CAPITULO 7

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Al fin era de mañana, Darling y yo estábamos emocionados, no era un día despejado pero eso no arruinaría el día.

Desayunamos rápidamente y nos despedimos de nuestros "padres".

Antes de llegar al bosque recordé lo que dije acerca de ser yo mismo, Darling me miro extrañada y de pronto reaccione.

- ¿Qué pasa Daring, estás bien? - dijo preocupada.

- He estado pensando en no decirle a los demás que soy de la realeza, me gustaría que los demás no fingieran que les caigo bien sólo por ser un príncipe - dije sin titubear.

Darling se quedo callada, mirando hacía el suelo, luego volteo a verme con una gran sonrisa y asintió encantada.

Era la primera vez que hacia que Darling cambiara de opinión, eso me sorprendió en cierta forma.

De pronto comenzó a brisnar, así que aproveche la confusión y trote dejando a Darling atrás.

- ¡Vamos, trata de alcanzarme! - le dije divertidamente.

Continuamos corriendo y a medida que lo hacíamos empezó a llover mas fuerte, así que me gire para ver a Darling, ¡ella casi me alcanzaba!, al regresar la mirada vi que iba a chocar con un árbol, traté de esquivarlo, pero me resbalé y caí en un charco de lodo.

Darling me ayudo, al mismo tiempo que reíamos a carcajadas, me señaló el Jardín que apenas alcanzaba a ver por tanta lluvia, estábamos muy cerca, así que proseguimos.

Buscando un refugio toque la puerta lo más rápido posible, de ella salió un Oso hormiguero, con cara de pocos amigos, abriendo paso para que pudiéramos entrar.

Rápidamente supe que era el profesor, y éste pidió presentarnos con los demás.

Mientras Darling se presentaba, me sentía apenado, por la caída había quedado realmente enlodado.

Después de la presentación, me senté en el último asiento de atrás.

Traté de limpiarme, pero era inútil, el profesor comenzó la clase dándome por vencido.

Después de tanto esperar dejo de llover, y salimos al recreo.

Al terminar de limpiarme, me senté en un banco desocupado y empecé a comer mi almuerzo.

Escuche mi espejófono sonar y conteste.

En poco tiempo vi a Darling entre la multitud, le hice una seña y colgó.

Vi que venía acompañada con tres bestias, bueno, en realidad una era una criatura mágica que parecía un ángel, las otras eran una guacamaya y un lobo con un gran moño.

- ¡Daring, por qué no me avisaste que estarías aquí! - volteo a ver a sus acompañantes, cambiando repentinamente la expresión de su cara - ¡Te presento a mis nuevas amigas! -

Después de tanto hablar, había acabado el recreo, en realidad quería que acabará pronto, pues de vez en cuando a Darling se le olvidaba lo que habíamos platicado, y yo trataba de que no se le escapara ninguna palabra innecesaria.

Al entrar al salón, las chicas me dijeron que me sentara a lado de ellas, sabía que era de mala educación tomar el asiento de otro, pero lo hice.

De pronto un leopardo se me acercó diciéndome que me quitara de allí.

Me sentí mal y tratando de disculparme me fuí hacia mi lugar.

Vi cómo la guacamaya discutía con el leopardo.

- ¡Ay que payaso!, ¿por qué lo corriste allá hay más lugares? - dijo molesta.

- Pues si hay tantos lugares, porque se sienta aquí - le respondió.

- Pues sí tanto te gusta estar allí, quédatelo - exclamo y se levantó - ¡vámonos chicas! -

Todas se pusieron de pie, y sin decir más, se sentaron a lado de mi.

Me sentí tan bien, que no podía creer lo que habían hecho por mi...

Amor sin Sentido (ChicoxChico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora