Infinito

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Capitulo 4

Nick era un chico sumamente agradable, muy simpático, pero me hacía muchas preguntas. Aunque era lindo, y quien sabe... quizás le gusto.

Antes de dormir no podía encontrar mi celular, busqué mi abrigo... y en los bolsillos encontré un amuleto verde, era redondo y de cristal... pero mi celular no estaba.

Lo había perdido en algún lugar.

Miré el reloj del buró, marcaba las 11:34. No era muy tarde, me puse un abrigo y botas, y tomé las llaves de Rita. Salí en dirección al museo. Tenía el presentimiento de que mi celular se encontraba ahí... si no, estaba en la iglesia del puente.

Crucé la ciudad oscura, ni un alma vagaba aquella noche. Hacía más frío de lo usual. Al llegar al museo, noté que estaba cerrado; "TONTA" me dije a mi misma... era obvio

que estaría cerrado. Ya era media noche.

Narra Nick.

Estaba mirando la televisión, una película "The karate kid" de pronto tuve una extraña sensación y mis cortinas se movieron suavemente, me acerqué a la ventana, supuse que

se econtraba abierta, pero no, corrí la cortina y miré por aquella ventana, mi vista se posó en la mansión Klemeet, una de las luces se encontraba prendida, y era tarde

como para que estuviran recibiendo gente, al rededor de media noche. Un escalofrío recorrió mi espalda, tomé mi chaqueta y las llaves del auto de tía Molly. Algo me atraía

a esa casa, pero no lograba comprender que, de todos modos iba a averiguarlo. Al llegar a aquel recinto, me encontré con una vieja camioneta gris, frente a la mansión y una chica ahí parada, apagué el motor del auto y me bajé de el. Me acerqué con paso seguro a la muchacha, con una linterna en mis manos.

- Hey...- dije para llamar su atención, se volteó asustada.

- Nick... que haces aquí?.- Era Melissa.

- esa pregunta es para ti... que haces tú aquí?.- gruñí, era tarde y una chica indefensa no debía estar afuera a esas horas

- yo... vine por mi celular, creo que lo perdí aquí hace unas horas...- dijo

- pero ya está cerrado...- musité

- pero debe haber forma alguna de entrar, no puedo pasar más de dos horas sin mi teléfono, me dará un ataque!.- reclamó.

- conozco otra entrada...- dije, sonriente de poder ayudar.

- genial...- sonrió ella.

Rodeamos la casona, por entre árboles y arbustos muy frondosos. Hasta llegar a la parte trasera de aquella mansión, había escondida una entrada al sótano. Pero estaba tapada por una gruesa enredadera... Joe y yo solíamos entrar ahí.

- Está sellada...- dije tratando de sacar las plantas. Mientras ella me ayudaba a cortarlas noté como finamente puso su cabello detrás de su oreja y frunció el entrecejo, forcejeando con las ramas, de pronto me miró confusa, sacándome de mis pensamientos.

- vas a ayudarme o no?.- gritó. Reí embobado, y ni sé por que.

- claro...- cuando logramos sacar todas esas malesas. Nos encontramos con una gran marca de infinito en aquella puerta, jamás la había visto antes.-

- infinito...- dijo ella tocando el dibujo.

- no tenía idea de que estaba ahí.- susurré.

- que esperas, tu primero.- dijo ella abriendo las puertas a la oscuridad, apunté con mi linterna el fondo del lugar, lleno de telas de arañas y suciedad.

- pero...- me quejé, estaba algo asustado.

- no esperarás a que yo baje primero Nick.- se quejó ella, y tenía razón.

- bien, apunta con esto hacia abajo para poder ver donde piso...- le pasé la linterna y ella apuntó el piso del sótano mientras yo bajaba las escaleras.

- ya llegaste?.- gritó

- es tu turno...- reí, ella bajó con sumo cuidado hasta llegar a mí, me sonrió. Un fuerte viento cerró las puertas del sótano, y ambos reaccionamos con un paso atrás, ella mandó un grito. Me congelé, y ella tenía miedo podía notarlo.- ven, es por aquí.- dije tomando su mano para hacerla sentir segura.

- está frío aquí.- dijo mientras caminabamos en medio de la oscuridad con la linterna, era aterrador. Encontramos las escaleras a la cocina. Y subimos, era una cocina amplia y limpia, muy antigua... nadie la ocupaba eso era seguro.

Cerré la entrada al sótano y nos dispusimos a subir las escaleras de la gran mansión para llegar al cuarto del brujo. Ella apretó muy fuerte mi mano. La miré y le dije:

- tranquila, yo te cuido.- ella asintió y abrimos la puerta. Ella corrió a buscar su teléfono, por entre los libros, y la estantería, yo busqué bajo el escritorio.

- aquí está.- susurró contenta.

- bien, ahora nos vamos!.- dije, tenía un mal presentimiento. El aire se tensó por completo, y ella me miró preocupada, sentimos un gran estruendo. La arrastré junto a mi, bajo el escritorio como lo había hecho horas antes, alguien venía otra ves, pero esta ven no era una persona de carne y hueso, le tapé la boca y abrió aún más los ojos, le indiqué que guardara silencio. Mis latidos se aceleraron, y la puerta se abrió de golpe.

La separación ♥ TerrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora