresponsal permanente en una revista de gran prestigio, en Francia.

El era un gran fotógrafo independiente, lo buscaban de varias partes del mundo para que hiciera reportajes que nadie quería tomar. Era arriesgado y valiente. Había realizado más reportajes que todos sus compatriotas juntos, se reía. Pero no tenía el reconocimiento ni la estabilidad de ellos. Y ahora me estaba diciendo que tenía una oportunidad de tener un puesto fijo en una gran agencia noticiosa. Yo me sentí contenta por él.

- ¡Pero eso es buenísima noticia¡ mi amor, no te preocupes, podemos aplazar la boda el tiempo que sea necesario. Todos entenderán.

- Naiy... yo... Paso algo, hoy que fui a Francia... decía mientras se llevo las manos a la cara...

- ¿Qué paso?

- Rie... ella, me consiguió la entrevista, vamos a trabajar juntos. Ella y yo, hablamos y decidimos darnos otra oportunidad.

- Ya no digas más nada entonces.

Conteste mecánicamente, mirándolo sin mirarlo, mientras me sacaba el anillo de compromiso del dedo anular, lo deje en la mesa de café que estaba en medio de nosotros. Me estaba diciendo, que me dejaba por su ex novia Rie Raffaelli, una reportera con estampa de modelo, que se había cansado de despreciarlo y ahora al tronido de sus dedos, me plantaba a las puertas del altar.

- Naiy, escucha yo lo siento, en verdad lo siento, no te he mentido te quiero, pero...

- Mejor cállate y vete, si.- le grite

Mientras me tragaba el llanto. Porque no iba a llorar, no frente a él-.

- ¡Por favor¡ ¡escucha¡ ¡escúchame un momento¡

- ¡Dije que te vayas¡ !ya¡

Alexandre tomo la sortija de la mesa, la apretó en un puño, se levanto y despacio camino a la salida sin mirarme y se fue. Me encerré en mi casa y no quería salir, llore hasta reventarme.

Lo único que pude hacer fue contarles en línea a mis amigas, Ivana, Larisa y Alexia. Me dieron todo su apoyo y me hicieron sonreír, ese dia empezó a unirlos un lazo tan fuerte. Las cuatro estábamos con el corazón roto, Alexia se habia divorciado de su esposo, quien no comprendia su pasión por la escritura, Ivana fue traicionada por su novio, por un contrato con una disquera y Larisa, su prometido la enamoro, cuando el era casado.

Habian quedado que vendrían a mi boda desde Mexico y Colombia respectivamente. Pero esta se había cancelado y di por hecho que ya no vendrían. Pero el momento menos pensado, Ivana, Larisa y Alexia estaban paradas en el umbral de mi puerta. Sin decir nada me abrazaron y nos pusimos a llorar como locas parte alegría, parte desahogo. Las invite a pasar a mi minúsculo departamento, empezamos a hablar, me aclararon el motivo de su intempestiva llegada, explicaron con todo detalle el plan por el que habían venido.

Feuer und WasserDonde viven las historias. Descúbrelo ahora