De nuevo tu...

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Al abrir los ojos, la primera imagen que llego a su mente fue la de el gato, ese gato había actuado de una manera muy diferente con ella, era muy extraño, la mirada de ese hermoso gato negro poseía algo misterioso y hermoso, pero la forma en que la miró el día anterior era mas intrigante.

Su madre notó que ella estaba mas pensativa esta mañana, pero prefirió no hacerle preguntas y estresarla o enojar la o algo por el estilo antes de ir a la escuela.

El clima frío del otoño azotó ferozmente el rostro de Selene cuando abrió la puerta para ir a la escuela, pero no pudo atravesar el pórtico, había un bulto negro brillante acurrucado en la entrada de la casa.

Era el gato.

Estaba acurrucado temblando en toda la entrada de la casa.

La imagen de un indefenso animal durmiendo afuera con el clima del invierno a punto de empezar estremecía las entrañas de Selene, así que se quito su chaqueta y lentamente cubrió a el gato del frío.

Durante la escuela los pensamientos de Selene viajaban una y otra vez a la criatura durmiendo en la entrada de su casa, se había quedado allí toda la noche evidentemente, pero ¿que llevaba a esa criatura hacer algo como eso?

El frío estremecedor ataco toda la mañana a Selene pero ella estaba tranquila al pensar que protegía a alguien que mas lo necesitaba.

El tono de la campana indico el momento de salida, caminaba fuera de la escuela cuando vio una pequeña figura negra.

El gato estaba sentado en la entrada de la escuela mirándola atentamente.

-¿Que haces tu aquí? Deberías ir a tu casa, tu familia debe estar preocupada.

El gato la siguió todo el camino hasta su casa, Selene noto que de alguna manera la mirada de el gato había cambiado, ya no era tan curiosa, su mirada reflejaba cierto aprecio.

Al llegar a casa vio su chaqueta tirada en la puerta de su casa y antes de entrar a casa miro a el gato una vez mas, esa mirada la atrapó por completo, tena algo que ella no podía explicar, se sintió ligada a ese gato, no podía entrar a casa y dejarlo allí solo.

El tiempo fue apresurado, paso velozmente cual rayo de luz, Selene disfrutó tanto la compañía del gato en la tarde que perdió la noción del tiempo.

En la noche, ella dejó unas cuantas sabanas cobijas y trapos por si el gato no iba a casa y dormía en frente de su gasa de nuevo.

Habían pasado algunos días y la rutina había cambiado, se pasaba las tardes con el gato, que siempre aparecía fielmente esperándola fuera de la escuela, durmiendo en la puerta de la casa.

Pero Selene se sentía culpable de que alguna familia perdiera a tan maravilloso gato que cual perro fiel la seguía a todas partes, así que con lastima de la familia y temor de que el gato pasara el invierno afuera buscó la casa a la que el gato debía pertenecer.

Ignorando lo mal que ella podía estar sintiéndose, comenzó a buscar el hogar de el hermoso y misterioso gato negro.





De gato negro a gato negroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora