18.

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—¡Adam!— Gritarón desde afuera de mi puerta, era Eiden, yo estaba acostado viendo por la ventana como se absorbía él día, estaba cansado; en cierto modo no quería salir a caminar hoy.

—¡Adam!— Volvierón a gritar, esta vez si le pare y fui a duras penas hasta abajo de la casa y abrí la puerta.

—¡Hola Adam!— Ella sonrió.

—¡Hey!— Hable sin ánimos.

~ Ella lo notó, ¡Rayos Adam! Ahora pensara otra cosa. ~

—¿Te pasa algo?— Hablo preocupada.

—...Solamente estóy cansado, perdón Eiden— Hable nervioso.

—Esta bien; por que no en vez de la caminata nocturna,...Veamos, ¿Películas?


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Cuando Las Luces De La Ciudad Se ApaganDonde viven las historias. Descúbrelo ahora