La Cambia Formas

El dragón de Jade

Con mucha facilidad me deslice fuera de la ventana, hacía mucho viento y fue un error no llevar mi capa para pasar más desapercibida...de todos modos no era necesario.

Comencé a imaginar que mis extremidades se volvían pequeñas y peludas, con unas pequeñas garras en las puntas. Concentrándome en cada detalle de la criatura en la que me convertía, finalmente lo logré y con pisadas silenciosas pero ágiles me dirigía a mi lugar favorito de todo el bosque; el gran manantial.
Una vez me aseguré que no había nadie cerca deshice mi forma de gato para atravesar de un salto el muro de agua que ocultaba una cueva oscura.

-Creí que ya te habías olvidado de mí.

Aunque ya tenía forma humana, mi gato interior se erizó del susto.

-De hecho yo solo vine para pasar el rato a solas- encendí una pequeña vela que llevaba conmigo.

-Eres muy cruel, lo sabes?- volteé a ver a Cil.

Era una mezcla de lagartija con un murciélago de un color jade, me lo encontré cuando tenía catorce dentro de un tronco partido a la mitad, en ese entonces me pareció genial por su similitud con un dragón pero conforme pasó el tiempo me di cuenta de que no tenía nada de genial (solía ser muy miedoso y la pasaba quejándose de su tamaño). Cuando encontré este escondite lo dejaba aquí para "vigilarlo" a cambio de que yo le llevara comida pero ambos sabemos que el no puedeñ espantar ni a una rana.

-Entonces...¿me trajiste algo de comer? Tengo mucha hambre, este trabajo de guardián te deja agotado.

Saqué de mi bolsillo un pequeño ratón que atrapé en el camino y se lo lance sin mirarlo. -¡Oye! Puedes por lo menos fijarte a donde lo lanzas

-Eso te lo mereces por no cuidar bien de la cueva, de camino vi huellas de lobo- lo miré severa -puedes explicarme porque?-

Ya no me escuchaba, estaba muy entretenido devorando su ratón. Suspire rendida y prendí una antorcha para no caminar a ciegas, la cueva por fuera lucía como una cascada normal pero cuando descubrí todo el espacio de adentro la tome como mía.

Una vez que Cil terminó de comer se durmió inmediatamente asi que pude disfrutar del sonido del agua correr por las rocas y las lechuzas ulular, en momentos de soledad como estos imagino que habría pasado si mi pueblo no hubiera sido atacado por el rey, ¿donde estaría?, ¿tendría hermanos?, ¿Y mis padres?. Me imagino a mi madre con el cabello negro y largo como el mío, labios carnosos, unos ojos negros. A mi padre con el cabello no tan oscuro y ojos azul eléctrico.

"Definitivamente habría sido diferente" pensé antes de apagar la antorcha.

-Buenas noches Cil- susurre y cerre los ojos para luego dormirme.

A la mañana siguiente me estaba ahogando por culpa de Cil, que en medio de la noche se acercó tanto a mi que estaba practicamente en mi cara.

-Hil hítate de ni cara- digo con la boca tapada, como no se movió lo aventé y salió volando para terminar fuera de la cueva mojado. Sale a la superficie escupiendo un chorro de agua.

-¡¿Cúal es tu problema?!

-casi me ahogas, ese es el problema

-¿Yo ahogarte a ti?¿no deberia YO decir eso?

-Por eso ahora estamos a mano- me levanto del piso y salto fuera de la cueva.

-¡Llevame contigo!- sale del agua y me sigue. -No, sabes que es peligroso, si te ven pueden atraparte y venderte o incluso peor...

Me paro y tengo un debate interno, si voy a la cabaña el viejo Ali posiblemente me castigue con horas extra de caza y trabajos (cosa que ya hago) o puedo visitar el pueblo que queda un poco mas lejos de aquí...

...últimamente no visito al pueblo, cambio de dirección con Cil pisandome los talones.

-Si realmente quieres ir conmigo tendrás que ir escondido- rasgo un pedazo de tela de mi vestido viejo de plebeya y cubro gran parte de su cuerpo.

-Te vez...lindo- intento hacerle un cumplido sin burlarme y el me mira feo. Parece un perro vendado hasta las patas. No dice nada el resto del camino y cuando comienzo a pensar que estamos perdidos vislumbro un camino de tierra con un letrero que dice PUEBLO DE NEOS.

Sonrío -ya llegamos.