CAPITULO 12

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- Otra vez se callo la repisa, espero no te halla pegado - dijo preocupado.

- ¡No! - mentí para no hacerlo quedar mal.

Aún tenía duda de por qué el rubio se encontraba ahí, así que traté de seguir la conversación.

- Yyyyy... después de que me trajeron, ¿qué pasó? - dije tratando de no sonar tan obvio.

- Pues... - pensaba el tucán - nada, los chicos están celebrando, pero, usted No puede salir aún - dijo seriamente.

No había conseguido nada, tenía que preguntárselo directamente.

- ¡Ha! - exclamo el tucán - a propósito, el joven Charming le dejo esto.

El tucán se giro y me dio un trofeo.

- Todos estuvieron de acuerdo en entregárselo - dijo sosteniéndolo aún, pero no lo recibí.

Creía que al estar en esta situación los primeros en apoyarme serían mis amigos, pero no era así.

- ¿Sabe por que se quedo ese chico? - dije mirando hacia la nada.

- No, sólo me dijo que quería estar a su lado hasta que se repusiera.

- Eso me dejo congelado, él había sido el único que se había preocupado por mi, y yo lo había tratado de la peor manera.

- Disculpe, regreso en un momento, si necesita algo presione él botón - dijo el tucán mientras salia volando de la habitación.

Me recosté en la cama mirando el trofeo, pensado en mis "amigos" y en ese chico, sin darme cuenta una lágrima resbaló por mi rostro.

Después de tanto pensar, me levanté de la cama, aún tenía dolor, pero no quería preocupar a mis padres.

Al llegar a casa vi que mis padres no se encontraban, sentí alivio, dí un paso hacia atrás y choque con un mueble, no fue muy fuerte, pero me pegue exactamente en mi lesión, pegue un quejido de dolor y me sobe, subí como pude las escaleras y llegue a mi habitación, estaba un poco cansado, así que me dormí.

Al día siguiente, decidí no ir al Jardín en vez de eso camine por el bosque tratado de despejar mi mente, después pase cerca del reino, sin dejar que nadie me viera, cuando vi a mis padres salir de allí, subiendo a la carroza.

Al volver a casa, mis padres ya estaban ahí, los salude como de costumbre y me senté a comer.

Ya había puesto mis ideas en orden, le reclamaría a esos supuestos amigos y lo más importante, me disculparía con ese chico.

A la mañana siguiente salí muy decidido de casa, el sol era brillante, era un día perfecto, tenía cosas por hacer y nada me lo impediría.

Vi a los felinos, pero no al chico rubio, al parecer no había ido al Jardín, quería preguntarle a sus amigas, pero no sabía cómo sin sonar preocupado, además de pensar en el que dirán.

Me senté desilusionado, los felinos se disculparon, y me contaron cómo habían celebrado, pero en realidad no les ponía atención, lo único que quería era disculparme con ese chico.

- Pobre del Rubio, espero que esto no afecte sus calificaciones - dijo el leopardo preocupado.

Quería saber a que se refería, pero no podía preguntárselo a él, sobre todo, porque era lo único que le importaba.

Paso casi un mes desde que el chico rubio dejo de ir al Jardín, eso era extraño, así que olvidé mi timidez, y le pregunté a las chicas acerca de él.

- ¿Que no ves que le dio fiebre de lunares? - dijo la chica peliplata.

- ¿Qué, enserio? - sentía que me mentía, pero al ver mi cara de intriga, repuso - es cierto, ahora que recuerdo eso paso un día después de tu estancia en la enfermería -
















                           El Fin

                                 es sólo el comienzo...















Amor sin Sentido (ChicoxChico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora