Capítulo 8.

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Nick:

No me podía creer lo que me había preparado mi niña, cuando me lo contó estaba realmente feliz, a parte por la sorpresa tan preciosa que me había echo, por que íbamos a pasar todo el verano juntos y cuando volviéramos a Denia íbamos a dar un paso más grande en nuestra relación, iba a conocer a mi madre lo cual me causaba nerviosismo, hacía tiempo que no iba a verla y no tenía ni la menor idea de la existencia de Noah y mucho menos de nuestra relación tan preciosa que teníamos.

Cuando llegamos y vi la casa que había alquilado era como la que quería yo cuando era pequeño y al verla no pudo evitar emocionarme, era realmente preciosa. Dejamos nuestra ropa en su sitio y fui a ponerme cómodo hasta que la vi salir del cuarto de baño con una camiseta que le llegaba a medio culo dejándolo ver un poco de este, llevaba puesto el bikini por lo que supuse que querría que nos bañáramos, me puse mi bañador azul turquesa que me llegaba a medio muslo dejando ver la goma de los calzoncillos que eran de marca.

-¿Preparado para el primer día?.- Preguntó pícara.

-Contigo estoy preparado para todo amor.- Le contesté mientras cogía con mis manos su cintura y le di un beso.

Salimos al jardín y pusimos unas toallas en el suelo, le eché crema solar en las zonas donde no llegaba haciéndole un pequeño masaje.

-Ven, que si no te quemaras.- Me dijo mientras ponía crema en sus manos para esparcirla por mi espalda.

-¿Estás preparada tú?.- Le pregunté mientras le miraba con cara de pillo.

Supongo que supuso lo que iba a hacer, ya que salió corriendo por todo el jardín para que no la pillara, pero no le funcionó, la cogí en brazos, como se le coge a la novia para que corte la tarta de bodas y nos tiré al agua haciendo que ella pegara un pequeño grito que enseguida callé.

-Está congelada.- Dijo tiritando.

-Ven, acércate, así estarás mas caliente.- Le contesté y los dos echamos a reír por lo mal que había sonado.

-Éste va a ser el mejor verano de toda mi vida.- Me dijo abraza a mí.

-Pero no será el último mi niña, ya lo verás.- Le dije ates de besarla.

Como me había preparado tal sorpresa decidí que iba a prepararle una cena romántica agradeciéndole el viaje.

Llegó la hora de la cena y mientras que ella estaba en la habitación no sé haciendo el que me dispuse a preparar la cena con la comida que compramos por la tarde, le preparé unos entrantes de langostinos salteados con arroz de coco y piña, un primer plato que era pollo a la miel con almendra y canela, de segundo plato solomillo de cerdo al whisky en cocotte y de postre una copa de tres bolas de su helado favorito, stracciatella con sirópe de chocolate, puse unas velas en forma de corazón en la mesa de la terraza y algunos pétalos de rosa haciendo un camino hasta la mesa de la terraza donde cenaríamos y en la puerta de la habitación sin que se diera cuenta le pegué un post-it que decía:

"Todo es poco para demostrarte cuando TE QUIERO, así que me conformo con demostrártelo durante todos los días, el resto de nuestras vidas".

Le dejé una caja grande enfrente de la puerta para que nada más salir la viera y una nota en la tapa que decía: 

"Ábreme y póntelo, Nick"

Dentro de la caja había un precioso vestido azul turquesa palabra de honor, ajustado en la parte del pecho hasta la cintura y de ahí caía largo y tendido hasta sus pies, un collar y una pulsera de plata que tenían un infinito con nuestra fecha escrita por detrás y unas sandalias de tacón altas de color plata igual que el collar y la pulsera.

Me vestí en la otra habitación con un traje azul marino, unos zapatos negros y con una corbata del mismo color que su vestido y cuando salí me di cuenta que no estaba ni la nota ni la caja delante de la puerta por lo que supuse que se lo estaría poniendo, me dirigí hasta la terraza donde íbamos a cenar y la esperé mientras me fumaba un cigarro.

Apareció por la puerta con todo lo que le había regalado y estaba emocionada y sonriente como siempre y abrió la boca viendo todo lo que le había preparado mientras ella estaba en la habitación de al lado sin enterarse de nada y cenamos tranquilamente, estaba nervioso por lo como le iba a decir lo que quería decirle así que después de cenar intenté empezar. 

-¿Te a gustado mi amor?.- Dije mientras me acercaba a ella y le cogía por la cintura.

-Cariño... es... es precioso, no tenías por que regalarme todo esto.- Dijo mientras le secaba una lágrima que caía por su mejilla.

-Ni tu todo esto mi niña, y lo he echo por que me encanta verte feliz y sonriendo, esa sonrisa que me enamora más cada vez que la veo, nos conocemos desde hace tan solo un año, y siento que te conozco de toda la vida, sabes todo de mi o la mayoría de las cosas y sigues a mi lado, quería regalártelo para que te vieras igual de preciosa que te veo yo todos los días que llevas una coleta, sin maquillaje y con unas mayas y sudadera, y... ¿te puedo pedir algo?.- Dije algo nervioso.

-Claro mi amor, pídeme lo que quieras.- Dijo sonriéndome mientras entrelazaba su dedos con los míos.

-Quiero que estés toda la vida conmigo, verte cada mañana al despertar y que seas lo último que vea todas las noches antes de irme a dormir, darte los buenos días besándote, desayunar contigo mientras te digo lo guapa que eres aun que aún no te hayas arreglado, quiero hacer mil viajes contigo a cada rincón del mundo, que seas mi mejor amiga y mi amante, contarte mil y una cosa hasta las tantas de la mañana mientras aguantas despierta como puedes apoyada en mi pecho, esto no significa nada de momento pero quiero ser tuyo y que tú seas mía para el resto de nuestras vidas, desde que te conocí supe que ibas a ser la mujer de mi vida, la que me robaría el corazón sin duda alguna y ahora puedo decirte, que no me lo robaste, yo te lo entregué sin más sabiendo que lo cuidarías bien.- Dije nervioso pero a la vez alegre y sonriente mientras me arrodillaba en el suelo. Esto no es para mañana, o dentro de 2 meses, simplemente te quiero demostrar que estoy dispuesto a todo por ti, por hacerte feliz el resto de nuestras vidas... ¿Noah Smith, quieres casarte conmigo?.-

Se llevó las manos a la boca mientras se le caían lágrimas sin control deslizándose por sus mejillas mientras sonreía y de repente se puso seria.

-Amor... quiero decirte que me haces la chica más feliz del mundo cada día que te tengo a mi lado, que estaría dispuesta a morir y matar por ti, eres lo más bonito que me a pasado desde hace años, eres el hombre con el quiero compartir el resto de mi vida y quiero que seas el padre de mis hijos, se que has sido el novio perfecto y sé que vas a ser el prometido y el marido perfecto, si no tienes prisa por casarnos, podemos esperar a que hayamos acabado la carrera, estaré dispuesta... SÍ, SÍ QUIERO !!.- Dijo saltando a mis brazos llorando como nunca antes la había visto, pero lloraba de felicidad no de tristeza y en el momento que escuché el SÍ, una alegría inmensa corrió por todo mi cuerpo haciéndome el hombre más feliz de todo este puto mundo.

¿Luchar o rendirse?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora