Capítulo 11.

14 2 0
                                    

Nick:

Habían velas por toda la habitación, muchísimos pétalos de rosa haciendo un camino hasta los pies de la cama y ella arriba con una posición muy sexy a parte de su lencería realmente sexy, estaba preciosa y mientras me acercaba me iba quitando la camiseta dejando ver mi cuerpo musculoso que gracias al gimnasio que había en la calle donde vivía me pasaba allí practicamente 2 horas todos los días, pude ver como se sonrojó al verme.

-¿Esto es un sueño mi amor?.- Le pregunté mientras me acostaba a su lado en la otra parte de la cama.

-No cariño esto es real y lo estoy deseando desde hace tiempo...- Me contestó con una sonrisa un poco tímida y nerviosa por lo que iba a ocurrir, la iba a hacer completamente mía e iba a ser el primero lo cual me encantaba más la idea.

-Dios mi amor... he soñado con este día tanto.- Le decía mientras me iba poniendo encima de ella dándole besos por la boca e iba bajando a su cuello.

Pude notar como temblaba un poco y quise separarme de ella para preguntarle si de verdad estaba segura, pero antes de poder hacerlo enredó sus piernas en mi cadera dejándome inmóvil encima suya por lo que seguí dándole besos con más pasión, ese simple movimiento bastó para que mi "amiguito" se despertara y ella lo notó y me miró sonrojada.

-Amor, si te hago daño, quiero que me lo digas.- Le dije preocupado ya que era su primer vez y sabía que podría doler y hasta sangrar.

-Cariño, se que no me vas a hacer daño, se que serías incapaz de hacerme daño, puede que al principio me duela un poco, pero se pasará rápido, confío en ti.- Dijo totalmente segura de lo que decía.

Empecé a besarla apasionadamente mientras notaba como subía nuestras temperaturas, me desabrochó los pantalones algo nerviosa y mi "amiguito" estaba ya deseando salir, pero me contuve, era la primera vez y quería demostrarle todo mi amor. Le desabroché el sujetador y soltó un pequeño gemido cuando me dispuse a besarle sus pechos y a morderlos con delicadeza, me volvía completamente loco y estaba deseando hacerla mía. Fui dejando un rastro de besos por su cara bajando hacia su cuello, después en sus pechos desnudos y fui bajando más y más hasta llegar a su intimidad que acaricié, toqué, besé y lamí haciendo que ella soltara un gemido, tímidamente metió su mano dentro de mis calzoncillos tocando suavemente mi miembro ya dispuesto a hacerla mía, nos quitamos el uno al otro la ropa que sobraba en nuestros cuerpos y mientras nos tocábamos nos besábamos ya casi estábamos apunto ser uno cuando de repente paró en seco y me asusté.

-Amor...¿quieres que paremos?.- Dije mirándola sinceramente a pesar de tener la entrepierna como la tenía.

-¿Serías capaz de parar ahora...?- Me preguntó.

-Mi amor, por ti haría cualquier cosa ya lo sabes, no tengo prisa ninguna contigo.

Y entonces se abalanzó sobre mi dejándome abajo y ella arriba mientras se movía haciendo que me excitara aún más mientras me besaba y me daba pequeños besos por el cuello, mi auténtica perdición, la cogí por la cintura la miré con cara de deseo y la besé apasionádamente rodeando con mis brazos todo su cuerpo sin dejar un milímetro de aire entre nosotros, dimos media vuelta y me coloqué encima suya ya dispuesto a hacerla mía, volví a tocar su intimidad ya húmeda por el placer que le había dando tocándola y me miró sonrojada y con una sonrisa dándome permiso para continuar, me puse el condón con un poco de su ayuda, la notaba aún nerviosa pero segura de la decisión de hacernos uno.

-Te amo mi amor.- Dije mientras introducía lentamente mi miembro en su intimidad.

-Yo... yo también amor.- Dijo mientras soltaba un pequeño gemido.

No parecía dolerle por lo que continué moviéndome ya dentro de ella, nuestras respiraciones estaban aceleradas, era precioso poder hacerla mía completamente, con todo mi amor, dándole placer de la mejor manera que sabía, entre besos caricias y movimientos suaves, con amor y cariño, mientras nos decíamos cuanto nos amábamos llegamos juntos al conocido paraíso y sin salir de ella la miré con muchísimo amor y sus ojos brillaban de una manera indescriptible, era la mejor mujer que había conocido, mi prometida, mía, ahora completamente mía, la besé y le dije cuanto la amaba antes de salir de ella y tumbarme a su lado que no tardó ni medio segundo en acurrucarse en mi pecho.

-Amor... gracias por esto, a sido maravillosamente increíble... te amo, te amo y te amo.- Me dijo mientras nuestros labios estaban a pocos milímetros.

-Gracias a ti mi niña por aparecer en mi vida, y hacerme el hombre más feliz del mundo a tu lado, gracias por aguantarme en mis peores momentos, por estar siempre a mi lado, conmigo... te amo, te amo y te amo mi pequeña princesa.- Le dije antes de  besarla con todo el amor que sentía por ella.

Me dirigí hacia mi armario donde guardaba mi ropa y cogí una pequeña caja y se la entregué, antes de la abriera leyó la nota que había en un pequeño sobre que decía:

"Mi niña, 1 año a tu lado y me has echo en este tiempo el hombre más feliz del mundo solo viéndote sonreír a pesar de no tener motivos para hacerlo, me encanta hacerte feliz, hacerte cosquillas y rías mientras me llamas "idiota", por que se que lo dices en el momento pero no lo piensas realmente, ahora eres mi prometida, y si antes me encantaba ver tu preciosa sonrisa ahora me voy a encargar de que nadie la borre, tu felicidad esta por de la mía mi, amor. Pienso estar contigo en lo bueno y en lo malo, cuidarte cuando estés malita, escucharte cuando tengas un problema, pienso estar aquí para ti, en cuerpo y alma, por que soy tuyo desde que te vi entrar en clase de química, supe que seríamos mutuamente nuestros, no te voy a fallar jamás amor, estaré aquí siempre y por eso quiero entregarte este regalo, otra muestra de nuestro futuro. Te amo infinito mi niña."

Con lágrimas en los ojos de emoción mientras sonreía se dispuso a abrir la pequeña caja que contenía las llaves de un pequeño apartamento que tenían mis padres como regalo de mi 18 cumpleaños, jamás había ido a esa casa, pero no pude evitar pensar que ese sería nuestro hogar cuando nos casáramos ya que estaba entre medias de nuestras casas, ya había hablado con mi hermano del tema del apartamento y me lo dio sin esperar nada a cambio, sabía que amaba a esta mujer tan perfecta y antes de mudarnos allí definitivamente cuando estuviéramos preparados quería reformarla a nuestros gustos mientras que podríamos usarla de vez en cuando para dormir juntos, para escaparnos de vez en cuando para convertirnos en uno o para cualquier cosa que quisiéramos.

-Nick, ¿esto es lo que creo que es?.- Preguntó sorprendida y con una sonrisa de oreja a oreja.

-Va a ser nuestro pequeño refugio antes de casarnos y... una vez casados podríamos vivir allí.- Le dije con una sonrisa tonta en la cara.

Se abalanzó encima dándome besos por toda la cara mientras me daba las gracias y me decía que la hacía la mujer más feliz del mundo, le expliqué todo sobre la casa, que eran de mis padres, que la reformaríamos a nuestro antojo cuando nos fuéramos a vivir allí juntos y que mientras podríamos darle uso, que mi hermano estaba de acuerdo y más. 

Aun estábamos desnudos en la cama y no se si fue por la noticia que le había echo tan feliz pero se empezó a mover encima mía excitándome y volví a hacerla mía en cuestión de minutos.

¿Luchar o rendirse?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora